Gran parte del éxito que la radio ha logrado conseguir a lo largo de décadas y décadas es su poder de hacer que lo inesperado, es decir, lo que no está en un guion, se apodere de los micrófonos por algunos segundos o minutos. A pesar de que esos chispazos de genialidad gustan mucho a las personas, hay algunos ejecutivos de nuestro medio que odian esos momentos en que los locutores se salen de lo planeado.
Lo impredecible muchas veces puede resultar bien:
- Fomenta la conexión humana
Lo inesperado genera empatía, ya que cuando un locutor suele equivocarse, reírse, contar una anécdota o más, la experiencia se humaniza. En una era de la perfección digital en la que todo se edita y filtra, lo imperfecto se siente real.
- El poder de la improvisación
Estos momentos pueden llevar al locutor a explotar su creatividad, la chispa del humor y la emoción sin tanto filtro.
- El oyente como protagonista de lo inesperado
Cuando el oyente es parte de lo inesperado a través de llamadas, mensajes o notas de voz, el contenido se vuelve más rico y además puede ayudar a que el rumbo del contenido se modifique.
- Lo impredecible como motor de la fidelidad
Cuando el oyente sabe que cualquier cosa puede pasar en su programa favorito, está más inclinado a generar fidelidad, emoción y expectativas positivas.
Actualmente vivimos en un mundo hiper vigilado que tiende al perfeccionismo; el poder de lo impredecible de la radio nos acerca a nuestra esencia humana espontánea.