AM/FM la conexión humana que no necesita likes solo compañía

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Uno de los grandes misterios de la radio es que, al abrir el micrófono, el locutor no sabe exactamente quién está del otro lado. No hay un rostro, no hay un ‘visto’ ni una reacción inmediata, solo una voz viajando por el aire en busca de alguien dispuesto a escuchar. Y, sin embargo, esa es precisamente la magia: establecer un vínculo real con desconocidos que quizá van manejando, trabajando, cocinando o simplemente buscando compañía.

La radio enseña a hablarle a todos y a nadie al mismo tiempo. Construir un mensaje que logre atravesar el ruido de la rutina y se convierta en compañía, consejo o incluso en sonrisa. En cada emisión existe la posibilidad de cambiar el día de alguien, aunque jamás lo sepamos. Esa incertidumbre no es debilidad, es el motor que impulsa a los comunicadores a ser auténticos, a compartir desde lo genuino y a confiar en que, en algún rincón, alguien se sentirá acompañado por lo que escucha.

Conectar sin saber quién escucha es un acto de fe en la comunicación. Es la prueba de que la radio sigue viva porque no depende de algoritmos ni pantallas, sino de voces que transmiten emociones. Y en un mundo cada vez más obsesionado con las métricas y los números, la radio nos recuerda que a veces lo más valioso es simplemente hablar… y confiar.

¿No es esa la verdadera esencia de comunicar: Atreverse a tocar corazones sin saber cuántos estarán abiertos a recibir?

Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la EPCS, con experiencia en la cobertura de la industria de la radio y los medios de comunicación.

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