
Hace mucho tiempo, por allá en 1985, decidí irme a Nueva York a aprender de radio. Aunque mi idea inicial era inscribirme en alguna academia de radio, mi interés real estaba en escucharla, en ver cómo la hacían, en tratar de encontrar las claves de su éxito.
Nueva York es el mercado más importante de la radio en los Estados Unidos y, si quería aprender de ella, tenía que estar allí.
Parte de mi labor diaria consistía en sentarme junto a la radio y escuchar con atención diferentes emisoras para tratar de comprender cómo realizaban cada formato y, lo más complicado pero a la vez emocionante, tratar de decodificar su programación.
Pero al margen de ese análisis muy profundo, la verdad es que disfruté mucho escuchándola como un oyente más. La música de esa época marcó las vidas de muchas personas. Al fin y al cabo, mucha gente sigue considerando que la mejor música vino de los años 80.
Sin embargo, no solo la música era buena, variada y emocionante. También lo eran los locutores, los programas y, muy especialmente para mí, la forma como hacían la producción de las emisoras, sus textos, sus efectos de sonido, su musicalización, el mensaje que transmitían.
Pero escuchando esas emisoras también caí en cuenta de algunos errores que cometían y en los que aún, hoy en día, muchos siguen cayendo.
Las 3 emisoras que más escuchaba en Nueva York en esa época eran WNEW-FM, Z-100 y Power 95.
La que más me gustaba era WNEW-FM porque ponía la música que a mí, personalmente, más me gustaba. Era una emisora de rock con excelentes programas, música fantástica y disc-jockeys que sabían de lo que hablaban, entre ellos el gran Scott Muni.
Pero las otras dos eran las que tenían que ver con mi trabajo porque ponían los éxitos de música pop del momento. Eran las que más se parecían a Veracruz Estéreo de Medellín, la emisora para la cual yo trabajaba por esos días.
Y si en la primera yo quedaba completamente enterado de los nombres de los artistas, los compositores, los productores, dónde y cuándo fueron grabadas esas canciones y toda esa información adicional que a los rockeros nos gusta saber, en las otras dos primaba la música sobre la información.
Aunque Power 95 y Z-100 estaban dentro del mismo formato de éxitos actuales, no siempre tocaban las mismas canciones. De estas dos, yo prefería Z-100, en particular por su “Zoológico de la Mañana”, pero la otra también me gustaba, aunque la escuchaba con menos frecuencia.
Y en Power 95 me sucedió algo que es el motivo de mi artículo de hoy. Había una canción que tenía alta rotación. Sonaba todo el día y me gustaba mucho, pero nunca pude saber cómo se llamaba. Por alguna razón, los disc-jockeys no la anunciaban.
Dos años más tarde, y ya estando de regreso en Medellín, me enteré de que esa canción se llamaba “Point of no return” de Exposé. Lo que pasa es que había sido lanzada en un sello independiente en 1984 y no recibió mucha promoción. A pesar de ello, logró encabezar las listas de música dance en el 85. Pero al no haber figurado en el Hot 100, pasó inadvertido para nuestra emisora y nunca la programamos.
Ya en 1982 me había pasado algo similar. En un viaje a Miami, escuchaba todo el día una canción inspirada en la película “E.T., el extraterrestre”. La emisora Y-100 la tenía en alta rotación, pero nunca anunciaban su título ni su intérprete. Yo quería comprar el sencillo para llevarlo a Colombia, pero sin saber cómo se llamaba era muy difícil y no lo logré.
Muchos años después, ya en los 2000 y gracias a YouTube, pude saber que se llamaba “ET phone home” y la interpretaba Jupiter 8 featuring Kitty Woodson.
A la gente le gusta saber lo que escucha. Le gusta conocer los títulos y los intérpretes. Sin embargo, en la radio muchas veces caemos en el error de pensar que “todo el mundo” conoce esa información. Al fin y al cabo, se trata de los éxitos del momento. Incluso, también sucede con las canciones de catálogo.
Tocar los éxitos, sin importar el formato de la emisora, es nuestra tarea principal. Pero tener locutores que entreguen entretenimiento, compañía y contenido de actualidad es igual de importante para una emisora musical.
Tal como lo he mencionado en otros artículos, hoy la música está en todas partes. Es muy fácil acceder a ella. Ya ni siquiera hay que comprarla. Pero, ¿qué nos diferencia de los servicios y plataformas de streaming? ¿Cuál es nuestra ventaja?
