– Pepito, ¿qué vas a ser cuando seas grande?
– Cuando sea grande seré Pepe.
– El día que yo muera quiero que me sepulten en el mar.
– ¿Y por qué esa decisión?
– Porque mi suegra me amenazó con bailar sobre mi tumba cuando yo muera.
– Mamá, mamá, ¿los muertos se convierten en polvo?
– Sí hijo, ¿por qué?
– Ah, entonces debajo de la cama hay muchos.
– Mamá, ¿cuál es la definición de hostilidad?
– Una pregunta más y te castigo, me oyes, ¡te castigo!
¿Qué le dijo una piedra a otra?… Nada, porque las piedras no hablan.