- Nunca pierda ni un oyente – Parte 1
Por: Tito López
En muchos de mis artículos hago hincapié en que la mejor forma de mantener una audiencia en radio, especialmente hoy en día que hay tantas opciones para escuchar música, es creando buenos contenidos.
La estadounidense Valerie Geller, escritora, consultora de radio y presidente de Geller Media International, nos entrega una serie de recomendaciones que se deben tener en cuenta para que una emisora siga siendo importante para sus oyentes.
Ya sea que esté realizando un Podcast, maneje una emisora universitaria por internet o esté haciendo radio tradicional, usted ya debe haber entendido que la palabra ‘radio’ ya no se refiere únicamente a la radio en sí.
El público recibe entretenimiento, música, noticias e información, es decir, su “radio”, a través de múltiples plataformas. Sabemos que hay mucho “ruido” por ahí: plataformas que se pelean por robarle el tiempo y la atención de la gente.
Por eso es vital asegurarse de que lo que sale del parlante de un receptor, una tableta, un computador o de un celular sea relevante. La gente quiere contenido relevante.
Diferentes investigaciones nos han demostrado que, cada vez más, el tiempo que una persona le dedica a prestarle atención a un medio de comunicación es muy corto. Y esto se debe a que es probable que mientras alguien está escuchando un programa, también esté realizando otras tareas.
Entonces, ¿qué se puede hacer para aumentar sus índices de audiencia y mantener a sus oyentes escuchando por más tiempo? ¿Cuál es la fórmula?
La fórmula es simple: los oyentes vienen cuando encuentran información, entretenimiento y están conectados, y se van cuando algo les aburre.
La fórmula de éxito para ganar audiencias de radio se basa en un compromiso profundo con su audiencia, al trabajar con estos tres principios de «Radio poderosa»:
- Decir la verdad: la gente odia que le mientan y siempre está buscando la razón de ser de las cosas.
- Hacer que importe: es decir, que sea relevante. Que el oyente pueda usar ese contenido. Que le sirva para algo.
- Nunca ser aburrido: estamos en el negocio del entretenimiento. Así de simple.
Entonces, ¿cómo no perder ni un solo oyente?
Esta pregunta clave se la hacen alrededor del planeta todos quienes trabajan en radio. Y las respuestas para mantener conectados los oyentes y hacer que escuchen por más tiempo son bastante similares en cualquier parte del mundo.
No importa si usted trabaja como locutor, reportero, presentador de entrevistas o productor en los Estados Unidos, Canadá, Inglaterra, Australia, Europa o Latinoamérica. La respuesta siempre será: NUNCA SEA ABURRIDO.
Para crear una radio poderosa su contenido debe ser relevante. Si su oyente no está enganchado o le aburre lo que escucha, lo más probable es que se vaya a otra emisora o plataforma o, lo peor, que simplemente deje de escuchar, cualquiera que sea la plataforma usada.
Cuando eso sucede, sus oyentes abandonan la emisora mentalmente o se desconectan físicamente, y su atención se concentra en otras cosas.
Una recomendación es tratar de evitar los temas trillados y repetitivos, esas locuciones previsibles, esas que la gente ya está cansada de escuchar porque no aportan nada. Siempre pregúntese: “Si no hablo de este tema fuera del aire, ¿por qué lo estoy hablando en mi programa?”.
¿Por qué se van los oyentes? ¿Qué los hace irse?
Piénselo. ¿Quería recordar cómo se llama la canción que acaba de pasar? ¿Quería saber a qué horas comienza el concierto de este fin de semana? Bueno, usted trabaja en radio y es posible que sepa a qué horas le van a entregar esa información.
Sin embargo, es posible que le hayan entregado esa información y usted ni se dio cuenta… ¿Por qué? Porque la persona que está al aire no les dio importancia a esos elementos. No los entregó de manera relevante, interesante o divertida.
Un concepto erróneo: el paso y el ritmo en que usted habla no equivalen a energía.
«Energía» no es lo mismo que hacer algo interesante. Contar una historia es lo que hace relevante a una locución. Una persona que cuente historias y que se preocupe por lo que está diciendo siempre tendrá éxito.
Este no es un trabajo de actuación. Si lo que está contando significa algo para la persona que lo dice, la audiencia se enganchará más fácilmente.
