Esta nota fue realizada con base en una publicación hecha por la revista Zócalo
La radio tiene contenido histórico muy importante, produce una gran cantidad de documentos sonoros en los más diversos géneros y formatos. Dichas grabaciones registran hechos periodísticos, creaciones artísticas, ideas, entre otras formas de expresión social.
¿Sabías que la radio fue la institución que produjo la mayor cantidad de documentos sonoros durante el siglo XX? También la historia contemporánea puede ser recordada y estudiada a través de la radio.
Se sabe que a comparación de los libros, el reconocimiento y la valoración de las grabaciones radiofónicas como parte de la herencia documental de la sociedad son aún recientes. A causa de este hecho, existe una probabilidad muy alta, que para la próxima década una gran cantidad de grabaciones radiofónicas que fueron capturadas en soportes analógicos serán inservibles y no podrán ser reproducidas de nuevo debido a la degradación química y física del soporte a causa de la antigüedad del registro, esto sumando el desuso de la tecnología de grabación y producción sonora. Es casi imposible conseguir una grabadora de carrete abierto.
Como ya se mencionó, el riesgo de pérdida de los documentos radiofónicos es una constante que se ve afectada tanto por la degradación sistemática de los soportes, así como la obsolescencia tecnológica de los equipos de grabación y reproducción sonora.
La transición del modo de grabación analógico al digital surgió a finales del siglo pasado. Debido a este suceso, se dejaron de utilizar las máquinas para grabar en soportes de carrete abierto. Sin embargo, la grabación digital ganó presencia como modo de reproducción en la radio.
Pero no sólo la producción y transmisión cambió en radio. También existió una transformación en la creación de documentos.
Se originó una nueva modalidad de documentos: de origen digital o nativos digitales. Se producen en computadoras y no tienen un soporte único, para su resguardo y conservación, no son tangibles, los archivos son guardados y almacenados en un disco duro o incluso en “la nube”.
Son muy pocas las emisoras que cuentan con archivos digitales para la preservación de sus documentos digitales sonoros. Estos archivos son un equivalente a la fonoteca, espacio físico que resguarda las grabaciones analógicas.
Ante la carencia de archivos digitales “físicos”, algunas emisoras utilizan los sistemas automatizados de transmisión para resguardar, en formatos de comprensión, sus producciones.
En pocas palabras, no se está resguardando las emisiones, sólo existe una copia de las producciones en las computadoras de los sistemas automatizados de transmisión.
La destrucción de los programas radiofónicos afecta al patrimonio sonoro, por lo tanto, la radio tiene un doble desafío: digitalizar los programas radiofónicos que fueron registrados en cintas de carrete abierto antes de que sean inservibles. Y además, todas las emisoras deben generar archivos digitales para preservar tanto los materiales digitalizados como los programas de origen digital.