Hace veinte años me hubiera hecho reír esta nota que se dio a última hora del viernes 28 de abril del 2017: ¡Se va el Panda Zambrano de Grupo Fórmula! En 1996 Televisa Radio generó un concepto llamado La KeBuena, entonces se comenzó a estilar el uso de personajes locutores-animales que fungieran como mascotas para hacer más llevadera la actividad de los radioescuchas de la estación, que programó desde entonces el género “grupero”, como se le nombraba al regional mexicano.
José Antonio Zambrano, quien había entrado a hacer servicio social en el equipo de Arturo Forzán Rovirosa en lo que entonces se llamaba Stereo 102, y hoy conocemos como Los 40, junto con Alfredo Martell (luego gerente de los conceptos Órbita para IMER), y con Jessy Cervantes (cabeza de la cadena EXA), fue invitado a integrarse a la KeBuena 92.9 (XEQ FM), y muy a regañadientes aceptó, porque no le gustaba esa música populachera –esto me lo dijo él mismo José Antonio en entrevista hace un mar de años–; así nació el Panda para entrarle a la chamba grupera junto con Modesto Santos, quien creó al Tirantitos, que era una especie de ardilla que masticaba radio popular para niños.
El Panda Zambrano y su equipo dieron tanta batalla aplicándoselas a todos a través de las bromas telefónicas, que en 1999 Grupo Fórmula, siguiendo su slogan: “la empresa de las grandes estrellas o personalidades de la comunicación”, llamó a Antonio Zambrano para que dirigiera una emisora que ya existía, y se llamaba Radio Uno 104.1 de FM.
Eso no me lo contaron, yo estaba allí, y vi salir a Zambrano de su oficina en Televisa y cómo se instaló en Radio Fórmula, así que, podemos concluir que la apuesta de Rogerio Azcárraga por “El Panda Show” no ha sido menor. Por lo que sería casi iluso creer que Jaime Azcárraga o Rogerio hayan renunciado, así de la nada, a su Panda Show para poner al desconocido –en radio abierta– ¿Callo de nachas, callo de espaldas, cayó de suerte.? No, no, quise decir Callo de Hacha, bloguero que ha llegado a tomar el lugar del Panda Zambrano.
¿Por qué me acuerdo de todo esto que sucedió hace dieciocho años? Seguramente, porque he escrito en La Ventana Ciega tantas veces como se puedan imaginar acerca del Panda Show que por ahora sólo me resta decir de su salida del aire: “¡tanto va el cántaro al agua, hasta que se hunde!”.
Hasta el cansancio escribimos todos los analistas de medios respecto a las bromas del Panda, hasta el cansancio fue tema de polémica el trato de José Antonio para sus radioescuchas, quienes, a decir de sus realizadores, pedían voluntariamente ser bromeados por el Panda Show, y aquí me entra el morbo: ¿qué pudo haber hecho o generado esta vez en su serie radiofónica que fuera tan fuerte como para que Grupo Fórmula lo vetara de sus transmisiones? sí, de acuerdo a las publicaciones de Gabriel Sosa Plata, El Panda Zambrano ha sido un negocio tan rentable y lucrativo para Grupo Fórmula, que incluso, tenían una iguala que se pagaba mensualmente a la Secretaría de Gobernación previendo o resolviendo faltas que se hubieran generado de los dichos y emisiones del Panda Show.
Todos sabemos que el “radio pasillo” suena, y ya hay versiones que dicen que Zambrano generó con sus bromas una situación que llevó a la cárcel a un individuo, ergo, esta vez no le exentaron la falta, y, se dice, le aplicaron tarjeta roja al pandita que ¡de tanto llevarse a todos al baile, ahora él es el bailado!
Reconozco que tal y como diría la periodista Fátima Ibarrola, respecto a los influencers: “este ya no es mi tiempo”; sin embargo, sé que el lenguaje radiofónico, el sonoro, no es similar al lenguaje del video virtual, llevan otros ritmos. Seguramente Jorge Roberto Avilés Vázquez, Callo de Hacha, bloguero que está ya transmitiendo través de Radio Uno de 20:00 a 22:00 horas, tendrá que aprender a transmitir vía radio lo que ha logrado por vía de la Internet.
En lo personal aún no sé que sentir respecto a la salida de José Antonio Zambrano, pues si bien al fin se cierra tanta broma de mal gusto, he de reconocer que sólo el Panda Show logró durante dieciocho años ser canal y voz entre los hispanos en Estados Unidos y sus familias, las bromas se volvieron en un sinfín de ocasiones el mejor diván para confesar problemas familiares, preferencias de género y hasta buzón de información entre habitantes de México y los Estados Unidos.
Y he de confesar que el trabajo histriónico de José Antonio Zambrano y de su equipo de actores de la voz es quizá la última de las mejores puestas dramatizadas en la radio… aunque fuesen, eso sí, un medio para bromear y engañar.
¡Bueno eso, eso digo yo!