Parte de decir la verdad es ser auténtico y preocuparse genuinamente por lo que está hablando al aire. Pregúntese siempre: ¿qué gana el oyente con lo que le estoy contando?
Conclusión
Espero que, con lo que he mostrado en este artículo, usted entienda por qué alguien decide o no escuchar su emisora. Ojalá entienda que si usted no se esfuerza, si no se concentra y no se preocupa por entregar contenidos relevantes y entretenidos, el oyente se aburrirá y se irá.
Y lo peor: aunque la emisora es la que se afecta primero, finalmente es usted el que más pierde. Las directivas de la empresa se darán cuenta fácilmente, y lo tendrán presente en el momento en que usted pida un aumento de sueldo o cuando alguien de la competencia esté buscando un buen talento.
- ¿A través de qué dispositivos los mexicanos oyen la radio?
Por: Josh Méndez
A través de RadioNotas te hemos comentado que en México, la industria de la radiodifusión está teniendo un nuevo despertar, esto debido a que las compañías están renovándose y han decidido lanzar contenidos multiplataforma, abriéndose con ello la posibilidad de consumo por parte de más segmentos de mercado. Si a esto se le suma el reciente auge del Podcast como medio de información/entretenimiento, el cual también es considerado como una derivación de la radio, se podrá observar como nuestro medio de comunicación ha ido aumentando sus posibilidades de escucha.
Como bien es sabido, el Valle de México se caracteriza por su alta concentración de tránsito vehicular, por ello, mientras las personas se desplazan en transporte público o en automóvil, la radio se vuelve uno de los medios por excelencia que acompañan estas largas travesías mientras las personas van hacia las escuelas o los trabajados, puesto que es un medio de fácil acceso, al alcance de los carros y además es gratuito.
En 2017, la Asociación de Radio del Valle de México realizó un estudio llamado ‘La Radio como multiplataforma’, en el que se muestra a través de qué dispositivos consumen este medio los habitantes de la Ciudad de México y el Área Metropolitana. Cabe resaltar que estos datos son los más recientes que hasta la fecha se tienen, los resultados fueron los siguientes:
- Modular/Estéreo/Grabadora con 62%
- Reproductor personal de música con 11%
- En el automóvil con 22%
- Smartphone/Celular con 51%
- Tablet con 4%
- Computadora con 19%
Afroamericanos e Hispanos, ¿Cómo es su consumo de audio?
Por: Josh Méndez
Recientemente se ha revelado información sobre el estudio Infinite Dial
de Edison Research en donde se habla más a detalle sobre los hábitos
de escucha de los afroamericanos e hispanos que actualmente radican en Estados
Unidos. Este estudio de inicio arrojó que el 48% de ambos
grupos manifestó escuchar la radio. Cuando se les preguntó a los
entrevistados que sí escuchaban la radio, cuántos lo hacían mientras
estaban en el automóvil, el 71% de los afroamericanos manifestó hacerlo en
estas condiciones mientras que el 73% de los hispanos dijo lo mismo.
Del 100% del universo, 67% de afroamericanos y 66% de hispanos manifestaron consumir audio vía online (Radio, música en plataformas streaming, podcasts, etc.) También se reveló que el 49% tanto de hispanos como de afroamericanos escuchan contenidos en su automóvil, pero reproducidos a través de su Smartphone.
Se dijo en el informe que el 77% de los hispanos y el 76% de afroamericanos estaban conectados a algún tipo de red social, por lo que al representar tres cuartas partes de la población, resulta interesante la idea de que la radio y el audio lleguen a estos consumidores a través de estos medios digitales.
Por la parte de los altavoces inteligentes, el 75% de los afroamericanos y el 62% de los hispanos manifestaron tener al menos uno en casa.
En cuanto a la atracción de otros servicios de transmisión de audio, Pandora y iHeartRadio tienen la mayor atracción entre los afroamericanos, mientras que Pandora y Apple Music tienen la mayor conexión entre los hispanos. En cuanto al uso real en el último mes, Pandora y Spotify son las dos principales marcas de audio para todas las etnias.
Por la parte del Podcast, el 51% de afroamericanos y el 36% de hispanos han manifestado escucharlos en algún momento de sus vidas.
