“El que tiene boca, se equivoca”. Recuerdo esa frase de mi mamá, que era extranjera y que aprendió el español de manera intuitiva. Ella decía “hurracán” en lugar de “huracán”; “alagañas”, en lugar de “lagañas” y “misquelánea” por decir “miscelánea”.
Pero lo mejor es que tenía razón. Todos, tarde o temprano, cometemos errores al hablar. Y es lógico: cuando uno escribe tiene tiempo de corregir su texto, pero cuando habla sus palabras se las lleva el viento y ya no hay forma de volver atrás.
Sin embargo, para quienes trabajamos en radio hay técnicas que permiten aprender a soltar la lengua, a evitar las frases trilladas y las muletillas, a ir directo al grano sin dar tanto rodeo, y a saber cómo empezar una improvisación y cómo terminarla exitosamente.
Una de esas técnicas que nunca me cansaré de recomendar son los Aircheks.
Una sesión de Aircheck consiste en sentarse con un locutor de la emisora y hablar con él acerca de lo que sucedió en uno de sus turnos. La idea es realizar críticas constructivas para resaltar lo que salió bien y buscar la forma de corregir lo que no está funcionando.
Para ello es necesario tener a mano una grabación de ese turno o programa, escucharla con el locutor y, luego de los hallazgos positivos o negativos, crear un plan de mejoramiento con un cronograma establecido que permita medir los avances.
Ya me he referido a esta metodología en artículos anteriores, y si usted quiere conocer más acerca de ella le recomiendo estas 3 radioNOTAS:
- Aircheck: Cómo mejorar la locución de los talentos a su cargo
- Aircheck: un sistema para mejorar su puesta al aire
- Si su jefe no lo hace, ¡hágalo usted mismo!
A pesar de la importancia de esta herramienta, son pocos los directores que la emplean en nuestro medio, probablemente porque piensan que es algo engorroso, difícil de realizar, no saben cómo hacerla o simplemente no encuentran el momento de hacerla.
Y esta debería ser una obligación de un gran director. Finalmente, es la persona responsable de lo que sale al aire por la emisora.
Keith Cunningham es el director de programación de 95/5 KLOS en Los Ángeles. Ha sido un director exitoso durante dos décadas, dirigiendo estaciones como K-ROCK de Nueva York, Q101 de Chicago, The Rock den San Francisco, WMMR de Philadelphia y WBOS de Boston.
Cunningham es especialista en desarrollo de talentos, y en uno de sus trabajos como consultor para la firmar Jacobs Media publicó una lista de consejos sobre cómo realizar una sesión de Aircheck productiva que quiero compartir acá.
Estos son sus consejos:
Entienda cómo piensa el locutor
Antes de comenzar una sesión de crítica constructiva es clave comprender la mentalidad del locutor. Hay que entender que tiene que salir al aire todos los días durante largos periodos de tiempo, lo que crea una presión que puede llevarlo a tener cierto grado de inseguridad natural.
El mejor remedio es entregarle comentarios frecuentes y positivos sobre lo que está haciendo bien. Si lo único que escucha son críticas acerca de lo que está haciendo mal podríamos afectarlo en el plano sicológico.
Tenga en cuenta que los atletas tienen entrenadores, los actores tienen directores y productores, los músicos pueden ver la reacción del público y los comediantes pueden medir su desempeño de acuerdo con las risas que generen.
Pero los locutores generalmente están atrapados en una cabina, muchas veces sin ventanas. A menudo, los únicos comentarios que reciben son de sus amigos, sus seguidores de Facebook o Instagram o de personas que nada les gusta y que llaman a quejarse por todo.
La mejor conversación comienza con una buena escucha
Un director de emisora nunca debería hacer una sesión de Aircheck sin antes haber escuchado el programa de antemano. De esta forma sabrá exactamente cuáles son los puntos que valen la pena ser discutidos. En pocas palabras, hay que “hacer la tarea” antes de sentarse con el locutor.
Para ello deberá anotar momentos clave del turno o programa; encontrar dónde están las muletillas que quiere que sean corregidas, en cuáles segmentos no se entendió lo que quiso decir, cuándo se demoró demasiado al micrófono, cómo le funcionó el comentario chistoso que dijo, etc.
Pero también hay que encontrar los momentos sobresalientes, cuando supo hacer un buen intro de una canción, cuando contó una buena historia, cuando tuvo una excelente interacción con un oyente, y además de felicitarlo, invitarlo a que siga haciendo ese tipo de acciones que enriquecen su turno.
Use el tiempo a su favor
A menos que las sesiones de Aircheck se realicen con regularidad, evite usar segmentos del programa o el turno de ayer. Es probable que el locutor todavía tenga demasiado fresco en su mente lo que dijo el día anterior. Por esta razón sería mejor usar una grabación de al menos una semana atrás.
De esta forma, usted y el locutor escucharán el programa como lo hace un oyente habitual, con oídos frescos.
Deje que el locutor hable primero
Al terminar de escuchar cada segmento, deje que sea el locutor quien hable primero. De esta forma usted le permitirá contar con más propiedad qué fue lo que hizo y explicar qué era lo que pretendía. De esta forma se cambia por completo la dinámica de la reunión.
Recuerde que esta no es una batalla por definir quién tiene la razón y mucho menos una sesión de regaños y castigos. Lo único que se busca es el mejoramiento continuo del locutor.
Muchas veces el mismo locutor se convierte en el crítico más duro de sí mismo y probablemente podrá encontrar muchos de los aspectos positivos o negativos que usted ya había encontrado cuando preparó la charla.
