Cuando ocurre una tragedia, la radio se convierte en un canal vital para mantener informada a la comunidad. La efectividad depende no solo de la inmediatez, sino también de la precisión y la empatía con que se transmite el mensaje.
Un primer paso es reconocer el hecho con claridad, sin exageraciones ni lenguaje incendiario. Esto implica nombrar lo sucedido, señalar su impacto y mostrar acompañamiento a la audiencia. La comunicación debe ser breve, directa y con un tono humano.
En lo operativo, la radio debe alinearse con los protocolos oficiales. Seguir las instrucciones de las autoridades de protección civil y seguridad pública garantiza coherencia en el mensaje y evita la desinformación. Informar sobre zonas de riesgo, rutas de evacuación o indicaciones de refugio puede salvar vidas.
Otro aspecto técnico es estructurar mensajes de servicio público bajo tres ejes: informar, orientar y proteger. Las frases deben ser simples, comprensibles y repetidas con regularidad para asegurar que lleguen a todos los oyentes, especialmente en momentos de caos.
No menos importante es la verificación de fuentes. Ante emergencias, los rumores circulan con rapidez; por ello, el locutor debe confirmar la validez de la información antes de compartirla al aire.
Finalmente, la labor técnica de la radio se complementa con la dimensión humana: ofrecer palabras de consuelo, advertir sobre posibles estafas y recordar que pedir ayuda es un signo de fortaleza.
La radio, en estos contextos, no solo comunica: lidera, acompaña y fortalece. ¿Está tu emisora preparada para responder técnica y humanamente ante una tragedia?
Esta nota fue realizada con base en un artículo publicado por Radio Ink.















