– Doctor, me tiemblan mucho las manos.
– ¿No será que bebe demasiado alcohol?
– Que va, si lo derramo casi todo.
¿Qué le dice un terrón de azúcar a una taza de café?… Negrito por ti me derrito.
Estos eran dos borrachos que caminaban sobre los rieles de un tren:
– ¡Oye compadre, estas escaleras si son largas!
– ¡No sólo eso, sino lo bajito que está el pasamanos!
– ¡Soldado! ¿Dígame que siente usted cuando ve hondear la bandera de su patria?
– Viento, mi sargento.
¿Cuál es el mejor remedio para un ataque cardíaco?… Taparse los ojos, porque ojos que no ven corazón que no siente.