- En radio, las llamadas y las redes sociales son un espejismo
Por: Tito López
Los oyentes de radio tienen su propia vida. No se la pasan llamando a las emisoras.
Uno de mis momentos favoritos en radio era dar el número telefónico y recibir las llamadas de los oyentes. Cuando hacía, por ejemplo, la ‘Conexión Virtual’ en Caracol Estéreo de Bogotá al mediodía, a finales de los 90, recibía unas 100 a 120 llamadas diarias de gente pidiendo sus canciones favoritas.
Me sentía feliz porque el teléfono no paraba de sonar. Eso me hacía creer que la emisora era una locura, y efectivamente mi turno creció en oyentes en esa época.
Sin embargo Caracol Estéreo –que yo recuerde-
nunca estuvo entre los primeros 10 lugares de audiencia.
Un día, mirando las cifras de audiencia, conocí que a la emisora la escuchaban unas 200.000 personas al día y unas 80.000 al mediodía, durante mi turno. Es decir, que esas 120 llamadas solo representaban el 0.2% de mi audiencia. ¡Ni siquiera el 1%!
Y esta es una situación común en la radio. Hay locutores que lo único que se les ocurre decir al aire es que llamen a la emisora o que se comuniquen de todas las formas posibles (Twitter, Facebook, Instagram, página de internet, Whatsapp, etc.)… y yo me pregunto, ¿para qué?
Muchos dicen, “pida su canción favorita”. A mí me llamaban hasta 120 personas en 1 hora y solo alcanzaba a poner 11 o 12 canciones. Eso quiere decir que dejaba “mamando” a las otras 110 que llamaron y no pude complacer.
De otro lado, es común ver a disc-jockeys pidiéndoles a sus oyentes que llamen, y dejan el teléfono descolgado. ¿Entonces para qué piden que los llamen?
Asimismo, es posible que contesten, pero ni siquiera anotan las llamadas ni llevan estadísticas, ni aprovechan las llamadas para conversar con los oyentes y conocer sus gustos o necesidades.
Pero lo que me parece más preocupante es que hay gente que cree que si nadie llama es porque nadie los está oyendo, y es que la gente cuando escucha radio, primero que todo ni se da cuenta que lo hace.
La gente no está pendiente de la emisora. Solo la tiene como un acompañante fantasma, que le pone buena música. Por eso la gente se aguanta muchas veces –y sin darse cuenta- los 10, 15 o 20 minutos de comerciales que son tan normales hoy en día en las emisoras musicales, ¡y no cambian el dial!
Pero digamos que están hablando de un tema interesante. ¿Usted realmente cree que todas esas personas están pendientes para llamar a participar?
La gente tiene una vida. Estudia, trabaja, hace vueltas, acompaña a su pareja, lee, mira la pantalla de su celular… En general, y especialmente con las emisoras musicales, los oyentes están distraidos y escuchan la radio sin prestarle mucha atención.
Haga esta prueba: cuando salga de la emisora mire el comportamiento de la gente en la calle, oficinas, transporte. Mire a sus hermanos y familiares, a sus amigas y novios.
¿Cuántos están llamando a participar en una emisora? ¿Cuántos están pegados al radio esperando a que “abran las líneas” para llamar a participar de un tema, pedir una canción o ganarse un concurso?
Si usted ha pasado por varias emisoras de su ciudad, ¿no se ha encontrado con que los que llaman son los mismos que lo llamaban a la emisora anterior?
Las llamadas son un espejismo.
Por ejemplo, cuando uno recibe una llamada para pedir una canción no se sabe si la persona que llama es del target de la emisora. No se sabe si es un familiar del artista, o si es un promotor de una disquera o cantante. Ni siquiera se sabe si es alguien de la emisora de la competencia que te está llamando para que pongas una canción mala (yo lo hice un par de veces y me funcionó… jajajajaja).
Bueno, eso son los teléfonos. ¿Y qué pasa con las redes sociales? ¡Lo mismo! Creemos que porque invitamos a los oyentes a participar, a opinar o a pedir una canción y recibimos 10 mensajes, 45, o 100… es una pequeñísima porción de nuestra audiencia, y esa muestra no es representativa.
