Todos tenemos un talento escondido. Algunos tienen una bonita voz, otros son expertos en contar historias y otros tienen el don de hacer reír a su público. Cualquiera que sea su don, descúbralo, entiéndalo y sáquele todo el provecho que pueda.
Pero esas cualidades hay que canalizarlas. No se puede confiar únicamente en su talento. Existen varias maneras de sacarles el mayor provecho, siempre buscando un solo objetivo: entretener al oyente para que se quede más tiempo escuchando la emisora en la que usted trabaja.
A continuación presento 7 consejos muy sencillos para lograrlo:
1. Confianza
Si usted no confía en su propio talento, si no está seguro de lo que va a decir al aire en el momento de abrir el micrófono, si usted es muy tímido y no es capaz de abrir su mente y mostrar su verdadera personalidad al público, no tendrá mucho futuro como disc-jockey de radio.
Un buen locutor de emisora musical debe ser abierto, extrovertido, locuaz. Debe saber hilar las palabras sin titubear, sin gaguear. Debe tener una gran facilidad de palabra. Esto no quiere decir que tenga que hablar rápido, pero sí con seguridad y con un ritmo apropiado.
Si usted no tiene la confianza suficiente, si siente temor al abrir el micrófono, ¿cómo cree que podría convencer al oyente de lo que le está diciendo?
2. Sentido del humor
Esto no quiere decir que esté echando chistes todo el tiempo. De hecho, no es necesario que cuente chistes o hacerse el gracioso. Pero sí debe tener buen humor, sonar entretenido, tratar de arrancarle una sonrisa al oyente.
La mayoría de los disc-jockeys más exitosos son los que divierten a su público, ya sea con historias, chispazos, ocurrencias. Buscan ese lado simpático de las noticias o del tema que están hablando para crear un buen ambiente.
Saben contar una anécdota divertida que le pasó en su camino a la emisora, algo chistoso que vio en redes, algo que le llamó la atención cuando habló con los jefes, o en la casa, o en el camino al trabajo.
Lo importante es buscar siempre un ángulo que permita que el oyente no se aburra.
3. Buena voz
Muchos creerían que esta debería ser la primera recomendación. Sin embargo, conozco excelentes locutores, con voces hermosas, pero que no saben entretener a los oyentes.
Hoy en día, el público aprecia más el contenido que la forma. Un locutor con una voz regular puede tener más impacto que uno con una voz muy bonita pero que no sabe conectarse con el público.
Finalmente, el concepto de ‘buena voz’ no quiere decir necesariamente que sea profunda o aterciopelada sino que comunique claramente lo que intenta decir, y que maneje una modulación adecuada.
Que sepa contagiar al oyente cuando está presentando algo triste o algo alegre, que genere emociones en quienes lo escuchan.
Sin embargo, y a pesar de lo anterior, un locutor que se tenga confianza y sentido del humor, si además tiene una voz agradable y cálida, se convertirá en un ganador.
4. Manejo del idioma
Los turnos suelen ser largos, algunas veces de 4, 6 horas o más. Para no cansar al oyente ni volverse repetitivo, es necesario que un buen disc-jockey enriquezca su vocabulario.
Esto no significa que tenga que decir palabras rebuscadas, sino que encuentre muchas formas de describir una misma cosa. Eso no se logra aprendiéndose de memoria una lista de sinónimos. Eso se consigue… ¡leyendo! Leyendo mucho. Lo que sea. Libros, revistas, blogs, periódicos.
A medida que usted va leyendo, muchas palabras nuevas se irán involucrando en su propio lenguaje, especialmente porque las aprenderá en el contexto correcto.
Al tener un mejor léxico, usted aprenderá a evitar errores del lenguaje, especialmente en temas de concordancia. Muchos locutores mencionan en una misma frase términos como “usted” y “tú”.
