Mike McVay es un veterano programador de radio estadounidense con una carrera de 40 años en los que se ha desempeñado en los campos de consultoría, gestión, propiedad, ventas y programación de emisoras en los mercados más grandes de radio.
También ha desarrollado y lanzado varios programas sindicados en Estados Unidos y se ha desempeñado como consultor internacional de programación de radio y consultoría de empresas de medios de todo el mundo.
Yo he tenido la oportunidad de asistir a varias de sus charlas en diferentes convenciones de radio y he procurado seguir su carrera para aprender de gente como él, que además de ser exitosos, gustan de compartir sus experiencias para el bien de la radio.
En varios artículos he hecho especial énfasis en la necesidad de entrenar a los locutores y demás talentos que, como directores, tenemos a nuestro cargo. Es una parte clave de nuestro trabajo. Es una de nuestras más grandes responsabilidades.
En uno de sus blogs, el señor McVay da sus consejos de cómo entrenar a los talentos, y he querido traducir esos tips, que no solo interesan a un director sino a todo el personal de la radio. McVay dice:
– Entrenar adecuadamente al talento puede marcar una gran e inmediata diferencia. Concéntrese en el bosque y no en los árboles.
Cuando un director está demasiado enfocado en mirar si sus pupilos están siguiendo las reglas al pie de la letra, los talentos se sienten como si hubieran perdido el control del contenido de sus programas, y dejan de ser genuinos y se vuelven artificiales o prefabricados.
– El programa o turno tiene que ir más allá de las instrucciones básicas. Esas reglas son importantes, pero no están hechas para los oyentes. La gente escucha para entretenerse y ponerse de buen humor. Quieren comenzar su día sintiéndose vivos y llenos de energía. Es lo que McVay llama ‘adrenalina de audio’.
– Concéntrese en el contenido del programa. ¿Es divertido, chistoso, interesante, provoca emociones y está dirigido adecuadamente al público específico de la estación? ¿Cómo está entregando ese material?
– Escuche a sus talentos. En sus reuniones, haga de ellos una prioridad. No es el momento de ver correos, chats ni de interrumpir la reunión con llamadas. Recuerde: escúchelos.
En alguna de las reuniones en las que ha participado el señor McVay, escuchó a un talento de la mañana explicar qué tipo de programa creía que hacía mejor, pero el director sugirió después algo completamente opuesto a lo que el talento había comentado.
Si se necesita un cambio de 180 grados es importante que lo diga, pero no les pida a sus talentos que hagan algo para lo que no están preparados.
– Cuando McVay empieza a entrenar al personal de un programa o a un talento específico, empieza entendiendo quiénes son, cómo se comporta la audiencia, cuál es la meta de la emisora y quiénes son sus competidores.
Nunca se enfoca en las reglas básicas en las primeras sesiones. Es como entrenar a un lanzador de béisbol. Si puede lanzar rápido, trabaje en esa habilidad primero. Más adelante le enseñará a controlar sus lanzamientos.
– La mayoría de los directores no entrenan al talento. No suelen tener reuniones periódicas para ofrecer Airchecks, críticas constructivas y sugerencias sobre las cuales construir el contenido de los programas.
– Muchos directores se centran en lo malo, en los errores, y sus críticas se centran en la necesidad de cumplir las reglas establecidos, o sugieren secciones o temas que no se ajustan a las habilidades del talento.
No les corte su creatividad. Si lo único que hace es definir los parámetros de un programa mostrando los aspectos negativos, es posible que sus talentos prefieran no hacer nada para no correr el riesgo de meterse en problemas por probar algo nuevo.
– Los mejores programas de la mañana son divertidos, entretenidos, están conectados con la comunidad, tienen un fuerte vínculo con el estilo de vida de los oyentes, piensan como piensa el público, siempre están buscando y preparando material, y son conducidos por personas inteligentes.
McVay dice que nunca ha visto un Morning Show exitoso que no haya sido conducido por alguien inteligente.
– Las mejores personalidades al aire pueden ser difíciles de entrenar. Pueden ser difíciles de mantener enfocados. Por mucha experiencia que usted tenga, algunos talentos tienen problemas que se salen del manejo que usted les pueda dar.
Sin embargo, los mejores talentos al aire son inteligentes, comprometidos con la excelencia, tienen una fuerte ética de trabajo, un sentido agudo de lo correcto frente a lo incorrecto cuando se trata de su audiencia y habitualmente se sienten como si estuvieran en una “fiesta” a la que nadie más fue invitado.
Muchos de los mejores talentos se involucran con sus comunidades. Siempre se les ve en todos los eventos y actividades.
– Recuerde siempre esto: no arregle lo que no está dañado. Evolucione y haga crecer el producto antes de que empiece su declive, pero no haga cambios dramáticos sin estar preparado para correr el riesgo de perder audiencia.
– Aplique la regla de oro: haga a los demás lo que le gustaría que le hagan a usted.
Conclusión
Es importante sentar las bases, crear un formato, definir unas reglas, pero un buen director no se limita a ver que se cumplan sino que mantiene su mente abierta y deja volar la imaginación de los talentos a su cargo.
También es clave la cercanía con su gente. Debe reunirse, conocer de cerca sus habilidades y talentos y dejarles tareas que se acoplen con esas fortalezas. Y debe dejar de lado su ego y, más bien, abrir su mente para recibir de buena forma las ideas que ellos le puedan entregar.
Un buen director no se centra en criticar negativamente a sus talentos. Más bien resalta las cosas que hacen bien y ve los errores cometidos como una oportunidad de aprendizaje y mejora continua.
Y ese director exitoso sabe que una emisora tiene una historia y la respeta. Cuando llega, a no ser que la emisora esté muy mal, no debe aplicar aquello de ‘borrón y cuenta nueva’. Los cambios necesarios los hace de manera gradual.
Espero que luego de leer estos importantes consejos, entiendan la necesidad de aplicar técnicas como la del Aircheck, que tanto he recomendado en mis artículos, y que permiten corregir, entrenar e impulsar las carreras de los talentos a nuestro cargo.
