Esta historia es real.
En Radioactiva acostumbrábamos viajar a cubrir diferentes eventos musicales. Además de grandes festivales internacionales también cubríamos los premios Grammy, y en 1994 nos dio por cubrir los Premios MTV.
Para ello compramos los derechos a una empresa estadounidense. En esa época, hace casi 25 años, no había las facilidades tecnológicas de hoy. Internet era incipiente, y el tema de las transferencias bancarias y pagos en línea no se habían perfeccionado, y mucho menos en Colombia.
Al llegar a Nueva York, lo primero que hicimos fue ir a hablar con quien nos vendió los derechos para hacer el pago correspondiente y reclamar nuestras credenciales. Su oficina estaba en uno de los sótanos del Radio City Music Hall, detrás de la tramoya.
Luego de que los guardias de seguridad nos permitieron el acceso tuvimos que cruzar por el recinto y vimos que los músicos invitados al show estaban haciendo las pruebas de sonido. Seguimos derecho y llegamos a la oficina del personaje que nos vendió los derechos.
Él ya estaba muy prevenido al saber que éramos colombianos. Es una carga que hemos tenido que soportar por culpa del narcotráfico. Nos atendió con cierta prevención y se asustó más cuando vio que le íbamos a pagar en efectivo los 5.000 dólares que nos costaron los derechos.
Claro, la única forma de evitar esa forma de pago hubiera sido con una tarjeta de crédito, pero la mía no tenía ese cupo.
El señor recibió el dinero como si le estuviéramos entregando una bolsa de caca. Se agazapó y comenzó a contar los billetes en un rincón, y no tuvo el menor reparo en decirnos que se sentía como un narcotraficante haciendo un negocio sucio.
Al margen de esa penosa situación, quisimos salir entonces del lugar pero, al pasar de nuevo por el recinto, decidimos colarnos entre los asientos aprovechando que ya estábamos allí, que teníamos los derechos y que había una constelación de estrellas reunida.
Mientras Aersomith hacía sus ensayos de sonido encima del escenario, nosotros, sentados en primera fila, veíamos a los demás artistas que deberían subir instantes después a hacer sus ensayos.
Allí estaban Sheryl Crow, Coolio y Tom Jones, por mencionar a algunos. Aunque los teníamos a la mano y estábamos sentados a su lado, no nos atrevimos a entrevistarlos, por el temor de que nos sacaran del Radio City y que no pudiéramos hacer la transmisión en vivo al día siguiente.
En un momento estuvimos al lado de Madonna, pero nos sentíamos cohibidos para entrevistarla. Ya cuando íbamos a salir, vimos que Bruce Springsteen venía caminando por el pasillo entre las sillas del recinto, y nuestro compañero Andrés Nieto no se aguantó las ganas y se lanzó a entrevistarlo.
Andrés, tal vez el mejor disc-jockey que ha tenido Colombia pero que siempre fue un poco torpe en el manejo de los equipos de transmisión, tenía en la mano una grabadora portátil con audífonos y un micrófono conectados, pero los cables estaban completamente enredados.
Andrés paró al cantante, le dijo que lo esperara un momento mientras desenredaba la maraña de cables, y mientras tanto Springsteen lo miraba compasivo, con toda la tranquilidad y paciencia del mundo, con una sonrisa en su rostro, viendo el penoso momento por el que pasaba nuestro reportero.
Al final, Andrés consiguió esa entrevista exclusiva y unos saludos del cantante para la emisora, pero nos dejó la lección de que hay que estar preparados con la debida anticipación para cuando se presente la oportunidad de entrevistar a una celebridad.
En otra ocasión, tuve la oportunidad de viajar a Ciudad de México a un concierto y rueda de prensa de Alejandra Guzmán. Ella estaba lanzando su disco “Flor de papel”, y nos reunimos en un el hotel para conversar con ella.
Yo había viajado desde Colombia, invitado por la disquera, junto a colegas de la competencia. Todos tuvimos la oportunidad de entrevistarla y de grabar algunos saludos. Sin embargo, al llegar de regreso a Bogotá encontré que mis cassettes estaban completamente en silencio.
Obviamente sospeché que uno de mis colegas de la competencia la había borrado de alguna manera, pero tiempo después, y ya con cabeza fría, tuve que reconocer que yo había cometido un error al conectar el micrófono por la entrada que no era.
