Se trata de partir de un punto obvio: las características de internet como medio de comunicación distan mucho de lo que nos ofrecen la radio y la televisión, y aunque cuenta con una cobertura amplia, hay un sector específico que hace uso de esta plataforma para sus actividades diarias.
Para entender esta idea pongamos un ejemplo muy concreto: la publicidad en video. Día a día, en nuestro timeline de Facebook, Twitter o Instagram se acumulan decenas de ellos, ya sea compartidos por nuestros amigos o generados por las marcas.
Las redes sociales y las páginas web son una carta abierta a la creatividad. Si creamos contenidos orgánicos con el espacio digital, podemos complementar la experiencia que creamos en la cabina radiofónica.
Ciertamente, se puede usar como base los materiales que ya tenemos a la mano, pero dándoles un giro, que se ajuste y aproveche al máximo las herramientas de Internet (viralidad, inmediatez, dinamismo, links a webs o productos paralelos de la emisora y el canal, transmisiones de eventos especiales con alta calidad, entre otros).