– ¡Mamá, dame dinero para dárselo a un pobre señor que está gritando por la calle!
– ¿Y qué grita ese señor?
– ¡Helados! ¡Lleven sus helados!
– Doctor, no sé lo que tengo.
– Pues, tómese estas pastillas que no sé muy bien para qué son.
– El día que yo muera quiero que me avienten al mar.
– ¿Y por qué esa decisión?
– Porque mi suegra me amenazó con bailar sobre mi tumba cuando yo muera.
¿Cuál es el colmo de un astronauta?… Estar cerca de las estrellas y no poder pedirles un autógrafo.
– Mamá, ¿por qué mi papá tiene tan poco cabello?
– Es que tu padre es muy inteligente.
– Y entonces, ¿por qué tú tienes tanto cabello?
– ¡Ya cállate y come tu sopa!