Comunicar con intención: La fuerza de un mensaje bien pensado

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Las palabras no se las lleva el viento, y en la industria de la comunicación su peso puede marcar una diferencia profunda. Mike McVay reflexiona sobre cómo cada comentario que se emite (ya sea en radio, televisión o redes sociales) genera ondas que alcanzan a personas reales, con consecuencias que pueden ser tan constructivas como devastadoras. En un entorno saturado de noticias, polémicas y opiniones virales, los comunicadores enfrentan un reto mayor: elegir entre sumar o incendiar.

McVay destaca que muchos contenidos se han vuelto explosivos por simple inercia, como si cada pieza necesitara provocar para ser escuchada. Sin embargo, insiste en que no todo mensaje requiere drama para ser relevante. A veces, la responsabilidad implica bajarle al sensacionalismo y apostarle a la empatía, al respeto y a la construcción de algo valioso para la audiencia.

El caso de Harper Grace, una joven artista que enfrentó burlas masivas cuando apenas tenía 11 años, ilustra ese impacto. Aunque logró avanzar y convertir la experiencia en fuerza, su historia revela cómo una frase lanzada al aire puede convertirse en un peso difícil de cargar. Es un recordatorio de que detrás de cada titular, de cada broma y de cada crítica, hay alguien que lo recibe.

En un momento en el que el público también está cansado del ruido constante (lo que McVay llama ‘el gran apagón’), la invitación es clara: pensar antes de hablar. Las plataformas ofrecen alcance, pero ese alcance exige conciencia.

Si las palabras pueden construir o destruir, ¿Qué tipo de impacto quieres generar cada vez que te expresas?

Esta nota fue realizada con base en una idea sacada de un artículo publicado por Radio Ink, con contenido de Alpha González.

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