– Despierta a tu compañero.
– Despiértelo usted profesor, que usted lo ha dormido.
– ¿Cómo sigue tu amigo?
– ¿Cuál?
– El que se tragó la moneda de un peso.
– ¡Ah! Sigue sin cambio.
¿Por qué las mujeres se tardan tanto en arreglarse y siempre llegan tarde?… Porque lo mejor siempre llega al último.
– ¿Por qué haces los números tan pequeños?
– Para que se noten menos los errores, maestra.
– ¿Por qué no hiciste la tarea?
– Pues porque usted dijo ayer que las tareas eran para la casa.
– ¿Y qué?
– Profesora, pues que yo vivo en un departamento.