¿Usted se divierte en su trabajo de radio?

Como director, lo que importa es lo que usted logre inventar para que los talentos a su cargo se sientan queridos, apreciados, que son tenidos en cuenta, que se sientan agradecidos por el esfuerzo. Y si eso lo hace de manera divertida, seguramente logrará el éxito en su empeño.

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Cuando usted se divierte al aire, seguramente está divirtiendo también a sus oyentes. ¡La diversión es contagiosa!

Antes de entrar a trabajar a Caracol, a finales de los años 80, siempre manifesté que no tenía interés en trabajar en una gran cadena de radio. ¿La razón? Hasta ese momento había trabajado en emisoras independientes, donde la relación con las directivas y los mismos compañeros de trabajo es mucho más estrecha.

Hay menos barreras. Si uno necesita algo, habla con el dueño. Si necesita grabar algo, no tiene que pedir un turno en un estudio. Si quiere realizar un evento, se pone de acuerdo con sus compañeros y sale a la calle.

No se pierde tiempo. Las decisiones son inmediatas. Pero, sobre todo, hay hermandad, hay amistad, el trabajo en equipo se da de manera natural u ‘orgánica’, como dirían los expertos de hoy.

Pero, sí, al final sucumbí a las tentadoras ofertas de las grandes cadenas, no solo por los salarios que ofrecían, sino por la posibilidad de expandir mis horizontes y crecer profesionalmente, teniendo presencia en otras ciudades e incluso países.

Pero lo que sí es cierto, es que a pesar de haber contado con excelentes compañeros y haber disfrutado mi trabajo al aire en emisoras como 88.9 Súper Estéreo de Bogotá y Radioactiva a nivel nacional, pocas veces volví a sentir esa camaradería, colegaje, hermandad y diversión como la que tuve en las emisoras independientes de Medellín en las que trabajé.

Ya estando en las dos grandes cadenas, Caracol y RCN, procuré al máximo mantener el buen ambiente, hacer reuniones periódicas donde los directores pudieran mostrar sus logros y preocupaciones, incluso programas de entrenamiento y capacitación en las que los directores de las diferentes cadenas que pertenecían a esas empresas pudieran, no solo aprender, sino departir con sus colegas.

Claro, también salí de fiesta con muchos de ellos, hicimos algunas ‘convenciones’ memorables -como la de Radioactiva en Pereira- y cubrimientos periodísticos de eventos tan extraños como la del eclipse solar del 11 de julio de 1991, que transmitimos desde la ciudad de Ibagué, y promovía la visita a los puestos de transmisión, como disculpa lúdica para fomentar el compañerismo y la integración con el área de ingeniería.

Pero nada se comparó con los buenos momentos que viví con mis primeros compañeros de radio, que más que colegas, éramos una hermandad, una familia que permanecía unida, algo que se manifestó en nuestro paso por esas 3 primeras emisoras: La Voz del Cine, Radio Disco ZH y Veracruz Estéreo de Medellín.

El mismo equipo, conformado por John Jairo Muñoz, Carlos Alberto Ríos, Donnie Miranda y yo renunciamos al mismo tiempo y fuimos contratados de igual manera en dichas emisoras, porque sentíamos que, además de ser un equipo ganador, lo que pasaba con uno, pasaba con todos.

Las convenciones

En un artículo que publiqué en agosto de 2024, llamado “¿Vale la pena asistir a una convención de radio?”, decía que, si alguien quiere estar actualizado, escuchar voces reconocidas, aprender cosas nuevas y hacer amigos del gremio, nada se compara a asistir a una de estas convenciones.

Y uno de mis sueños en las 2 grandes cadenas fue realizar una convención en la que pudiera reunir a la mayor cantidad de compañeros, no solo a las directivas sino a todo el personal de la radio, para compartir experiencias y conocimientos y, sobre todo, para celebrar los éxitos obtenidos.

Infortunadamente, no logré convencer a mis jefes, y considero que esta fue una de mis mayores frustraciones en mi gestión como director nacional de emisoras musicales en ambas empresas.

Y, por el contrario, hoy veo con cierta envidia (de la buena, como decimos en Colombia), al ver cómo la Organización Radial Olímpica acostumbra realizar de manera regular este tipo de reuniones o convenciones.

Justo esta semana, varios de sus talentos compartiron fotos en redes sociales de la forma como disfrutaban de dicha convención.

(Fotos: cortesía de Julio César Lobo y Jhan Marcelo Jiménez)

Sí, todos sabemos que ellos se reúnen habitualmente para hablar de sus logros, para promover el colegaje y, especialmente, para celebrar, para divertirse, para festejar, para pasar un buen rato con música en vivo, playa y diversión.

Y esto es importante, no solo por los aprendizajes y celebraciones, sino como actividad para promover el amor por la empresa, por hacer sentir a sus trabajadores que los quieren, que los aprecian, que valoran su trabajo, lo que al final repercute en un excelente ambiente empresarias y un compromiso serio con la empresa.

Esto hace que, más allá de los excelentes resultados de audiencia o las condiciones salariales que esa empresa pueda ofrecer a sus trabajadores, mucha gente de radio sueñe con trabajar allí o, visto desde otro ángulo, sea tan difícil tratar de ‘robarse’ a alguno de sus talentos para una emisora de la competencia.

Trabajar en radio es divertido

No nos digamos mentiras: muchos de nosotros hemos entrado al mundo de la radio porque se supone que es un negocio divertido. Por eso muchos nos enamoramos de la radio desde el principio y nos animamos a hacer de la radio una carrera.

También por eso es que muchos siguen trabajando en radio, aunque los salarios no sean los mejores. La diversión, el estar cerca de las estrellas de la música, el interactuar con los oyentes, el buen humor que se comparte, esos momentos extraños, absurdos, chistosos y hasta vergonzosos por los que hayamos pasado hacen de trabajar en radio una experiencia muy divertida.

Y, seguramente por eso, yo, a mis 70 años, y al cumplir en agosto 50 años de hacer radio, sigo trabajando en ella, soñando con ella, defendiéndola y animando a las nuevas generaciones a que la hagan.

Desafortunadamente, cada vez es más difícil encontrar esos momentos divertidos. Parece que hoy en día, la diversión falta en el negocio. Alguien decía que pareciera que toda la diversión se la gastaron quienes hicieron radio en el pasado.

Y mientras los altos ejecutivos se centran principalmente en estar pendientes de los ingresos y los gastos, quienes lideran la programación y la creación de contenido deben ser los responsables de dominar el arte de la diversión.

¿Y cómo lograrlo?

El legendario gurú, consultor y hombre de radio Mike McVay, presidente de la empresa estadounidense McVay Media, ofrece 5 recomendaciones para lograr generar diversión en el trabajo de radio, para recuperar esa diversión que se ha perdido, para lograr que la gente trabaje feliz y entregada, que no quiera irse de la emisora y no vea la hora de regresar al día siguiente.

Aquí están sus 5 recomendaciones:

  1. Respete al talento.

Los mejores talentos ven y escuchan las cosas de forma diferente a los demás. Tienen una especie de fiesta en su cabeza a la que pocos son invitados, pero es lo que los hace especiales.

McVay dice que nunca ha conocido a un gran talento que no fuera inteligente, que no pensara siempre en su programa, que tuviera una relación con su público y que no fuera ambicioso, a veces hasta el punto de resultar molesto. Hay que respetar eso en ellos.

  1. Al entrenar, no defina los parámetros de forma negativa.

Las críticas destructivas desalientan a la gente y la inhiben de intentar hacer algo. Ese enfoque le indica al talento que es mejor no hacer nada que tratar de arriesgarse a algo nuevo, pues podría meterse en problemas.

Tenga en cuenta, por ejemplo, que el humor es subjetivo. Puede ser que lo que a él le parezca chistoso a usted no, pero al final, lo que importa es la forma como lo reciben los oyentes.

