Desde joven, se sumergió en el fascinante mundo de la radio, no desde el micrófono, sino desde áreas como la producción, programación y promoción. Esa formación integral le dio una visión completa del medio y, con el tiempo, le permitió convertirse en un locutor con estructura, creatividad y una conexión genuina con la audiencia. Hoy, con más de dos décadas de experiencia, es locutor de SPKTacular 91.7 FM, donde conduce siete horas diarias al aire, combinando entretenimiento, interacción y autenticidad. Él no solo conoce la radio, la vive desde cada ángulo posible.
En esta entrevista, nos comparte cómo fue ese primer y caótico debut al micrófono, qué elementos considera indispensables para sostener la atención de su público, y cómo la libertad creativa ha sido clave en su autenticidad al aire. También reflexiona sobre los cambios que ha visto en la industria, el papel de las redes sociales en la radio actual y los consejos que da a quienes sueñan con encender un micrófono.
¡No te pierdas todo lo que nos dijo sobre su camino en la radio!
Iniciaste en la radio muy joven y desde áreas distintas a la locución, ¿Cómo crees que esa formación integral influyó en tu estilo y visión como locutor?
El involucrarme en todas las áreas me permitió conocer todo el proceso creativo para hacer un programa: desde la idea inicial, hasta su desarrollo, ejecución e incluso cómo venderlo. Aprendí a optimizar tiempos, a planear con estrategia y a identificar cómo conectar con el público en ciertos momentos clave para generar una interacción auténtica. Ser joven me convirtió en una esponja, todo lo quería absorber, todo me llamaba la atención. Esa curiosidad fue mi mejor herramienta. Considero que me ayudó a ser estructurado, a trabajar con orden, y a entender que cada detalle suma en la experiencia del radioescucha. Hoy sé que esa formación me permite tener una visión más amplia al momento de abrir el micrófono.
Tu debut al micrófono lo describes como un desastre inolvidable, ¿Qué aprendiste de ese primer día al aire y cómo fuiste construyendo la confianza que hoy tienes frente al público?
Aprendí a soltarme, a fluir, y sobre todo a improvisar con naturalidad. Esa primera vez ni siquiera pude decir bien la hora, mi voz temblaba y el pánico se apoderó de mí. Me quedé mudo. Fueron cinco segundos al aire que sentí eternos… y los hice todos mal. Pero, de pronto, pasó algo mágico: segundos después de cerrar el micrófono, recibí una llamada a cabina. Era una radioescucha de Los 40 —con quien aún conservo una amistad— que me dijo: “Oye, te escuchas bien…”. Esa frase, aunque breve, me dio un impulso enorme. Bastaron unos segundos para conectar con alguien, y ese momento tan positivo me inyectó la confianza que necesitaba para volver a abrir el micrófono. Por supuesto, también recibí consejos valiosos del Director Operativo, quien me guió con paciencia para ir obteniendo mejores resultados. Con el tiempo entendí que equivocarse es parte del proceso y que la conexión emocional es más poderosa que cualquier perfección técnica.
Has vivido la radio desde distintos ángulos: producción, programación, promoción y ahora locución. ¿Qué parte de todo ese proceso disfrutas más y por qué?
Qué difícil elegir una sola parte, porque me encanta crear. Si tengo que contestar, diría que producción, porque es donde todo comienza, donde las ideas se transforman en contenido. Sin embargo, la locución es la cereza del pastel. Los radioescuchas muchas veces recuerdan a su locutor favorito por un programa en específico, porque les genera una emoción, una costumbre, una compañía. Eso es muy valioso. Si aterrizo mi respuesta, pienso en casos como el de Juan Ramón Sáenz: sin él, “La Mano Peluda” no habría tenido el mismo impacto. La voz y la personalidad del locutor hacen la diferencia. Para mí, producción y locución deben ir siempre de la mano; esa combinación ha sido clave para desarrollar contenidos que realmente conecten con la audiencia y perduren en su memoria.