Lo que sí y lo que no
Seguramente, uno de los momentos más interesantes que un presentador de radio es cuando le dan la oportunidad de entrevistar a un personaje reconocido, pero lo que no puede pasar es que ocurran casos como los que describí arriba.
Por esta razón, a continuación presento recomendaciones de algunas cosas que debemos hacer pero otras que debemos evitar al hacer entrevistas a celebridades.
Qué hacer: Investigar
Nunca ha habido más información sobre los artistas que ahora, así que prepárese. Lea sus biografías, busque entrevistas anteriores, mire diferentes videos de presentaciones en vivo, escuche todos los discos, sepa quién es quién en la banda y sus diversos temperamentos.
Si el cantante líder se queda callado o es una persona de pocas palabras, recurra a los otros integrantes de la banda.
Asegúrese de hablar con el personaje más importante del grupo. Nada peor que llegar con la entrevista al bajista de reemplazo que fue contratado para acompañar al grupo en esa ciudad, simplemente porque “parecía el portavoz de la banda”.
Estudie las letras de sus canciones, busque anécdotas personales y trate de alejarse de historias ya conocidas, para que no termine hablando de anécdotas ya repetidas.
Verifique los hechos también: no haga aseveraciones que da por ciertas simplemente porque las leyó en algún pasquín o en las redes sociales. Tenga mucho cuidado con lo que vaya a preguntar.
Qué no hacer: Tomarse una selfie
A menos que usted esté entrevistando a una súper estrella como Paul McCartney, deje su ego para otra ocasión. Más que hacerse una foto con el músico, lo que usted debe hacer es tratar de construir una relación profesional y no actuar como un fanático más que solo va por la foto.
Qué hacer: Llegar a tiempo
Es importante que sepa que es poco probable que la disquera, el manejador o el jefe de prensa le concedan un día completo para pasar el rato con un artista.
Lo más probable es que usted sea una de las 8 o 10 personas que también fueron invitadas a entrevistarlo y que serán trasladadas a una habitación de hotel para esperar a que le den el chance de conversar con él.
Aunque hay una agenda establecida, cualquier cosa puede pasar. Los horarios van cambiando regularmente. Los artistas pueden llegar más tarde o más temprano de lo planeado, así que no haga esperar a esa celebridad, haciendo que toda la agenda se retrase.
Más bien llegue temprano. Ármese de paciencia y esté pendiente por si alguno de los otros periodistas invitados no llega para que usted pueda llenar ese espacio. Quién sabe, de pronto le dejan más tiempo para hablar con el artista.
Qué no hacer: No hacer las mismas preguntas que todos los demás
En esos escasos 5 minutos, o 10 si le cae bien al cantante, usted deberá ir al punto. Preguntas cortas y muy preparadas. Recuerde que al artista estará cansado de responder las mismas preguntas a todos sus entrevistadores.
Si solo tiene ese corto tiempo, ¿para qué hacerle una pregunta de la cual usted ya conoce la respuesta? Si la información ya está disponible, no la aclare, haga avanzar la historia.
Es inevitable que uno quiera preguntarles a los de un grupo cómo se unieron y se establecieron o qué han estado haciendo desde que grabaron su último disco, pero luego de conseguir esa información, trate de buscar ángulos que no serán cubiertos por los otros invitados.
Busque en las letras lo que usted entiende de ellas y pregúnteles si eso es correcto. Desafíelos acerca de temas y opiniones emitidas por ellos y que usted no haya leído en otros lugares. No trate de hacer que repitan una gran anécdota que hayan respondido anteriormente.
Mientras transcurre un día de prensa, un artista dará la misma respuesta aprendida de memoria a todos los entrevistadores, así que para hacer que su entrevista sea única, sepa cuáles de sus preguntas son predecibles y deles un giro. Créame, el artista lo apreciará tanto como quien la escucha.
Qué hacer: Ceñirse al horario
Si le prometen 10 minutos de tiempo de entrevista, prepare preguntas para una conversación de 10 minutos. Si quiere tenga algunas preguntas de reserva, pero no pretenda que en ese corto tiempo le vaya a contar toda su carrera artística y personal.
Entienda que algunos cantantes son muy parcos al hablar, así que deberá tener una batería de preguntas más extensa, pero que también hay otros que no paran de hablar, así que tendrá que usar su capacidad de síntesis y encontrar la forma de interrumpir sin que el entrevistado se sienta mal.
Por eso es tan importante la investigación previa, el revisar otras entrevistas entregadas por el personaje. Todo esto es parte de su preparación anterior a la entrevista.
