La radio es un medio de comunicación muy especial: a diferencia de los medios impresos, o incluso de los digitales, todo lo que decimos o hacemos en radio desaparece o se desvanece en el aire tan pronto lo transmitimos.
Se podría decir que, comercialmente, somos unos vendedores de ‘aire’, literalmente hablando.
Y si creemos que vender ‘aire’ es un engaño, estamos muy equivocados. El público sigue usando la radio para informarse, entretenerse, divertirse, sentirse acompañada y, es verdad, para saber qué productos y servicios hay en el mercado, cuáles son las mejores promociones y gangazos y qué beneficios puedo obtener de todo esto.
Sin embargo, también es cierto que quienes trabajamos en radio somos felices diciéndonos mentiras, piadosas muchas de ellas, pero mentiras al fin y al cabo.
Hace muchos años trabajé con un veterano de la radio en Medellín a quien conocíamos como ‘Camajín’ Cardona. Él era el encargado de asegurar que todos los equipos en cabina funcionaran bien y coordinaba las transmisiones remotas.
En esa época, a finales de los años 70, las transmisiones en exteriores se hacían vía telefónica, y ‘Camajín’ me contó una historia difícil de creer:
Me aseguró que para un remoto que tenía que hacer debía conectarse a un poste telefónico que estaba alejado del puesto de transmisión y que, afortunadamente, por allí existía una línea de tren. Entonces, según él, tomó una decisión ganadora.
Tomó los dos cables de la salida de la consola y los pegó uno a cada lado de la carrilera, y en el otro extremo, junto al poste, sacó otros dos cables para conectarse con la línea telefónica. En vista de que los rieles son de hierro, la señal podía viajar por ellos y pudo, según él, sacar así la transmisión sin contratiempos.
También recuerdo a uno de mis jefes que le encantaba manipular los procesadores de audio sin saber cómo hacerlo. Era tan intenso que los técnicos tuvieron que cubrir los botones con una placa de acrílico que solo podía retirarse abriendo un candado.
Sin embargo, él seguía insistiendo. Entonces se sentaba junto a su radio a todo volumen y llamaba al técnico para que le pusiera más bajos o más brillos a la señal.
El técnico sabía que había hecho su trabajo a conciencia, siguiendo los parámetros recomendados, así que no le hacía caso a las instrucciones que mi jefe le daba por teléfono.
Cuando le decía “póngale un poco más de bajos”, el técnico se quedaba callado unos segundos sin hacer nada, sin mover ni una perilla, y luego le preguntaba: “¿Así está bien? ¿Notó el cambio?” y mi jefe decía: “¡ahí quedó perfecto!”.
Mentiras. Mentiras blancas. Mentiras piadosas. Mentiras que, inclusive, muchas veces quien las dice termina creyéndolas…
Recuerdo estas anécdotas porque hace un par de años leí una nota del consultor estadounidense Fred Jacobs en su JacoBlog en el que mencionaba las que para él son las 10 más grandes mentiras de la radio.
Aprovechando esa lista, tomé algunas prestadas e incluí algunas otras, más adaptadas a nuestra cultura. Así salieron 30 de esas mentiras, pero estoy seguro de que a usted se le ocurrirán muchas más. Aquí va mi lista:
Y como las que mencioné, a mí se me ocurren 30 de esas mentiras, pero estoy seguro de que a usted se le ocurrirán muchas más. Aquí va mi lista:
1. «Estoy complaciendo en este momento. Pida su canción ya mismo y se la pongo».
2. «Somos los más respetuosos con las tarifas y los descuentos, no como la competencia…»
3. «No se preocupen. Una mala encuesta la tiene cualquiera. En la próxima nos recuperamos…»
4. «Yo fui el primero en lanzar este género musical en Colombia…»
5. «No tenemos problemas con la señal. Debe ser su radio. Cámbielo por uno nuevo…»
6. «Los jóvenes nunca dejarán de escuchar radio».
7. «No se preocupen. Esta emisora no está a la venta».
8. «Me encanta tu idea, pero no tenemos presupuesto para sacarla adelante. Recuérdame para incluirla en el presupuesto del año entrante».
9. «No he tenido tiempo de escuchar tu demo. Dame un par de días y me vuelves a llamar».
10. «Está muy buena tu canción. Esperemos a que suene fuerte en otras emisoras y te la paso».
11. «No me echaron. Yo renuncié porque me cansé de estar empleado. Además, ya tengo otros proyectos».
12. «El bache no fue por estar mirando el celular. Es que tuve que ir al baño de urgencia».
13. «No, jefe. Me salí de la programación porque esa canción me la han pedido mucho…»
14. «El reggaetón ya va de salida…»
15. «Yo no estaba coqueteando con esa niña que llamó… Simplemente me estaba pidiendo una canción».
16. «Este será el último recorte de personal. No se preocupen».
17. «Tranquilo, a este nuevo formato le vamos a dar todo el tiempo necesario para que funcione».
18. «Qué va… Un par de cuñas más en cada break no le van a hacer daño a nadie».
19. «Estamos felices de haber adquirido esta emisora. No se preocupen. No habrá grandes cambios de personal».
20. «Es que esta ciudad es muy diferente a las demás».
21. «Yo no choqué la móvil. Eso fue alguien en el estacionamiento…»
22. «Eso aquí no funciona. Es que es demasiado ______»
23. “Fue una simple invitación a almorzar. Realmente no quedamos con ningún compromiso…”
24. “Ustedes tocan gratis en nuestro evento y de esta forma los damos a conocer. Así ustedes también se benefician”.
25. “La verdadera encuesta está en la calle”.
26. “Soy muy amigo de ese cantante…”
27. “Los de la competencia no saben programar”.
28. “El tráfico estaba horrible, jefe. Perdón por llegar tarde. No volverá a ocurrir”.
29. “Este carro lo compré con un dinerito que me prestó un primo…”
30. “Si, jefe. Ya le pusimos más bajos en el procesador. ¿Notó la diferencia?”
Conclusión
Sí, todos, en algún momento, hemos dicho alguna mentira en nuestro trabajo de radio, ya sea ante los jefes o ante los oyentes. ¿Cuáles otras mentirillas se le ocurren a usted? Cuéntenos la suya en la sección de comentarios de abajo.
