La importancia del humor en la radio.
El humor puede ser uno de los elementos más importantes para un programa de radio, sin embargo no todos los locutores cuentan con la simpatía o la espontaneidad para hacer reír al público. Por esta razón, muchas veces un comentario bien intencionado puede caer mal o ser tomado de mala manera. Platicamos al respecto con El Chikilin, locutor de La Raza 93.3 y esto nos comentó.
¿Para ti qué importancia tiene el humor en la radio?
Siempre es importante incluir un poco de humor en tu programa, en mi caso no me considero un locutor que se base en hacer chistes o que todo el tiempo incluya ese elemento en el programa, sin embargo creo que algo que funciona muy bien es tratar de ser espontáneo, eso le gusta mucho a la gente.
¿Cuál sería el secreto para caerle bien a tu público sin ser pesado?
Ser tú mismo. Cuando un locutor es natural la gente lo nota, no tienes que forzar los chistes porque si lo haces tiendes a caer mal. Es mejor que salgan de manera natural, a menos de que tengas una sección de humor previamente pensada, pero si no yo creo que debes dejar fluir tu propio estilo y que el humor llegue cuando tenga que llegar.
¿Qué haces cuando sueltas un chiste o un comentario que sabes que no cayó muy bien?
Lo mejor es seguir hablando y darle vuelta a la página pronto. Muchas veces nos pasa que hacemos chistes o cosas que les pueden caer mal a los radioescuchas, pero es peor si te detienes a dar explicaciones, porque haces más grande la cosa. Todos podemos tener resbalones, pero es importante saber salir de ellos y si dudas o te detienes mucho en el tema puede ser contraproducente. Cuando dices algo que no va, lo peor son esos instantes en los que no sabes cual será la reacción del público, a mí me ha pasado varias veces que digo algo que pienso que es inapropiado, pero afortunadamente se ha tomado de buena manera.
¿Qué tipo de cosas vergonzosas recuerdas que te han pasado al aire?
Una vez era cumpleaños de mi compañero “El Muñeco” y llamamos a una pastelería para pedir su pastel al aire. Recuerdo que hice la llamada, pedí el pastel y un galón de leche, porque al Muñeco le gusta comerse su pastel con leche. Muy amablemente la señorita me preguntó que si no necesitaba más cosas, como platos y vasos desechables y yo le dije que sí. Entonces me dijo: “¿quieres velas?” y yo inmediatamente le contesté: “pues si me las enseñas, con todo gusto”. Inmediatamente pensé que la había regado, pero ella lo tomó con mucho humor y sacó la carcajada, entonces supe que no se había tomado a mal mi comentario, pues me salió muy espontáneo.