Tristeza que sabe dulce, la vida de José José

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José José es mucho más que un nombre reiterativo detrás de toda lógica. Es el alias de un cantante con una calidad interpretativa fuera de serie que ha dedicado su voz a todos los que sufren de amor.

En sus canciones, José José ha tomado el papel de “El triste”, “El Farolero”, “El Gorrión” y de un “Aprendiz de seductor”. Sus interpretaciones son tan magistrales que llegan a lo más profundo de quien lo escucha.

José Rómulo Sosa Ortiz, hijo del tenor José Sosa Esquivel y la pianista Margarita Ortiz, nació en la calle de las Artes de la Colonia San Rafael en la Ciudad de México el 17 de febrero de 1948. Según su mamá, José José de pequeño ya podía interpretar el tema “El jinete”, una canción que tenía hasta falsete.

Antes de tomar de lleno la carrera como cantante, José Rómulo Sosa estudió ingeniería de aviación, sin embargo, deseaba más aprender a tocar la guitarra para poder seguir sus sueños.

José José probó suerte en cuanto lugar se presentaba. Tocó en los cafés de moda y daba serenatas. Así, en un encuentro fortuito, tuvo la oportunidad de probarse en un programa de televisión y, de paso, obtener su primer contrato.

Después de unos años, firmó con RCA Victor y tomó oficialmente el mote de José José. Su éxito tardó en llegar; sin embargo, cuando lanzó “La nave del olvido”, original de Lino Ramos, alcanzó la fama nacional e internacional.

El 25 de marzo de 1970 es una fecha que no sólo marcó la historia de José José, es un hito en la historia de la música por su notable interpretación de “El triste” durante el festival OTI que se llevó a cabo en el Teatro Ferrocarrilero de la Ciudad de México. Si bien no quedó en primer lugar durante ese encuentro, obtuvo en cambio el amor y cariño del público que pedía más para el joven cantante.

No todo fue miel sobre hojuelas para el cantante de voz privilegiada. Años más tarde de su éxito con el tema “El triste”, cayó en la adicción del alcohol. Una vez, terminó casi muerto en el hospital del la ANDA.

Lo impresionante de la carrera de José José durante los años setenta es que a pesar de su adicción al alcohol, luchó en más de una ocasión por mantenerse sobrio. Gracias a su espíritu indomable, grabó éxito tras éxito, siendo el más destacado, durante 1977, “Gavilán o paloma”.

A pesar de que José José se hizo en las calles y tomando como aprendizaje sus presentaciones en lugares muy modestos, tuvo grandes maestros, entre ellos la inolvidable Barbra Streisand, Johnny Mathis y Pepe Jara. Gracias a lo aprendido, alcanzó matices que muy pocos cantantes tenían.

Por otro lado, llenaba cualquier lugar donde se presentaba. Tuvo 8 fechas agotadas seguidas en El Patio, con 14 presentaciones en una semana. El Príncipe de la Canción siempre se brindó sin importar el obstáculo, más porque se debía a todos los que lo ayudaban en su carrera.

Cuando pasó a BMG Areola, hizo una mancuerna insuperable con el compositor Rafael Pérez Botija. Además, tuvo mucha injerencia en todos los discos que sacaba, cosa que no hacían todos los cantantes de aquella época. Gracias a su olfato para elegir temas sabía qué iba a pegar.

La vida de José José no sólo estuvo en los escenarios, también en la pantalla grande, protagonizando 6 películas durante los años 80.

Después llegó su álbum más exitoso, Secretos, el cual contiene inolvidables temas como “El amor acaba”, “Voy a llenarte toda”, “Lagrimas” y “He renunciado a ti”.

Por otro lado, al tiempo que lanzaba el tema “40 y 20”, José José tocó fondo en 1993. Simplemente desapareció. Terminó en una casa en Tulyehualco con gente que lo asistia. Sus amigos más cercanos se cuestionaron si deberían intervenir con su adicción al alcohol, pero gracias a su ayuda terminó en una casa de rehabilitación en Minneapolis, Minnesota, para salir de las adicciones que lo habían dejado en un estado precario.

En 1995 estaba limpio. Se volvió a casar y siguió adelante con su carrera, pero con un ritmo más lento, incluso alejado de los reflectores.

A sus hijos dejó muy claro que si querían dedicarse a la música, tenían que estudiarla y hacerla suya. Vocalizar, tocar los instrumentos y tener disciplinas para ser como él.

José José tal vez no tenga el título nobiliario correcto, porque eso de príncipe siempre le quedó corto. Ojalá que a pesar de los múltiples males que lo aquejan, pueda seguir adelante y entregue más alegrías al mundo.

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