La radio, ese medio que durante décadas fue sinónimo de inmediatez y compañía, parece haber olvidado parte de su esencia. Hoy, muchos espacios al aire especialmente fuera del horario estelar se han convertido en pausas vacías, sin intención ni contenido relevante. La grabación de locutores desde otras ciudades, las listas de cumpleaños que no conectan con nadie, o los descansos de apenas un eslogan antes de una canción, son cada vez más comunes.
Incluso en situaciones críticas, como una emergencia meteorológica, hay emisoras que no están a la altura. Mientras los oyentes buscan guía e información urgente, reciben mensajes automáticos y voces pregrabadas que no ofrecen ningún valor.
El problema no es únicamente del talento al aire. La raíz muchas veces está en la falta de dirección: se ha reemplazado el acompañamiento creativo y las sesiones de control de calidad por lluvias de ideas sin estructura. Se busca lo fácil, lo rápido, lo que “funcione”, sin considerar si realmente conecta.
En una era donde las opciones de entretenimiento crecen cada día y donde el coche es uno de los pocos espacios que la radio aún domina, cada intervención al aire debería tener intención y propósito. No se trata solo de estar presentes, sino de ser memorables.
Si la mayoría de los locutores usan apenas una hora de aire efectiva al día, ¿por qué no convertir esa hora en lo mejor que tienen para ofrecer? ¿Estás aprovechando cada pausa como una oportunidad para conectar?
Esta nota fue realizada con base en un artículo publicado por Radio Ink.