Una encuesta hecha por expertos, como las del ECAR o los departamentos de investigación de las grandes cadenas, hacen muestreos telefónicos, pero son muestra balanceadas que tienen en cuenta la edad, el sexo y los niveles socioeconómicos, calculando el margen de error y vigilados por expertos en la materia, pero ni en las llamadas que recibimos ni en los mensajes que nos escriben sabemos quién nos está escribiendo, ni cuáles son sus intenciones.
Recordemos el basurero en el que se han convertido las redes sociales.
Mi humilde recomendación, motivada esencialmente no como experto sino por el simple sentido común, es que si bien es importante mantener contacto con los oyentes y conocer sus gustos y preferencias, no debemos creer que “todo el mundo” nos está escuchando porque recibimos 50 llamadas o 35 mensajes de Twitter, pero tampoco que la emisora no la oye nadie porque durante el turno nadie llamó.
La emisora debe tener una programación escrita bien balanceada, con canciones nuevas y viejas, alegres y lentas, que representen los gustos de los oyentes de esa emisora, y los disc-jockeys la deben seguir al pie de la letra.
Una empresa invierte dinero en conseguir a los mejores programadores porque confía en que saben de radio, conocen las preferencias y gustos de los oyentes, saben manejar una ‘curva’ musical agradable que cautiva al oyente.
Ese Director o Programador debería dedicar buena parte de su tiempo a pulir su programación, a asegurarse de que las canciones que quedaron en el listado lleven un ritmo agradable, que hagan que el oyente no se pueda despegar porque cada canción es mejor que la anterior.
No dejemos que la emisora sea programada por los que llaman. Ellos solo buscan su satisfacción personal, y si no les ponen la canción que pidieron inmediatamente la buscan en la emisora de la competencia, porque seguramente llamaron allá también. Esos son lo llamadores ‘profesionales’, no el común de la gente.
Y no caigamos en la trampa de las redes. Creemos que porque tenemos 500, 10 mil o 100 mil seguidores, todos leen nuestros mensajes y le prestan atención a lo que decimos.
Grave error.
Mucha gente sigue a otros simplemente por un impulso, porque ha oído que tal personaje está de moda o porque no tiene nada más que hacer.
Y si no, miren este ejemplo: Una cantante británica llamada Rita Ora tenía en noviembre de 2013 más de 4 millones de seguidores en Twitter alrededor del mundo. Ella confiaba ciegamente en ellos y estaba convencida de que sus seguidores estaban pendientes de ella.
Por eso decidió lanzar un trino en el que decía: «Publicaré mi nuevo sencillo el lunes si este mensaje alcanza los 100.000 retuits«.
¿Saben cuánta gente respondió? 2 mil personas.
¡Solo 2 mil de sus 4 millones de seguidores en todo el mundo estaban pendientes de lo que ella publicaba y quería participar en su llamado! (Si creen que me inventé esto miren este link: http://is.gd/Ldopg9)
Conclusión
Los mensajes, las sugerencias y recomendaciones, e incluso los insultos y regaños debemos tomarlos con pinzas, porque cada uno de ellos representa solo el pensamiento de quien lo escribe, no el de los 80 mil, 300 mil o 1 millón de oyentes que tenga su emisora.
- Los 7 pecados capitales de la radio
Por: Tito López
Todos somos pecadores. Pero estamos a tiempo de arrepentirnos.
Ya estamos de regreso de Semana Santa, una época que muchos usan para descansar, viajar, salir de fiesta e incluso para… rezar. Es la época perfecta para cuestionarse, para meditar, para tratar de encontrar el sentido de la vida.
En el caso de la radio, podría aprovecharse esta época para hacerse preguntas acerca de la forma como cada quien está sacando adelante su carrera y, más exactamente, si está cometiendo alguno de los 7 pecados capitales.
Sí, es que en la radio también hay 7 pecados mortales que usted no debería cometer.
Lea con atención esta lista y prepárese para ir donde su confesor, contarlo todo y arrepentirse para ganar la salvación eterna.
Estos son los 7 pecados capitales de la radio:
Ira
Hay gente que trabaja en radio y reniega de todo. Se queja de ganar un sueldo bajo. Se queja porque no le dan el mejor horario. Se queja porque le toca hacer otras funciones diferentes a abrir el micrófono. Se queja porque tiene que trabajar un fin de semana.
