Muchos de quienes trabajamos en radio hemos visto con cierto recelo algunos de los equipos que, generalmente, están ubicados en un gabinete o estante, ya sea en la misma cabina o en una sala especial.
Siempre nos han advertido que esos equipos no se deben manipular, porque afectarían la calidad del sonido que está emitiendo la estación. Pero esa prohibición, y el saber que de esos equipos depende la calidad del sonido, hace que nuestra curiosidad se despierte y que nos den más ganas de manipularlos y tratar de configurarlos según nuestro gusto.
Y es un impulso muy natural que no solo nos ocurre a quienes trabajamos al aire sino, incluso, a personas de otras áreas diferentes a la de ingeniería, por ejemplo, la gerencia, como veremos más adelante.
Aunque cada emisora maneja su infraestructura técnica de manera diferente, especialmente en lo que se conoce como la cadena de transmisión, lo más habitual es que en esos gabinetes o racks encontremos un procesador de audio, un generador de estéreo y un transmisor de enlace.
Bueno, entre otros equipos también pueden ver allí un distribuidor de audio -hace años le decíamos ‘clavijero’-, un procesador de efectos, algunos equipos de monitoreo y medición, y la unidad de alimentación ininterrumpida de energía (UPS), que mantiene los equipos encendidos por un rato cuando hay un corte de energía.
Pero de todos ellos, seguramente lo que más despierta nuestra curiosidad y al que más ganas nos dan de meterle la mano, es al procesador de audio, que muchas veces confundimos con un ecualizador.
Y aquí vienen un par de anécdotas de la vida real.
Recuerdo que en Caracol tenía un jefe muy inquieto, hiperactivo y cuidadoso de los detalles, pero sobre todo, muy curioso.
Este señor, aprovechando su alto cargo, era feliz manipulando los controles del procesador de audio sin haber estudiado ni entender su funcionamiento. Los técnicos, para evitar que siguiera tocando esos instrumentos, primero decidieron cubrir el procesador con una placa acrílica transparente, que solo se podía abrir con una llave.
A pesar de eso, él trataba de meter los dedos por debajo de la placa, movido por su afán de lograr el sonido deseado. Esto hizo que el área de ingeniería decidiera sacar estos equipos de las cabinas y llevarlos a la llamada ‘Sala de conmutación’, donde había otros equipos de transmisión.
Pero mi jefe nunca se dio por vencido. Con un radio en la mano llamaba a la sala de conmutación para que alguno de los técnicos configurara el sonido de acuerdo con sus instrucciones.
De esta forma, era común escucharlo decir, “o sea, o sea, póngale un poco más de bajos… ahora, un poco más de brillos. Le falta cuerpo al sonido. Súbale a la modulación…”
Al otro lado del teléfono, muchas veces el técnico -que ya conocía el comportamiento de mi jefe- le decía que estaba siguiendo sus órdenes, aunque la mayoría de las veces ni siquiera tocaba un botón. Al final mi jefe quedaba convencido de que había ajustado el sonido tal como lo deseaba, aunque realmente no había cambiado en nada.
Y es que la percepción de la calidad del sonido es algo supremamente subjetivo.
Por esta razón, esos equipos traen preconfigurados algunos estados, lo que facilita el trabajo. De esta forma, solo hay que configurar el procesador con una ecualización para pop, rock, jazz, música clásica, radio hablada y otras preconfiguraciones de fábrica.
Y lo más curioso, por ejemplo, es que aunque se trate de una emisora de baladas en español, es probable que le funcione mejor la ecualización predeterminada para una emisora de rock o de jazz. Como digo, el sonido es algo subjetivo, y es el director de la emisora o el gerente quien al final decide cuál debe ser la configuración ideal, siempre apoyado en el departamento técnico, que es el que tiene el conocimiento apropiado.
Ahora, aparte del procesador de audio, también es posible que el director o los mismos locutores traten de ecualizar la emisora a su gusto. Y es muy fácil caer en graves errores.
Por ejemplo, la idea para escribir este artículo proviene de una emisora que venía escuchando ayer en mi carro. Vivo en un sector de la Riviera Maya a donde llega perfectamente la señal de la emisora Sol Estéreo de la isla de Cozumel.
Aunque la música y la locución suenan muy bien, algunas de sus promos, identificaciones y separadores se vuelven a veces ininteligibles, probablemente por el afán del locutor o del productor de que la voz suene más grave. En pocas palabras, le aplicaron tantos bajos o graves que no se entiende lo que dicen.
Algo parecido sucedió cuando lanzamos la emisora Oxígeno en Bogotá. Para su lanzamiento se compraron los equipos más nuevos, y entre ellos venía una consola mezcladora de transmisión que permitía ecualizar cada uno de los canales de entrada.
Su director, y sin consultarlo con el área técnica, decidió resaltar los bajos y los brillos de la música y de la locución basado en lo que escuchaba en los monitores de la consola. Aunque dentro de la cabina se escuchaba muy bien, el sonido al aire estaba totalmente distorsionado, y afortunadamente me di cuenta muy rápido y pudimos corregir el error.
¿Qué es un procesador de audio?
Como dije arriba, muchos confunden el procesador de audio con un ecualizador, y eso es un error.
Y aunque un procesador sí permite ecualizar el sonido, su funcionamiento básico comprende 2 opciones: el manejo del volumen que percibe el oyente en su radio y la ecualización, todo en un mismo proceso. Me explico:
Volumen:
Controlar el volumen o nivel de ganancia es vital por varias razones, especialmente para hacer que la experiencia auditiva sea más placentera para los oyentes. No sé si le ha pasado que al escuchar una emisora en streaming por internet se notan cambios bruscos de volumen entre una canción y otra o con respecto a la locución y hasta las promos y cuñas grabadas.
Esto puede suceder, precisamente, porque la señal que sale de la consola para internet muchas veces no pasa por un procesador que permita nivelar el volumen de los diferentes audios que suenan en la emisora.
Para lograrlo, un procesador puede limitar o comprimir la señal, para lograr un volumen constante y parejo. Algo parecido a lo que hacemos cuando nivelamos el sonido en una grabación de audio.
Pero más importante aún, el no controlar el volumen puede crear variaciones repentinas y grandes en el nivel, lo que puede dañar los elementos del equipo que hacen parte de la cadena de transmisión, incluidos los tubos o válvulas, o los semiconductores en las etapas de salida de potencia.
Ecualización
Las partes del espectro audible, graves, medios y agudos, a menudo los encontramos en los equipos de sonido de nuestras casas, en los autos y en los equipos de amplificación de los músicos, pero en realidad se trata de una simplificación del proceso de ecualización.
Para el procesamiento de audio profesional es preferible dividir el espectro audible en varias bandas, tal vez hasta diez. Luego, se aplican ajustes y modificaciones de procesamiento de audio a cada una de esas partes del espectro individualmente.
Además de la ecualización una señal puede ser expandida, lo que aumenta el volumen durante los períodos de silencio, o limitada, lo que agrega un límite a los sonidos más altos y evita que superen un cierto umbral.
Una señal también puede ser una mezcla de ambas, limitación y expansión, lo que suprime los sonidos altos y comprime al máximo los mínimos y máximos, “aplastando” efectivamente el sonido.
Pero hay que tener cuidado. La cantidad de procesamiento que se le añada a una señal puede hacer que sea demasiado densa, lo que podría sonar a muy alto volumen para el oído humano.
Agregar demasiado procesamiento, aunque haga que el sonido se escuche ‘fuerte y claro’ en la radio, también hace que el oído se canse mucho luego de escuchar esa señal por un rato. A esto se le conoce como ‘fatiga auditiva’, y a menudo hace que las personas apaguen o cambien de emisora.
Y dentro del proceso de ecualización de radio hay un control comúnmente visto, pero muy mal entendido en cualquier procesamiento de audio. Me refiero al ‘gating’, una palabra inglesa que se puede traducir como abrir o cerrar una puerta.
El ‘noise gate’, o simplemente ‘gating’, se trata simplemente de un circuito que silencia la señal de audio cuando está muy bajita, por debajo de cierto umbral, haciendo que la señal sea más silenciosa y elimine el ruido de fondo.
El nivel más bajo de ruido definido en ese umbral se refiere al ruido general y a los sonidos de bajo nivel que no agregan ninguna información al audio, haciendo la señal mucho más limpia.
De esta forma, por ejemplo, es posible dejar un micrófono abierto sin que se escuche lo que está pasando en la cabina, y solo comenzará a transmitir el sonido cuando el locutor hable.
Procesamiento
En su forma más simple, un procesador de sonido es solo un limitador de audio que mantiene las transmisiones dentro de los niveles legales al evitar que sean demasiado fuertes (el término técnico es «desviación excesiva»).
Esto está bien para mantenerse dentro de los parámetros legales, pero lo cierto es que cuando se usa el limitador ya comienza a haber una degradación del sonido.
Para cumplir con la ley de comunicaciones, lo más fácil sería simplemente establecer los niveles de audio de la emisora lo suficientemente bajos para que nunca superen los límites establecidos. El problema es que esto le bajaría mucho el volumen o modulación a su transmisión y sonaría muy ‘pasito’.
Para evitar este problema, la solución es el procesamiento de audio multibanda. Prácticamente todas las estaciones comerciales de AM/FM lo usan. La principal ventaja es que este procesamiento aumenta el volumen de la transmisión, al tiempo que evita la desviación excesiva.
También hay algunos beneficios adicionales, aunque también puede haber dificultades: los procesadores de audio tienen muchos ajustes disponibles, y cuando se configuran incorrectamente pueden hacer que las transmisiones sean agotadoras de escuchar, tal como sucedió en los ejemplos que mencioné más arriba.
Ahí es donde entran en juego el conocimiento, la habilidad y el oído de quien opera el equipo. Cuando los procesadores de audio están ajustados correctamente pueden hacer que toda la emisora suene mejor y más profesional, y por eso no cualquiera puede configurarlos a su gusto.
Para entender qué hace y cómo funciona un procesador hay que conocer sus tres etapas principales:
- AGC: Siglas en inglés de Control Automático de Ganancia: Esta sección actúa un poco como un operador humano sentado manejando la consola.
Si la música o el locutor suenan muy bajito, ese AGC aumentará lenta y suavemente el nivel de audio. Si, por el contrario, lo que se emite tiene demasiado volumen, el ACG lo baja lentamente.
Esta función por sí sola es increíblemente útil en la radio, especialmente cuando muchos presentadores y operadores no tienen experiencia y tienen un control deficiente de sus niveles de audio, que es lo que sucede con muchas de las emisoras de radio por internet.
- Compresor o limitador multibanda: Esta sección es la parte inteligente. Divide el audio en varias bandas de frecuencia (a menudo 5 o más) para que los sonidos graves, medios y agudos se procesen por separado.
Esto evita todos o casi todos los problemas de los limitadores básicos de banda única mencionados anteriormente. Cada banda está comprimida en un rango dinámico, es decir, los bits silenciosos se potencian y los bits ruidosos se reducen.
Esto es similar al AGC anterior, pero se hace mucho más rápido. Y es con esta función con la que se puede conseguir ese sonido único y diferente de la emisora, ya que usted puede alterar drásticamente la naturaleza tonal del audio para que se ajuste a su sonido ideal.
- Limitador final: Este es un limitador de acción muy rápida que corta los picos de señal restantes para garantizar que las transmisiones estén dentro de los parámetros legales y que no se desvíen demasiado. Procesadores de audio que no están hechos para radio y que son fabricados por algunas de las marcas más baratas no cuentan con esta etapa.
Beneficios del procesamiento de audio
El procesamiento de audio es realmente importante para una estación de radio. Usted puede optar por equipos de procesamiento por hardware como Orban Optmod, Omnia, Solidyne, Telos o el DSPX más asequible, o por soluciones de software.
El procesamiento de audio proporciona algunos beneficios que los oyentes de radio a veces ni siquiera conocen. Por ejemplo, la reducción del rango dinámico causada por el procesamiento hace que escuchar en ambientes ruidosos (particularmente dentro del carro) sea mucho menos difícil.
En la música que tiene un amplio rango dinámico, los momentos más suaves a menudo se pierden por completo por la presencia de ruido de fondo. Y esto es crítico porque hay que recordar que muy pocos oyentes escuchan en un ambiente perfectamente silencioso.
Si hay un pedazo de la canción que suena muy suave y de repente entra una parte fuerte, esto puede ser altamente incómodo y molesto para el oyente, tal como sucede con muchas emisoras online.
En el auto, el rango dinámico no puede exceder los 20 dB sin causar estos problemas. Un procesamiento de audio competente puede reducir el rango dinámico de la programación sin introducir efectos secundarios molestos.
Además, el material de los programas generalmente proviene de una variedad de fuentes que cambian rápidamente, la mayoría de las cuales se produjeron sin tener en cuenta los balances espectrales de los demás.
La limitación multibanda, cuando se usa correctamente, puede hacer que los cambios entre esas diferentes fuentes de audio sean mucho más consistentes.
Y como mencioné atrás, la consistencia y la limitación multibanda son vitales cuando una emisora desea desarrollar un sonido característico, único y que marque una personalidad contundente. En el fondo, lo que se busca es que la escucha de la emisora se convierta en una buena experiencia para el oyente.
Y no olvidemos que las autoridades reguladoras en la mayoría de los países tienen poca tolerancia a la modulación excesiva, lo que hace que la limitación de picos sea obligatoria para las señales destinadas a las transmisiones reguladas de AM y FM.
Conclusión
Si usted tiene a su alcance un procesador de audio de la emisora donde trabaja, no trate de cambiar sus parámetros. Podría causar un daño muy grande al sonido general de la estación.
Preferiblemente acuda al área técnica o de ingeniería, dígales qué espera del sonido, cómo lo desea, haga que ellos entiendan sus necesidades y acompáñelos en el proceso.
El arte del procesamiento de audio se basa en la idea de que sus beneficios se pueden lograr mientras se le da al oyente la ilusión de que nada ha cambiado; de que el sonido que escucha en su radio es completamente natural.
El procesamiento de audio exitoso realiza las modificaciones deseadas en el campo electrónico mientras presenta un resultado que suena natural y realista.
Hola. Muy interesante e informativo este artículo.
Y por favor si pueden responder está duda que tengo hace mucho tiempo: de dónde sacan las canciones las radios? Cual es la fuente? Será de YouTube o Telegram? Ya que siempre se escuchan bien, así sean viejas. Me imagino que si las descargan y no tiene buena calidad, el procesador de audio le coloca la calidad deseada?
Luis, muchas gracias por tus comentarios. Y en cuanto a tu pregunta, casualmente estoy trabajando en un artículo que publicaré próximamente acerca de ese tema.