Lo mismo con las opiniones compartidas en antena, que son parte de la comunicación. Usted podría no estar de acuerdo, pero eso no quiere decir que esté mal lo que dicen.

Los mejores talentos tienen atributos establecidos por los que son conocidos y son marcas. Anímelos al momento de entrenarlos, incluso si eso significa animarlos a hacer algo diferente. Explique el «por qué» de sus sugerencias.

  1. Cree una relación de equipo entre el personal a su cargo.

Esto puede ser mediante una cena trimestral programada regularmente, yendo a un evento deportivo o a un concierto en grupo. La unión, en pequeñas dosis, puede ser muy positiva.

Eso sí, piense primero si la invitación va con su estilo de vida.

Recuerdo que en algún momento llegó un nuevo presidente a la compañía. Cuando salió la siguiente medición de audiencia y los resultados en general fueron satisfactorios, él decisión hacernos una invitación que consideró muy especial: llevaros a una corrida de toros.

No tuvo en cuenta que muchos de nosotros no gustábamos de ese espectáculo. Incluso, muchos de los directores y talentos lo consideraban grotesco, cruel y arcaico, y es posible que lo que fue pensado como una celebración pudo haber tenido el efecto contrario en algunos de quienes asistimos.

  1. Celebre las victorias.

Recuerdo que, cuando al fin terminamos un arduo y prolongado periodo de investigación de mercados en la capital chilena para el lanzamiento y puesta en marcha de Radio Activa, nuestro consultor, Chris Kennedy, insistió en un gran cierre en el que todos los involucrados nos uniéramos en una celebración por todo lo alto.

De hecho, eso quedó plasmado en el cronograma de lanzamiento. Era una tarea pendiente por realizar, ¡y así lo hicimos!

Pero era algo a lo que yo no estaba acostumbrado. Antes de eso, siempre que lanzábamos una nueva emisora o conseguíamos unos buenos resultados, simplemente nos dábamos unas palmaditas en la espalda y seguíamos como si nada…

No celebrar las victorias transmite el mensaje de que ganar no es importante, de que no hay ningún beneficio en ganar.

¡Y los de Olímpica sí que saben hacerlo bien!

  1. ¡Sonría!

Quizás lo más importante para que la diversión vuelva a su puesto sea sonreír. Ser positivo. Fomentar la positividad. Reflexionar sobre el pasado. Ser consciente de cómo los demás perciben sus acciones.

Si usted es un director y su puerta está cerrada la mayor parte del tiempo, hay reuniones silenciosas o apresuradas, los pasillos están en silencio, ¿qué mensaje le está enviando a su equipo?

Sonría.

Es cierto que cada vez se vuelve más común que las empresas de radio recorten su estructura, que despidan empleados y que la afluencia de gente en los pasillos de varias emisoras de radio se vea disminuida.

Supongo que es más difícil que haya ruido y risas en un edificio con poca gente y con el estrés de saber si uno será el próximo de la lista, pero eso no significa que no se pueda crear un ambiente divertido, positivo y creativo.

La diversión no se pierde si no se olvida.

Conclusión

Una vieja frase promocional de la Superestación 88.9 de Bogotá decía: “No importa el tamaño de tu antena, sino lo que hagas con ella”.

Claro, era una forma jocosa y en doble sentido para mostrar que era una emisora creativa y en la que podían suceder cosas inesperadas para el público, pero siento que esa frase también aplica al momento de pensar en generar diversión en el lugar de trabajo.

No importa si la emisora es independiente o pertenece a un gran conglomerado de medios. No importa si eso implica un gasto extra. Lo que importa es lo que usted logre inventar para que la gente se sienta querida, apreciada, que es tenida en cuenta, que se sienta agradecida por el esfuerzo.

Y si eso lo hace de manera divertida, seguramente logrará el éxito en su empeño.

ACERCA DEL AUTOR
Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
Lo puede seguir en Facebook como Oscar.Tito.Lopez y en Twitter como oscartitolopez.
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