– Niños, siéntense en silencio.
– Y Silencio murió aplastado.
– ¡Mamá, mamá! ¡En clase soy el más alto y el que más sabe!
– ¡Claro cariño!… Eres el profesor.
¿En qué se parece una maestra y un termómetro?… En que cuando los dos marcan cero todos tiemblan.
– Espero no sorprenderte copiando en el examen.
– Pues yo también lo espero maestra.
– Vete, ya no te quiero. Sólo me das problemas.
– Pero que dices, si soy tu profesora de álgebra.
– Y dale.