– ¡Mamá, mamá, ya no soy virgen!
– Pero niña si sólo tienes 10 años.
– Ahora soy pastorcita, mami.
El hombre invisible era tan, pero tan tonto, que cuando tocaba la puerta salía corriendo.
Le pregunta un turista al oficial:
– ¿Se caen muy a menudo la gente por este precipicio?
– No, con solo una vez basta.
Al que madruga… Todo el día tiene sueño.
Hoy me quedé con la boca abierta, al ver a mi esposa con la boca cerrada.