Esa gran ventaja, imposible por ahora de igualar por esas plataformas, es la capacidad de hablar acerca de la música, de los artistas y de la cultura.
Al igual que hace 40 años, hoy en día todavía escucho emisoras que ponen música nueva sin una presentación adecuada. No lo hacen ni al iniciar ni al terminar esas canciones. Y pasa lo mismo con los éxitos antiguos, de los que suponen que todo el mundo sabe cómo se llaman y quién las canta.
La música sigue siendo la razón principal por la que los oyentes llegan a su emisora de radio. Es la base de su marca, es lo que le da identidad a su emisora, y por esa razón sus disc-jockeys deberían estar comprometidos con su presentación.
Un buen disc-jockey debería “vender” las canciones, hablar de ellas como si cada una fuera su favorita; compartir su pasión aunque la haya tocado 1.500 veces. Recuerde que, incluso hoy en día, muchos oyentes piensan que el disc-jockey es quien escoge las canciones que pasa en su turno.
Hasta no hace mucho, las emisoras de radio cumplían la función de lo que hoy hace Shazam, esa aplicación que permite reconocer los títulos e intérpretes de las canciones. Y si no anunciamos las canciones, simplemente les estamos enviando nuestros oyentes a Shazam, SoundHound, Google Assistant o Siri. Gratis. Ellos deben estar muy agradecidos con la radio…
Siempre habrá un período de tiempo en el que una canción es nueva y desconocida para un segmento de la audiencia, y quién mejor que un buen disc-jockey para contarle al oyente cómo se llama, quién la interpreta y por qué es buena, por qué está en la programación.
Así mismo, existen canciones antiguas que la gente canta o tararea, que escuchan en muchas partes y ocasiones, pero que no saben cómo se llaman o quién las canta.
Aunque usted no lo crea, los servicios de streaming darían lo que fuera por tener el alcance que tiene la radio para llegar a millones de oyentes, tanto con música como con locutores. Por eso se trabaja tan intensamente en la inteligencia artificial para la locución, y por eso Apple ha lanzado sus propias emisoras globales de radio, Apple Music Hits, Apple Music Dance y Apple Music Country.
Como talento al aire, usted tiene la capacidad de contar historias acerca de las canciones y los artistas, así como de las historias de fondo que traen sus letras. No tiene que contar una historia larga y detallada de cada tema, pero sí puede sorprender al oyente con algún dato de interés, alguna anécdota curiosa o un dato desconocido del artista.
Dele valor a su trabajo. Usted fue contratado para hablar entre las canciones, así que debería hacer el mejor esfuerzo por lucirse con cada salida al aire. Muéstreles al público y a sus jefes por qué fue escogido y cuáles son sus destrezas.
No deje que la música suene sin darle un valor agregado. Hable con el oyente. Dígale de qué trata la canción. Siéntase emocionado con sus historias y contágielo con su estado de ánimo.
Conclusión
En la actualidad me encuentro realizando un programa de baladas en español de los años 70 y 80 en las emisoras Radio Somos de Chile (lunes a viernes, 7 a 8 P. M. hora de Chile).
El programa se llama “Placeres culposos”, haciendo referencia a que es posible que haya gente a la que le da un poco de vergüenza admitir que le gustan esas viejas canciones, pero que en el fondo le encantan.
Y si escuchan el programa, se darán cuenta de que siempre trato de entregar, no solo el título y el intérprete, sino las historias detrás de esas canciones.
Los oyentes se lo merecen. Muchas veces, es lo que desean. Si fuera solo por la música, se irían a Spotify o YouTube. Nuestro trabajo consiste en entretener e informar. No defraudemos al público. No le demos razones para irse a otras plataformas. Hagamos bien nuestro trabajo y los mantendremos enganchados por más tiempo.
Y seguramente mañana volverán por más.

Tito López hace radio desde 1975 y ha creado formatos radiofónicos exitosos en Colombia, Portugal, Chile, Panamá y Costa Rica.
Es coach de talentos, intérprete de investigaciones de audiencia, productor, blogger, libretista y conductor de programas de radio.
Lo puede seguir en Facebook como Oscar.Tito.Lopez y en Twitter como oscartitolopez.