El periodismo enfrenta un panorama cada vez más riesgoso en medio de un entorno político polarizado. Tras el asesinato de Charlie Kirk, de Salem Media, una encuesta de RTDNA y la Universidad de Syracuse reveló que 2024 fue un año crítico para los periodistas que trabajan en un escenario electoral cargado de tensiones.
El estudio mostró que el 2.7% de los directores y gerentes generales de noticias reportaron ataques a empleados, un aumento respecto al 2.2% del año anterior. Los mercados grandes concentran la mayor vulnerabilidad, con un 10.2 % de incidentes, mientras que las salas de redacción no comerciales sufren hasta cinco veces más ataques que las comerciales.
Las agresiones incluyen violencia verbal en centros de votación, amenazas, daños a instalaciones, tiroteos en viviendas de periodistas y ataques físicos durante manifestaciones. El noreste del país destaca como la región con más reportes de amenazas.
Las redes sociales se han convertido en otro frente de riesgo: 14% de los encuestados recibió acoso digital, desde comentarios misóginos, racistas o antisemitas hasta advertencias como “Cuidado con las espaldas”. Además, algunas empresas del medio reportaron campañas organizadas para informar del peligro que existe debido a la cobertura de temas políticos.
Aunque la mayoría de los líderes considera que el nivel de peligro es similar al de 2023, cada vez más voces reconocen que el ejercicio periodístico que se desarrolla en un terreno hostil. En este contexto, surge la pregunta: ¿Qué tan preparada está el medio para proteger a sus periodistas en un clima político tan adverso?
Esta nota fue realizada con base en un artículo publicado por Radio Ink.
