¿Qué define la “voz de locutor”?

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Nota publicada originalmente el 1ero de marzo de 2017

Debemos empezar por aclarar que todas las personas, absolutamente todas, tenemos las capacidades necesarias para realizar el tratamiento adecuado de la impostación de la voz. ¡Así es, tal como lo leen!, es decir, cualquier persona puede manejar de forma correcta la impostación de la voz; de hecho, resultaría sorprendente para muchos saber que “hacer la voz de locutor” es la forma correcta de expresión oral y no sólo un don u habilidad especial que se cree que pocos poseen.

Por supuesto que existen personas con voces más peculiares, profundas, fuertes, marcadas y distintas que otras, y usualmente son ellos quienes sobresalen, pero la realidad es que cualquier persona podría manejar la impostación de su voz. Una vez teniendo esto en cuenta, sería prudente decir que el lenguaje de los locutores (y por ende el lenguaje radial) se compone principalmente de 5 elementos que intervienen en dicho proceso:

Vocalización. Se trata de una correcta dicción o articulación para hacer plenamente inteligible lo que se habla. Una pronunciación deficiente provoca la pérdida de claridad del mensaje. Además de resultar desagradable, provoca en el destinatario una pérdida de credibilidad. Lo recomendable es practicar frente al espejo por lapsos de 15 minutos todos los días articulando con la boca para lograr hacer menos pesado el proceso físico del habla.

– Entonación. Consiste en la musicalidad del lenguaje en la palabra hablada (en el texto escrito equivale a la puntuación). Esto se logra mediante la inflexión de la voz, variando el tono y la intensidad y pronunciación de ciertas palabras para marcar énfasis en determinadas expresiones. Esto supone brindar mayor riqueza al texto y ofrecer un estilo de locución más atractivo, ya que el objetivo es huir de la monotonía. Escuchar anuncios radiales y locución comercial ayuda bastante a desarrollar esta parte.

– Ritmo y velocidad. Varía con cada tipo de programa. Nunca es recomendable mantener la misma velocidad, se debe variar y buscar un equilibrio. Si es excesivamente lento produce desinterés. Si es excesivamente rápido produce tensión. Una velocidad que oscile entre 160-190 palabras por minuto es lo ideal. Esto también puede practicarse con ejercicios de lectura, mismos que ayudarán a respetar las reglas gramaticales y se verán reflejadas en la expresión oral.

– Locución informativa. En cualquiera de sus variantes requiere una voz más fría, más sobria.

Locución con música. Es la más permisiva. Aquí se define la personalidad y el estilo propio que resultan básicos para contactar con los oyentes. El emisor debe crear una relación de amistad con los oyentes.

Finalmente, cabe señalar que los factores arriba mencionados son los más comunes, aunque también se aplican en otros estilos como lo son los programas de revista, shows nocturnos, especializados y de opinión.

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