Si quiere, pídale que auto califique sus intervenciones al aire. Puede usar un sistema de letras o números, tal como nos calificaban en el colegio. De esta forma él podrá hacerle seguimiento a su desempeño a lo largo del tiempo y usted podrá comparar sus calificaciones con las de él para sacar conclusiones.
Use varios segmentos
Dos o tres segmentos de un turno o programa no son suficientes. Cuando se reúna con el talento, escoja al menos una hora completa y escuche el audio con mucha atención. Escuche todas las salidas al aire que pueda para poder realizar una evaluación justa y completa.
También debería dejar que el locutor elija parte del audio, para que tenga más participación en el proceso y que entienda que lo que se busca no es tenderle una emboscada sino impulsar su crecimiento profesional.
Priorizar pensamientos
Es muy fácil caer en la trampa de buscar errores con el formato de locución establecido, como olvidar la hora cuando debía, olvidar leer una promo, olvidar dar el nombre y la frecuencia de la emisora, olvidar mencionar el título y el intérprete de una canción y cosas parecidas.
Claro, hay que asegurarse de que todos los locutores cumplan con esas rutinas para dar más consistencia al sonido de la emisora. Sin embargo, ese tipo de fallos u olvidos puede dejarlos para el final de la sesión de Aircheck.
Aquí lo que importa no es tanto si está siguiendo una fórmula al pie de la letra sino la forma como se comunica con sus oyentes. Si olvidó decir el título de una canción es menos grave que extenderse por 5 minutos en la conversación con un oyente sin que salga al aire algo entretenido.
Priorice y desglose adecuadamente los temas que va a discutir con el locutor en este orden:
1. Qué tan entretenido estuvo lo que dijo.
2. Qué tanto preparó lo que iba a decir.
3. Cómo manejó los contenidos, si supo cómo empezar y dónde terminar.
4. Y, ahora sí, cómo manejó el formato y las reglas generales establecidas.
Listas breves de «tareas pendientes»
Deje tareas para la próxima sesión. Haga que su sesión de Aircheck no se quede en solo bla, bla, bla. Puede que haya muchas cosas en las que locutor deba trabajar para mejorar, pero, eso sí, no lo abrume con una larga lista de cosas por arreglar.
En cada sesión, destaque solo una o dos cosas que valgan la pena mejorar. De esta manera evitará que el locutor empiece a sudar cada vez que abra el micrófono tratando de recordar una larga lista de cosas que tenía que mejorar.
Si no se hacen bien, las sesiones de Aircheck pueden ser contraproducentes y hacer que el locutor se quede paralizado y no sepa qué hacer si le dejan demasiadas tareas pendientes.
Eso sí, asegúrese de que el locutor escriba esas tareas pendientes y las traiga para la próxima sesión, de forma que se pueda medir el progreso.
Mírese al espejo y sea honesto
Criticar es muy fácil, y más aún, si usted es el jefe. Sin embargo, sepa que hay una o dos razones por las que un locutor o un programa no mejoran. Y las dos pueden ser culpa suya.
O usted no supo escoger al locutor adecuado para su emisora o no ha sabido entrenarlo para mejorar. Por lo tanto, usted debería tener en cuenta dos cosas:
1. Metas y responsabilidades: Si el locutor sigue cometiendo los mismos errores una y otra vez, debe ser corregido y orientado adecuadamente. Pero si la persona que entrena o dirige a ese locutor cancela reuniones, cambia seguido de opinión o da malos consejos, tal vez sea parte del problema.
2. Contacto constante: Procure hablar con sus locutores todos los días, apoyarlos, darles confianza. Deje las correcciones para sus sesiones de Aircheck que deberían realizarse, idealmente, una vez a la semana, pero si no puede, hágalas al menos una vez al mes.
Si bien es cierto que un director de emisora cada vez tiene más responsabilidades sobre sus hombros, nada es más importante que lo que sale al aire. No descuide a sus talentos. Recuerde que hay muchas opciones para escuchar música, así que controlar y entrenar a sus locutores debe ser una prioridad.
Cree un ambiente
Por último, los mejores equipos trabajan en ambientes creativos y divertidos y donde existe una gran mentalidad de trabajo en grupo. La responsabilidad de un director es mantener ese ambiente vivo y creativo, y esto se extiende a las sesiones de Aircheck.
La energía, la pasión y la diversión son contagiosas. Si usted es un jefe negativo, fatal y pesimista, es probable que su estado de ánimo termine reflejándose al aire en su emisora. Hay que trabajar muy duro para aislar al talento de factores externos que puedan afectar el buen ambiente de trabajo.
Conclusión
Todos cometemos errores. Eso no es pecado. El problema es no aprender de ellos. El problema es repetir esos errores una y otra vez.
Usted como director, tiene una gran responsabilidad. Los talentos a su cargo son el más fiel reflejo de su trabajo. Si hablan mal, si se equivocan permanentemente, si usan mal el lenguaje, si se extienden demasiado, si tratan mal a los oyentes, al final la responsabilidad es suya.
Muchos reclaman el regreso de la implantación de las licencias de locución. Y lo hacen con razón: hay demasiados locutores mal hablados y sin preparación, con lenguaje soez sin ningún control por parte de sus jefes.
Pero una licencia no es la solución. Además, va contra la libertad de expresión.
El problema no son los locutores. El problema está en sus directores que no les dicen a sus talentos claramente cuáles son los límites, cuál es el camino, qué es lo que se espera de ellos y cómo deben desempeñarse en la emisora.
Un director es, sobre todo, un gran entrenador de talentos y, para mejorar el desempeño de su personal a cargo, es clave que use las herramientas que tenga al alcance de su mano, entre ellas las sesiones de Aircheck.