Sepa exactamente cuánto tiempo tiene, planifique su entrevista en consecuencia y no desperdicie todo su tiempo en una pequeña charla sobre la última gira y que después no tenga tiempo para preguntarle sobre su vida sexual…
Qué no hacer: No ser demasiado agresivo
Cuando apenas iniciaba su carrera tuve la oportunidad de entrevistar a Luis Fonsi. Al igual que él hay muchos músicos a quienes les gusta entrar en conversación más que en responder un cuestionario.
Por eso es mejor ir ‘calentando el ambiente’ con una charla informal e ir dejando las preguntas más fuertes para el final, cuando ya hayan entrado en ambiente.
No le pida a su invitado que le muestre sus tatuajes o que le cuente su última aventura sexual, a no ser que usted haya descubierto en esa conversación que está dispuesto a entrar en esos terrenos.
Guarde las preguntas delicadas, atrevidas, cursis o insolentes para un poco más tarde, a menos que usted quiera que no lo vuelvan a invitar.
Qué hacer: Tratar a su invitado como a un ser humano
Hay artistas que tienen fama de complicados. Miguel Bosé es uno de ellos. Luis Miguel es otro. Sin embargo, no se deje intimidar.
Llegue desprevenido a la entrevista. Deje de lado sus prejuicios y hable con el invitado como si fuera una persona del común. No deje ver su nerviosismo ni entre ‘con la pierna arriba’ a disparar preguntas que puedan sacar de casillas a su interlocutor.
Evite hablar del ego de esas personas. No les pregunte acerca de sus matrimonios fallidos, de sus peleas con otros artistas o de sus problemas desenfrenados con la heroína. Ellos, a pesar de parecer inalcanzables, esperan que usted los trate con respeto.
Aprenda a crear el ambiente propicio, igual a como usted lo hace cuando está tratando de conquistar a una mujer que le gusta. Escuche sus opiniones y reaccione honestamente.
Hágalos reír, cree un vínculo afectuoso con ellos. Ya verá que, sin darse cuenta, hasta podrían invitarlo a quedarse esa noche a y, antes de que se dé cuenta, hasta le estarán contando su autobiografía.
Qué no hacer: No ser demasiado rígido
Está bien que tenga un guion o una batería de preguntas. De esa forma usted ya medirá su tiempo y se asegurará de obtener las respuestas que buscaba.
Sin embargo, esté atento a lo que le responden. Es muy posible que encuentre en esas respuestas material mucho más interesante e inédito que el que había preparado.
No tenga temor de deshacerse de su cuestionario si su entrevistado de repente comienza a derrochar revelaciones sobre su adicción oculta a la pornografía o confiesa que algunas veces roba cosas de los supermercados.
Qué hacer: Llevar una grabadora de repuesto
Grabe su entrevista en dos dispositivos separados a la vez. Podría ser en una grabadora y en su celular. Chequee los micrófonos antes de la entrevista, recuerde llevar un cargador o baterías de repuesto y asegúrese de tener memoria suficiente en su dispositivo para grabar toda la entrevista.
Y no olvide hacer grabaciones de prueba antes de la entrevista. Familiarícese con los equipos. Aprenda a conectar todos los cables y a usar todas las opciones que brinden sus equipos. Evite lo que me pasó a mí con Alejandra Guzmán.
Conclusión
Ante todo, y aunque se sienta nervioso al principio, trate de divertirse en el momento de hacer la entrevista. Contagie al invitado con su buena energía. Haga que sienta que usted está allí para apoyarlo, que usted es el medio por el cual sus fanáticos lo van a admirar más.
Alguna vez tuve la ocasión de entrevistar a Alejandro Fernández en Ciudad de México. El artista nos invitó a una cena íntima en la que solamente estábamos él, su representante, el representante de la disquera y Jairo Ossa, otro colega de la radio.
En medio de la cena, mi colega se atrevió a contar uno de sus conocidos chistes. El cantante no paraba de reír. Entonces terminó pidiendo tequila. Su representante le pidió que se fueran a descansar pero él se quiso quedar.
Al final, él terminó contando los chistes más divertidos, algunos bastante pasados de tono, y así continuamos hasta altas horas de la madrugada, y salimos casi gateando del lugar…
Eso es lo que puede pasar si usted crea un buen ambiente con su invitado.
Y recuerde: si quiere más consejos acerca de cómo entrevistar a un artista, no deje de leer estos artículos de mi autoría: