La radio, para los escuchas, es un producto gratuito. Ellos no saben o no profundizan sobre qué realmente alimenta los bolsillos de las emisoras, sólo tienen el conocimiento de que hay música, locutores y muchos comerciales.
Eso hasta hace algunos años no era un problema tan grave, pero luego llegaron los servicios de streaming que eliminaron los anuncios y simplificaron la forma en que la gente consume música. Bien o mal, la radio debe ponerse las pilas para que el escucha no escape.
Lo primero a entender es que la radio tiene una audiencia muy leal. En Estados Unidos, 93% de la población escucha radio en la semana. El objetivo es que la gente no deje de consumir sólo porque encuentra bloques de comerciales muy largos o publicidad muy aburrida.
El consultor Tracy Johnson propone un concepto muy interesante: reproducir menos comerciales y hacerlos mejores.
Aparte de que será mejor para los ratings, evitará que la gente salga huyendo cada que aparezca un comercial. El objetivo a final de cuentas es que el usuario no deje de sintonizar la estación, aún cuando estén los bloques de publicidad.
Reducir los tiempos es peligroso, pero puede abrir la puerta a otra clase de anuncios o patrocinios que puede ser más efectivos que un mensaje de 15 o 30 segundos.
Por otro lado, la calidad de los anuncios debe mejorar notablemente.
Ahora bien, es imposible ofrecer a los escuchas segmentos libres de comerciales, por eso el contenido entre los cortes debe ser de calidad. Incluso los anuncios en las cuentas gratuitas de Spotify tienen ciertos estándares de tiempo y calidad para que la gente no desespere. Haz tú lo mismo, cuida la calidad de los anuncios que recibes.
Con información de InsideRadio.