Algunos se molestan porque les tienen que responder las llamadas o mensajes a los mismos oyentes de siempre. Se molestan porque siempre piden las mismas canciones. Se molestan porque el director no los deja salirse de la programación.
Recuerde que usted, como locutor o disc-jockey de una emisora tiene un gran privilegio. Pocas personas tienen acceso a un micrófono para hablarles a decenas o centenas de miles de oyentes. ¿Ya había caído en cuenta de semejante privilegio? Disfrútelo. Aprovéchelo para sacar adelante su carrera.
Sacrifíquese haciendo algunas cosas que no son tan agradables pero que sí servirán para atraer grandes audiencias. Recuerde que mientras más oyentes usted tenga, más oportunidades tendrá de tener un mejor sueldo y de ser llamado a trabajar en otra emisora.
Codicia
La historia cuenta que cuando Darío Arismendi fue contratado para reemplazar a Yamid Amat en el programa ‘6 A.M.’ de Caracol, lo primero que hizo fue hablar con el veterano locutor paisa Baltazar Botero Jaramillo.
Baltazar, que participaba en dos programas de Caracol –“Hola, Buenos días” y “Pase la tarde”, lo primero que le dijo a Arismendi –que nunca había hecho radio- fue: “No deje hablar a los demás. Cuando tenga la oportunidad, aprópiese del micrófono”.
Algunos locutores, sin haber hablado con Baltazar, se toman muy en serio esta posición y quieren acaparar todo el tiempo con su voz, con sus puntos de vista, sus comentarios, y quiere mostrar que saben de todo.
Esa codicia, ese afán por acaparar la atención se puede volver en contra del locutor. La magia de la radio está en la variedad de voces, de opiniones, de puntos de vista. Mientras más fuentes haya, mientras existan más elementos, más rica será la puesta al aire.
Glotonería
Digamos que planeó con anticipación su salida al aire. Comienza a contar una pequeña historia y ya está listo para poner música. Sin embargo, a último momento, se le ocurre cambiar la canción que tenía preparada y se le ocurre una mejor.
Empieza a hablar lo primero que se le ocurre para rellenar mientras busca en el computador una canción que complemente el tema del que venía hablando. Por querer hacer algo mejor, termina aburriendo al oyente. Pierde el impulso y se va por las ramas.
Esto es más común aún en los ‘Morning Shows’. Están en una divertida situación humorística, llegan al clímax, revientan el segmento con un excelente apunte y… en lugar de soltar un jingle, una promo o una canción, dejan que el momento culmen se desinfle y siguen hablando de otra cosa. No quieren parar de hablar.
No sea glotón con las palabras. Hablar más no es lo mismo que hacer buena radio. Hay gente que cree que al hablar más se va a robar el show. Recuerde la frase: “quien mucho habla, mucho yerra”.
Por el contrario: quítele la ‘grasa’ a sus contenidos. Diga esencialmente lo que tiene que decir. No dé vueltas. No se enrede. La ‘grasa’, la glotonería engorda y hace sus salidas al aire más pesadas y difíciles de digerir.
Orgullo
A veces está bien dejar ir las cosas. Hay cosas que funcionan y otras que, por más que lo intente, no. No se aferre a lo que no funciona. No se aferre a lo que alguna vez funcionó bien y cree que lo va a seguir haciendo.
Por otro lado, el hecho de que algo le salió bien en otra emisora o en otra ciudad no quiere decir que vaya a funcionar igual de bien en su nueva emisora. Usted pudo haber sido muy famoso en la otra ciudad, pero eso no es garantía de que en la nueva le vaya a ir igual de bien.
Si usted hace algo y no sale bien, tiene que tener la humildad de reconocerlo y dejar de hacerlo. Nadie es perfecto ni tiene la varita mágica para triunfar siempre.
Uno tiene que convertirse en su peor crítico al desarrollar tanto su personalidad como su producto general al aire, reevaluando constantemente lo que está haciendo. Hay que hacer más lo que funciona y dejar de hacer lo que no funciona.
Lujuria
La Real Academia de la Lengua define a la lujuria con dos acepciones:
- Deseo excesivo del placer sexual.
- Exceso o demasía en algunas cosas.
