Chistes

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    SENOS
    Una señora visita al médico. Su pecho derecho es mucho más largo que el izquierdo. El doctor no se puede explicar el fenómeno. -Fíjese, doctor, mi marido tiene la costumbre de poner su mano sobre la derecha cuando se duerme. -Muchos hombres tienen la misma costumbre, señora. -Sí, doctor, ¡pero tenga en cuenta que no todos los matrimonios duermen en camas separadas!

    NACIMIENTO
    Un hombre casi impotente se hace aplicar hormonas de mono de una forma intensiva. Obtiene éxito, y su señora da a luz un bebé. -¿Es niño o niña? -pregunta muy excitado el orgulloso padre. Y la enfermera le contesta: -Lamentamos no poder aún satisfacer su curiosidad. Ya lo haremos cuando la criatura se baje de la lámpara.

    CARTERO
    El pequeño ya había cumplido los siete años, y todavía no conseguía hablar bien. El pobre iba dándole la lata a todo el mundo preguntándole: -¿Pol qué no pelo hablal mien como toos? Un día le hizo la pregunta al cartero, y obtuvo esta respuesta: -Tállate a boca …! ¿Ez que quieles que nos maten a los dos … ?

    DE SOBRINOS
    Juanito: -Mi tío es cura, y cuando todo el mundo le ve le llama Padre. Luisito: -Mi tío es cardenal, y todo el mundo le llama Eminencia. Jorgito: -Mi tío pesa ciento ochenta kilos, y todo el mundo que le ve le dice: -¡Dios mío!

    EN SEMANA SANTA
    La señora vuelve de la iglesia y le cuenta a su marido: -Querido, he ido a confesarme. Le he dicho al Padre que en Semana Santa procuro que no entre en mi cuerpo ni un sólo pedazo de carne… -¿Cómo? ¡Te ruego que me respetes y que hables al señor cura de una forma correcta! ¡Debe usar otras palabras para expresarte!

    DE CURAS
    -Buenos días, Padre. ¿Cómo está hoy? -¡Muy mal, sacristán! ¡Acabo de enterarme que su esposa nos engaña!

    CONFESIONARIO
    En un pueblecito un hombre va a confesarse: -Padre, he pecado con una mujer casada. -¡Terrible! ¿Quién es? -No, Padre, no se lo diré. No quiero que se sepa de quién se trata. -¿Acaso la mujer del zapatero? -No, padre. -¿Quizá la mujer del sacristán? -No, Padre. -Ya sé: ¡la mujer del farmacéutico! -No, Padre. ¡Ya le he dicho que no quiero que se sepa de quién se trata! -Entonces, si no me lo dices, tendré que negarte la absolución… El hombre sale de la iglesia y se encuentra con un amigo. -¿Cómo te ha ido? -No me ha dado la absolución el cura; ¡pero dispongo de tres direcciones fenomenales!

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