Gustavo Alvite: Cuando un micrófono se convierte en amigo, se escriben grandes historias.

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El carpintero de Guamúchil

Durante muchos años, Alvite estuvo a cargo y fue el principal promotor y desarrollador de La Hora de Pedro Infante, que bajo su conducción se convirtió en uno de los segmentos favoritos de la radio mexicana. Fue la única estación que durante 65 años —hasta mi salida— tuvo a Pedro Infante, desde que él vivía. Cuando entré a manejar el programa, era exclusivamente musical; la verdad un poquito aburrido, por tanta repetición de “Amorcito corazón” y demás canciones. Entonces todavía había contemporáneos de Pedro Infante vivos. Acudí a esas fuentes. Sin darme cuenta lo convertí en un programa que no era solamente musical, sino documental. La propia gente fue aportando material sónico. En el extranjero, por ejemplo, hallé muchas grabaciones de Pedro Infante en vivo con el Mariachi Vargas, que realizó en estaciones de radio. En el libro Las Mil y Una Radios, Sosa y Esquivel comentan cómo el programa se convirtió en uno de los favoritos porque el conductor, que ya tiene más de veinte años con la serie, está muy bien documentado sobre la trayectoria, películas, canciones, arreglos musicales y demás cuestiones en torno a la vida del carpintero de Guamúchil. A partir de 1973, Alvite se hizo cargo también de la hora de Vicente Fernández, un cantante cuya fama empezaba su ruta de ascenso a principios de la década de los 70.

En defensa de los compositores

A principios de 1994, Gustavo fue también responsable de la creación de una nueva estación de música mexicana en frecuencia modulada, llamada Morena 89.7, para crear una identificación con la gente, con el color de su piel, por muchas cosas. Uno de sus slogans era La emisora de los compositores mexicanos. Con eso quisimos impulsar un poquito el reconocimiento a los compositores. Sin ningún otro interés realmente. A mí los compositores siempre me han llamado mucho la atención; me parece que ellos son el punto de partida de la industria discográfica. Sin compositores no hay artistas, ni arreglistas, ni siquiera difusión de música. El radio vive esencialmente de tocar discos. Si no hubiera producción de discos, ¿qué haría la radio? Ellos son el punto de partida, sin suficiente reconocimiento. Aunque hay un reglamento que impone a los medios la obligación de mencionar cuando menos los créditos de los compositores, ¡nadie lo hace! Son una de las riquezas por la que nuestro país es reconocido en el mundo, un segmento olvidado que ni la propia sociedad de autores atiende. La mayor parte de mi actividad en las redes tiene que ver con ellos, o con los aniversarios, las grabaciones, los decesos; es decir, todo lo que ocurre en torno a ese sector.

Su apasionada defensa de los compositores lo llevó a recibir en 2011 la medalla de la Sociedad de Autores y Compositores de México por su labor en la defensa de los creadores. En aquella ocasión Armando Manzanero, presidente de la sociedad, se refirió a él como un conductor que en su profesionalismo otorga el espacio y reconocimiento a los compositores al decir su nombre antes y después de cada canción. Recordando aquella ocasión, Gustavo comenta cómo es muy frecuente oír la pregunta `¿De quién es esa canción? ́. Esto ha sido una preocupación constante para mí; esto debe ser parte de la producción, que para mí es lo que le falta en este momento a la radio. Desafortunadamente está compitiendo (con los medios alternativos) únicamente disparando disco tras disco, y entre uno y otro no hay nada. No hay producción, no hay información sobre las grabaciones, no se dice nada sobre los arreglos.

Justamente, amplía sobre este punto, los arreglistas son otro segmento olvidado, siendo que son músicos profesionales, muy creativos y trascendentes, como Rubén Fuentes, Gustavo Santiago, que crean la envoltura de la melodía y de la letra de la canción. Muchas veces una canción es identificada por las primeras notas del arreglo. Por ejemplo, el arreglo de “Guadalajara” es inconfundible. Si se lo quitas a la canción de Pepe Guizar, la canción ya no existe. En su momento le pregunté a Guizar de quién era el arreglo; me dijo: `Fue una idea mía y de un mariachi que se llamaba Virgen ́. Justamente su canción “El mariachi de mi tierra” dice en una de sus estrofas: `Alma virgen del mariachi ́, porque Pepe le dedicó esa canción a ese mariachi. Ésas son las cosas que yo intento que no se pierdan. La materia de Comunicación Facultativa no tiene una historia de la música como tal. Es con ese tipo de cosas con lo que se podría aderezar la producción en la radio; lo que haría la diferencia entre una radio convencional y otra que sí acuda a los principios del radio.

Dirigiendo por el momento su empresa BTL (Behind The Line), que se dedica a la promoción de artículos comerciales, Gustavo Alvite, con su enorme experiencia, se prepara para volver eventualmente a la radio y seguir contribuyendo para dar al medio ética y dignidad. A mí me llama la atención que los concesionarios de la industria se sigan quejando de la pérdida de radioescuchas, pero no insisten en la razón primigenia de la existencia del radio, que es la de comunicar socialmente, entretener, acompañar… y la cuestión ética, definitivamente. Hoy se oyen albures, burlas, palabras altisonantes, a pesar que la Ley Federal de Radio y Televisión prohíbe afectar con la palabra la moral de la familia. La gente da su lealtad a una señal radiofónica o a un personaje cuando a ese a personaje le interesa la vida de los demás. No hay otra forma de lograr una genuina comunicación. Como locutor tienes que integrarte con un micrófono, y por medio del micrófono, participar en la vida de la gente. Porque cuando un micrófono se convierte en un amigo, se escriben grandes historias.

Extracto del libro de monitorLATINO, En la misma Sintonía: Vidas en la Radio.

Link 1era parte

http://radionotas.com/2017/01/18/a-la-radio-entre-como-la-humedad-gustavo-alvite/

Link 2da parte http://radionotas.com/2017/01/19/gustavo-alvite-mi-sueno-dorado-era-estar-en-radio-mil/

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