Una de las herramientas más importantes para conquistar a la audiencia es contar historias que enganchen, que diviertan, que den que hablar.
Orson Welles fue un actor, director, escritor y productor a quien muchos recuerdan por su trabajo innovador en el teatro, el cine y, especialmente, en la radio.
En 1938, su serie «The Mercury Theatre on the Air» le brindó la plataforma para encontrar fama internacional como director y narrador de una adaptación radiofónica de la novela de HG Wells «La guerra de los mundos«, que provocó un pánico generalizado porque muchos oyentes pensaban que en realidad estaba ocurriendo una invasión de seres extraterrestres.
Aunque algunas fuentes contemporáneas dicen que estos informes de pánico eran en su mayoría falsos y exagerados, lo cierto es que esa historia en particular llevó a convertir a Welles en un mito legendario de la radio.
Cuando usted logra que el oyente esté pendiente de lo que usted habla, el éxito está asegurado. Seguramente le ha pasado alguna vez que está oyendo una historia y no se puede bajar del carro hasta que terminen de contarla.
Para que un talento de radio pueda crear ese tipo de contenidos auténticos, con los que la gente se sienta identificada, que no se quieran despegar de su radio, se deben buscar nuevas experiencias, salirse de su zona de confort y buscar historias de la vida real.
En 2010, la Universidad de Princeton publicó en el Diario de Neurociencia (Journal of Neuroscience) los resultados de un estudio acerca de lo importante que es saber contar historias.
En uno de los apartes, el artículo decía que «sencillamente, cuando se cuenta una historia, los cerebros de quien habla y de quien la escucha mostraron patrones fuertes de actividad en exactamente las mismas áreas.
Las dos personas estaban conectadas en un “emparejamiento neuronal”, lo que creaba una fusión mental entre ambos. Las dos personas se conectaron en dos niveles profundos: la historia y la autenticidad”.
¿Cómo entender eso? Digamos que usted tuvo una experiencia emocionante y quiere compartirla con sus oyentes.
Probablemente usted aplicó las “5 W” del periodismo (What, Who, Where, When, Why y How, que responden a estas seis cuestiones de rigor: qué, quién, dónde, cómo, cuándo y por qué).
Digamos que ya hizo la tarea y tiene la información correcta. ¿Ahora qué? ¿Simplemente cuento la historia? ¿O más bien involucro a los oyentes en ella?
Si la historia que va a contar toca alguna fibra de sus oyentes, ellos se conectarán, ¿cierto? Puede que sí o puede que no. Contar buenas historias es un arte y hay que cultivarlo para poderles dar vida.
¿Cómo hacerlo? A continuación le presento algunos consejos para enriquecer sus historias y cautivar a su audiencia.
1. Añada un diálogo. Nada funciona mejor en un cuento que mostrar diálogos para atrapar la atención de un oyente. Ejemplo:
– Mi amigo me dijo, “¿sabías que tu novia te está poniendo los cuernos?”
– Yo le respondí: “No, cuéntame, cómo lo sabes…”
2. No se quede en contar la historia. Descríbala: Hay que recrear los eventos y no quedarse simplemente en contarlos. Use entonaciones diferentes, mida el ritmo cuando habla, use expresiones faciales, gestos, lenguaje corporal. Sí, es en serio. Aunque el oyente no lo está viendo, usar el lenguaje de su cuerpo en la cabina de radio se traducirá en una expresión vocal más emocional al aire.
3. Apele a los 5 sentidos. Una cosa es decir “iba en mi bicicleta...” y otra “iba pedaleando con mucho esfuerzo en mi destartalada bicicleta azul...”.
4. Arme la historia antes de contarla. Antes de salir al aire, sepa exactamente qué es lo que va a contar. Sepa de antemano cómo empezará su historia y cómo la va a terminar. Recuerde todos los detalles.
5. Decida cuáles detalles deben ser omitidos. Generalmente las mejores historias dejan de lado cosas que desvían la atención. No se vaya por las ramas. Vaya directo al punto.
6. Seduzca a sus oyentes. Empiece con una frase que enganche. Para crear un gancho efectivo, pregúntese a usted mismo, “¿qué es lo que llama la atención?”. Ejemplo:
– «Díganme si lo que les voy a contar hace de mí un mal padre”.
7. No hay que buscar un chiste al final de cada historia. Las cosas divertidas en las historias habitualmente no son el chiste del final. Lo divertido es lo que pasa con las personas y las circunstancias. Y cuando la gente se ríe es porque piensa, “sí, eso me ha pasado a mí”.
8. Sea vulnerable. Los oyentes responden a la vulnerabilidad. No esconda sus errores y embarradas. Ríase de usted mismo. Así no le hace mal a nadie y la gente se identificará con usted.
Conclusión
Mientras muestre más de usted en una historia, más profunda será la conexión con el público. Los oyentes seguramente responderán a la perspectiva que usted les muestra y querrán compartir sus propios sentimientos, experiencias y conclusiones.