¿Qué representa para ti tener 7 horas diarias al aire y cómo logras mantener viva la conexión con tu audiencia durante tanto tiempo?
Representa un compromiso enorme, una gran responsabilidad. Tener tantas horas al aire implica estar constantemente activo, actualizado y atento a lo que el público quiere escuchar. Para mantener esa conexión viva, no hay fórmulas mágicas ni secretos ocultos. Creo que la clave está en ofrecer una buena selección musical, contenidos que realmente aporten algo y, por supuesto, espacios para la interacción. Me gusta incluir concursos o dinámicas de destreza, porque al público le encanta participar, ser parte activa del programa. También trato de mantener un ritmo dinámico, sin caer en lo predecible. Escuchar a la audiencia es parte esencial del trabajo, y si ellos se sienten escuchados, entonces seguirán ahí.
Mencionas que Grupo Radiofónico MASS te dio libertad creativa, ¿Qué tanto influye esa libertad en tu autenticidad al aire y en el éxito de tus programas?
Muchísimo. Esa libertad me ha permitido construir una relación horizontal con el auditorio. Yo no impongo lo que deben escuchar; más bien, los invito a que juntos construyamos el programa. Me gusta abrir espacios para el debate, la opinión y la participación sin restricciones. Eso crea un ambiente genuino, cercano. Al final, ellos son quienes deciden si se quedan o no, así que procuro hacerlos sentir parte fundamental de cada emisión. Tener esa libertad también me permite ser auténtico, mantener mi estilo y no perder la esencia de lo que me gusta hacer: hablar con la gente, acompañarlos, entretenerlos.
A lo largo de más de dos décadas en radio, ¿qué cambios te han sorprendido más en la industria y cómo te has adaptado a ellos sin perder tu esencia?
Sin duda, el crecimiento de las estaciones en línea me sigue sorprendiendo. Localmente hay muchísimas, y eso habla de lo accesible que se ha vuelto crear una emisora. Pero más que preocuparme, prefiero ocuparme en mantener una calidad que me permita seguir siendo una opción para quienes aún prefieren la radio tradicional. La clave está en no perder la naturalidad, la espontaneidad y en no tratar de competir desde la imitación, sino desde la autenticidad. Me adapto buscando siempre ofrecer lo mejor de mí, sin dejar de lado lo que me ha funcionado desde el inicio: ser cercano, real y profesional.
La radio ha cambiado mucho, pero también ha sabido resistir. ¿Cómo ves su papel actual frente a las redes sociales y las plataformas digitales?
Creo que, para quienes han sabido aprovecharlo, la radio no solo ha resistido, se ha fortalecido. Las redes sociales son aliadas que permiten una interacción inmediata y constante con la audiencia. Gracias a ellas, podemos conocer mejor a nuestro público, responder en tiempo real, generar comunidad. Las plataformas digitales, por otro lado, han ampliado nuestro alcance: ahora hay personas que nos escuchan desde otras ciudades, países e incluso continentes. Me emociona pensar que alguien puede encontrarnos desde TuneIn o simplemente pedirle a su asistente virtual que nos ponga. Eso nos obliga a seguir mejorando, pero también nos da muchas más herramientas para conectar.
Después de tantas experiencias, ¿Qué consejo le darías a quienes hoy apenas sueñan con encender un micrófono y hacer de la radio su vida?
Enfoque. Ese es el primer paso. Tener claro qué papel juega un locutor y el impacto que puede tener su voz en la vida de alguien es fundamental. No se trata solo de hablar, sino de comunicar, de conectar emocionalmente, de saber transmitir. También es vital aprender a dominar las emociones, porque eso marca la diferencia entre alguien que solo informa y alguien que logra inspirar. Y, por supuesto, hay que hacerlo con pasión. Nadie quiere escuchar a alguien aburrido o sin energía. La radio necesita voces con alma, con intención, con compromiso.
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Esta nota fue realizada por Alpha González, Lic. en Periodismo por la Escuela de Periodismo Carlos Septién García.