Pero es aún peor cuando emplean palabras como “vinistes”, “póngamen”, “hubieron”, “haiga”, caen en el dequeísmo (“Me dijo de que pusiera tal canción…”), o cambian el verbo poner por colocar (“Colóqueme atención”, “Se colocó rojo de la vergüenza”, “Te voy a colocar un disco”)
Pero lo mejor de enriquecer el vocabulario es que usted podrá dejar de lado sus frases repetitivas y muletillas, que son las que más aburren al oyente, porque sienten que usted no sabe improvisar sino que repite siempre lo mismo.
5. Concentración
Es posible que haya momentos en los que usted tenga que hablar de algo para lo cual no estaba preparado. Por ejemplo, al hacer una entrevista es posible que usted haya elaborado un cuestionario, pero el invitado se sale por la tangente hablando de otra cosa.
Usted tiene que ser capaz de decidir si lo que está diciendo su interlocutor vale la pena, si es más interesante que lo que le había preguntado, si puede sacarle algún dato desconocido o inesperado, o si simplemente se salió del camino y lo mejor es encarrilarlo de nuevo en la charla.
Esa concentración tiene que ver, también, con estar atento a cómo transcurre el turno. Cuánto tiempo queda antes de que termine la canción para alistarse y entrar a hablar. Cuánto dura el intro de la siguiente canción, para no hablar encima del cantante.
Hay que estar pendiente de la duración del break de comerciales, para soltarlo en el momento que es. Hay que estar mirando los medidores de volumen, para que la música no distorsione; estar atento a los mensajes que le llegan por el Whatsapp de la emisora…
Por eso, lo preferible es concentrarse en su trabajo y no atender a amigos, novias y demás distracciones. Recuerde que usted tiene una gran responsabilidad en sus manos, y que les está hablando a miles de personas al mismo tiempo.
6. Crear vínculos
Haga que su audiencia, oyentes e invitados se sientan especiales. Nadie estaría interesado en escuchar a un extraño, así que usted debe ser cálido y amigable con todos. Hable de la misma manera como les hablaría a sus amigos y familiares.
Los oyentes deben sentirse como si estuvieran escuchando a una persona cercana, a alguien que está realmente preocupado por hacerlos sentir bien. No hable por hablar. Seduzca a su audiencia. Cautívela con lo que les dice. Eso es lo que ellos esperan de usted.
7. Actualización
Usted debe saber qué es lo que les gusta a sus oyentes. Tiene que compenetrarse con sus gustos y aficiones, y saber qué es lo que los motiva pero también lo que los molesta. Y eso solo se logra tratando de vivir su mismo estilo de vida.
Investigue qué es lo que los mueve, cuál es la información que desearían saber cuando usted les habla, cuáles son sus necesidades y cómo poder llenarlas desde su puesto de transmisión.
Si les habla a gente de oficinas, no querrán un locutor gritón haciendo chistes. De pronto quieren a alguien más calmado, que hable poco y ponga el énfasis en la música. Por el contrario, si les habla a estudiantes, de pronto lo que quieren es que los haga reír.
Al igual que con el mejoramiento de su léxico, en este caso la lectura de diferentes medios de comunicación le proporcionarán material para estar empapado del mundo de ellos.
Nadie se emociona cuando usted menciona sus redes sociales. Nadie se queda escuchando su emisora cuando usted dice que “hoy es miércoles, el ombligo de la semana”. Eso está muy trillado. Eso es paisaje o, peor, ruido innecesario que hace cambiar de emisora.
No se quede saludando “a ti que estás en tu casa, en tu carro, en tu oficina o que vas en el carro…” En vez de usar esas frases de relleno, diga cosas de interés o, al menos, divertidas.
Si sus oyentes se dan cuenta de que usted está enterado de cómo ellos viven su vida, de qué es lo que los motiva para estar vivos, no se van a desconectar y siempre querrán escucharlo por más tiempo.
Conclusión
Estas son algunas ideas sencillas que usted puede comenzar a usar ya mismo. No requieren de mucho esfuerzo pero sí pueden entregarle mejores resultados al momento de hablar con sus oyentes.
Recuerde que a usted lo contrataron para atraer a la audiencia, y es posible que lo midan por el número de oyentes que escuchan su turno o programa. Por eso hay que mejorar todos los días y ser más profesionales.