Más allá de ese ‘deseo excesivo del placer sexual’ del que tanto hacen gala muchos locutores con su lenguaje, chistes y propuestas al aire, o que incluso quieren calmar engatusando a sus oyentes, en este caso la lujuria se refiere más a la segunda definición.
Ese exceso, ese engolosinamiento con las palabras es un verdadero pecado capital. Hay personas que encuentran satisfacción en hablar de las cosas que solo a ellas les interesa. No están pensando en los oyentes. No están pensando en lo que su público realmente quisiera escuchar.
Ese egocentrismo hace que, muchas veces, la gente se aburra. Locutores que solo hablan de un mismo tema siempre que abren el micrófono. Locutores que sólo hablan de sí mismos, de sus gustos y aficiones, de lo que ellos piensan del mundo.
Es como ir a una cita con alguien que solo habla de fútbol y nada más. Es posible que tenga buenas habilidades de locución, pero si desarrolla y presenta contenido basado únicamente en lo que le gusta, su carrera será de corta duración.
Envidia
Este es uno de los peores pecados capitales. Y es de los más comunes.
Gente que habla mal de sus compañeros y colegas, que menosprecia su trabajo. Gente que se siente superior, que no es más que un complejo de inferioridad. Gente que se burla de otros locutores o de otras emisoras.
Locutores que viven pendientes de cuánto ganan sus compañeros para quejarse o para hablar mal de ellos, inventarles chismes o tratar de hacerlos quedar en ridículo.
Disc-jockeys que viven ‘lamboneando’ a sus jefes para tratar de robarse la atención con el fin de que no les presten atención a los demás. Disc-jockeys que les ponen zancadillas a sus compañeros, que hablan mal a sus espaldas para ganarse un crédito que no les corresponde.
Lo peor es que todo el mundo se da cuenta. Es fácil reconocer a un envidioso y, más aún, a un ‘lambón’.
Pereza
Llegar 2 minutos tarde al turno. Abrir el micrófono sin saber lo que va a decir simplemente porque no se detuvo a pensar en ello. Decir que no hace preproducción porque es muy bueno improvisando. Creer que los oyentes están felices porque saca ‘saluditos’ al aire…
Todo eso no es más que pereza.
Y si usted es perezoso, si usted no se esfuerza por hacer un buen turno, por prepararlo, por hablar lo justo y cuidar cada elemento de programación, nadie lo volverá a contratar. O si lo contratan, no le pagarán un buen sueldo.
Sí, es que en la radio sí hay plata, pero para quienes se esfuerzan, para quienes sobresalen, para quienes hacen cosas diferentes y atraen grandes audiencias. Para los mediocres, para los perezosos no hay plata. No hay buenos salarios.
¿Encontró una noticia de J Balvin? Resúmala, saque lo que no sirve y cuéntela en sus propias palabras. Busque unas declaraciones del cantante en Youtube, grábelas, edítelas y preséntelas antes o después de la canción.
¿Salió la nueva canción de Madonna y Maluma? ¿Qué dicen de ella en otros países? ¿Cuántas veces ha sido reproducida en Spotify? ¿Cuántas vistas tiene en Youtube? ¿Qué dicen en las redes sus oyentes? ¿De qué habla la letra? ¿Realmente se refiere a Medellín?
¿Se preocupa por empatar bien las canciones en el sistema de emisión? ¿Separó las cuñas para que no salgan dos bancos o dos restaurantes de comida rápida seguidos? ¿Mira los niveles de audio para evitar distorsión? ¿Responde los teléfonos o los mensajes de Whatsapp?
¿Mantiene limpia la cabina? ¿Escucha nueva música? ¿Está siempre buscando noticias y leyendo blogs de música para estar enterado? ¿Lee artículos de cómo mejorar su puesta al aire? ¿Hace prácticas y calienta su voz de manera profesional?
Recuerde: la pereza es la madre de todos los vicios.
Conclusión
Ya pasó la Semana Santa pero su trabajo continúa. Evite estos 7 pecados capitales si no quiere irse al infierno de la desocupación y los malos salarios. Usted tiene dos opciones: convertirse en un locutor exitoso y reconocido, o volverse un simple personaje que pasará frente al público como un barco navegando en la oscuridad.