No es ningún secreto: el humor gusta. El humor hace que los oyentes se queden por más tiempo escuchando su emisora. El humor puede marcar una gran diferencia frente a sus competidores. El humor refuerza la marca de su estación.
El 1995, los 3 humoristas más importantes de ‘La Locomotora’, el Morning show de Radioactiva que yo dirigía, se retiraron de la emisora y se fueron a trabajar a la competencia.
Esto no solo hizo que perdiéramos el primer lugar de audiencia en Bogotá y que la emisora se salió del Top 10, sino que disparó a nuestro competidor a los primeros lugares, luego de estar muy mal en audiencias.
La pérdida de esos humoristas desnudó las falencias de nuestra emisora: dependía demasiado del programa de la mañana, y cuando la audiencia perdió interés en él, dejaron de escucharnos el resto del día. Probablemente nuestra música no era tan buena.
Eso puede pasar con cualquier emisora que dependa de grandes personajes, y más aún si son humoristas o comediantes. Pero esto no significa que no haya que contratarlos. Por el contrario, se pueden convertir en el activo más importante de la emisora.
Eso sí, hay que cuidarlos, tenerlos cómodos y contentos, no solo con el salario sino facilitándoles el trabajo y valorando su talento.
Y si su emisora definitivamente quiere aprovechar al máximo los segmentos de humor, hoy más que nunca debe trabajar esos segmentos de una manera más profesional.
El público de hoy quiere satisfacción inmediata. Recuerde que, tal como lo expliqué en mi artículo “Valoremos el tiempo del oyente”, una investigación de Microsoft determinó que la capacidad de atención promedio de los humanos se había reducido a 8 segundos.
Si en esos 8 segundos usted no logra captar la atención del oyente, lo puede perder fácilmente frente a todas las otras opciones de entretenimiento disponibles hoy en día gracias a la tecnología.
Por eso, los tiempos de la improvisación quedaron en el pasado. Esto no quiere decir que haya que escribir libretos para cada programa, pero sí es necesario tener una estrategia para entender cómo funcionan mejor esos segmentos de audiencia.
Con base en lo anterior, a continuación le presento unas directrices básicas para construir segmentos de humor exitosos.
- Invente un personaje cómico poderoso.
Use la perspectiva cómica -exageración, errores y falta de inteligencia- que permitan crear un personaje que sea el foco del segmento chistoso, que incluso podría ser usted mismo.
Eso fue lo que hicimos en Veracruz Estéreo en 1988: creamos un personaje interpretado por Mauricio Pérez que representaba a un niñito inquieto y maleducado que solo hacía daños en el estudio y producía situaciones chistosas.
Su nombre fue “Pochito”, que era el apodo que cariñosamente le tenía el papá a Donnie Miranda, uno de los integrantes de la emisora.
Más adelante, en la Superestación de Bogotá, junto a Jorge Marín creamos a otro par de personajes, “Carlota” y “Don Fulgencio”. Ella, coqueta y deslenguada, y él, huraño y cascarrabias.
Algo parecido sucedió con el genial Guillermo Díaz Salamanca en Radioactiva por allá en 1989. Él era un gran imitador de personajes políticos que solo interesaban al público adulto, y nuestra emisora estaba orientada a jóvenes.
Entonces creamos un personaje que representaba al mensajero de la emisora y que siempre llamaba por teléfono diciendo que estaba enfermo para no venir a trabajar. Por eso su nombre fue ‘Hipocondrio’.
- Encuentre una fuente de oposición o conflicto.
Esto puede ser la llegada de otro personaje, una situación o un evento.
Aquí aplica el viejo dicho de radio: “Si usted y yo estamos de acuerdo, uno de los dos sobra”. A la gente le gusta verse representada, y siempre habrá al menos dos caras de la moneda ante una situación.
Siempre habrá el bueno y el malo. El feminista y el mujeriego. El pillo y el bonachón. El serio y el divertido. El rico y el pobre. Lo importante es que haya un “choque”.
- Júntelos.
Cree una fuerte razón valedera para justificar por qué están juntos. Por ejemplo, puede forzar la unión simplemente teniendo una persona que entra a una tienda manejada por un loco.
También puede ser un tipo muy religioso y santurrón que trabaja como vigilante del vestidor de las mujeres en una piscina o balneario. También podría ser una chica webcam que trabaja además en un call-center.
Cualquier situación sirve, desde que sea fácil de entrar o salir de ella.
- Exagere el conflicto.
No importa cómo empieza o de dónde surgió el conflicto; asegúrese de que el argumento cada vez empeore más. Llévelo hasta el corazón emocional de su personaje.
Por ejemplo, en el caso del vigilante del vestidor de mujeres, haga que tenga que entrar a buscar a la mamá de un niñito perdido.
- Llévelo a otro nivel.
Introduzca un nuevo elemento de riesgo en sus personajes. Pregúntese, “¿Qué es lo peor que le podría pasar a este personaje?”.
Siguiendo con el mismo ejemplo, haga que el niñito entre detrás del vigilante y comience a corretear por los baños y las duchas donde hay mujeres desnudas.
- Llévelo hasta el límite (exagere)
En los mejores segmentos de humor los límites son empujados hasta el punto de la locura total. La exageración se convierte en su mejor aliado. Invente situaciones imposibles y su segmento volará.
En el caso anterior, haga que el vigilante persiga al niño para sacarlo de allí pero se encuentra con una mujer poco agraciada que se le insinúa, él resbala y se le caen los pantalones.
- Busque un pico emocional (clímax).
Si usted tiene opuestos cómicos fuertes y un conflicto real en la situación, todo estará a punto de explotar. Las situaciones de humor funcionan mejor cuando se aplica la balística.
En nuestro ejemplo, la mujer poco agraciada se pone histérica y empieza a gritar que el vigilante se quiere aprovechar de ella.
- Al concluir – ¡Cierre el tema!
Para hacer que su segmento de humor realmente satisfaga al oyente, usted tiene que lograr una sensación de cierre o final. Una de cuatro cosas puede suceder: Alguien gana; alguien pierde; todos ganan; todos pierden.
Aquí es cuando aparece el niñito, encuentra a la mamá que, casualmente, era la señora fea. El niño le explica a la mamá que el vigilante le estaba ayudando y al final salen los tres muy contentos comer helado.
Conclusión
No hay nada peor que abrir el micrófono sin saber cómo empezar y cómo terminar un segmento de humor. La improvisación puede funcionar algunas veces, pero la mayor parte del tiempo lo único que hace es hacer perder el tiempo del oyente.
Usted no debería alargar y alargar hasta que de pronto aparezca un chispazo y lo salve. Lo mejor es planear todo.
No hace falta libretear. Lo importante es saber cómo comenzar y, especialmente, cómo cerrar el segmento.
Si quiere aprender más acerca de cómo preparar su programa de la mañana, especialmente los segmentos de humor, lo invito a leer estos artículos: