Luciano pasó toda su infancia fascinada por la radio y la música. Escuchaba programas de radio hasta altas horas de la noche, y grababa canciones en cintas de cassette para poder escucharlas en su Walkman mientras caminaba a la escuela.
A medida que crecía, el sueño de trabajar en una estación de radio se volvía cada vez más fuerte. Cuando cumplió 18 años, decidió ir a la universidad para estudiar comunicaciones. Aunque no tuvo la mejor experiencia universitaria, donde se enfrentó con compañeros de clase arrogantes y profesores poco motivados, nunca abandonó su sueño.
Después de graduarse, Luciano empezó a enviar curriculums a todas las estaciones de radio en la ciudad, pero nunca recibió una respuesta. Desanimado, empezó a trabajar en una tienda de discos para poder ahorrar dinero y eventualmente mudarse a otra ciudad en busca de nuevas oportunidades.
Fue durante su tiempo en la tienda de discos donde Luciano comenzó a actuar como DJ en bodas y fiestas de cumpleaños. A medida que se volvía más popular como DJ, empezó a recibir más y más ofertas de trabajo. A pesar de su éxito como DJ, nunca perdió de vista su sueño de trabajar en una estación de radio.
Finalmente, después de varios años de intentarlo, Luciano recibió una llamada de una pequeña estación de radio local, ofreciéndole un trabajo como locutor. Estaba emocionado por la oportunidad, pero al llegar a la estación se encontró con una realidad muy diferente a la que había imaginado.
La estación de radio parecía más una habitación de almacenamiento que un estudio de transmisión. No había ventanas, sólo un par de computadoras y dos micrófonos de baja calidad. No había una decoración colorida ni una amplia colección de CDs, y el ruido del ambiente era constante mientras las bocinas distorsionan la señal.
Luciano se sintió desanimado al darse cuenta de que sus expectativas de un estudio de grabación moderno y bien equipado estaban muy alejadas de la realidad. Había imaginado un lugar con grandes dimensiones, con una elegante recepción y un personal amable que le ofrecería café. Pero la realidad era diferente.
Sin embargo, a pesar de la decepción inicial, Luciano decidió hacer lo mejor que podía con lo que tenía. Empezó a trabajar duro y a tomar el control de su programa de radio, creando una experiencia única y auténtica para sus oyentes. Poco a poco, la estación de radio empezó a ganar popularidad y su programa se convirtió en uno de los más escuchados de la ciudad.
Con el tiempo, Luciano se dio cuenta de que su verdadera pasión no era solo ser un locutor de radio, sino ser capaz de impactar en la vida de las personas que lo escuchaban. Descubrió que la verdadera magia de la radio no estaba en la cabina colorida ni en la gran colección de CDs, sino en la conexión que sentía con el mundo y con las personas que lo escuchaban.
A medida que su programa de radio se volvía más popular, Luciano se dio cuenta de que tenía la capacidad de hacer una diferencia real en la vida de las personas. Comenzó a hablar abiertamente sobre temas importantes, como la salud mental y la igualdad de género, y a conectarse con sus oyentes de una manera más profunda.
La novela sigue la trayectoria de Luciano mientras crece y evoluciona en su carrera de locutor de radio, y como él aprende a valorar su trabajo en una estación de radio pequeña y en apariencia poco atractiva. La historia es un poema a la perseverancia y la pasión, y muestra que, aunque a veces las cosas no salen como uno espera, siempre hay una manera de encontrar algo valioso en ellas.