– Manolito, espero no sorprenderte copiando en el examen.
– Pues yo también lo espero, maestra.
Pregunta un juez a un ladrón que asaltó una tienda de ropa:
– ¡Pero dígame! ¿Qué no pensó en su esposa y en sus hijas?
– Pues la verdad sí pensé su Señoría, pero en la tienda solo había ropa para hombre.
A las tres de la madrugada un hombre llama a su médico por teléfono:
– Ay, doctor, no puedo dormir… ¿Padezco de insomnio?
– Y que se ha propuesto usted… ¿Propagar la epidemia?
Estos son dos ancianos hablando, y de repente uno le pregunta
al otro:
– ¿Cuántos años tienes?
– Ochenta y pico.
– Pues yo tengo ochenta y tres, y no pico.
Sale una viuda del velatorio diciendo:
– ¡No somos nada!
– Nosotros tampoco señora, pero venimos porque servían café gratis.