En un día común, mientras realizaba sus compras en el supermercado, una mujer tuvo una experiencia que le recordó el valor de estar siempre preparado para descubrir nuevos clientes. Al salir de la tienda y dirigirse a su auto, dos jóvenes se acercaron para informarle que una de sus llantas estaba desinflada. Con amabilidad, se ofrecieron a inflarla con una bomba que llevaban en su camión y detectaron un tornillo incrustado en la llanta.
Agradecida por la ayuda, la mujer se preparó para ir a la tienda de neumáticos. Sin embargo, antes de partir, uno de los jóvenes le entregó su tarjeta de presentación, invitándola a considerar sus servicios de mantenimiento de jardines. Ella guardó la tarjeta y más tarde se la mostró a su esposo. Resulta que tenían un árbol muerto en su patio trasero que necesitaban remover, y gracias a la iniciativa del joven, su empresa pasó a ser una opción.
Este pequeño encuentro ilustra cómo las oportunidades de ventas pueden surgir en cualquier momento y lugar, no solo en reuniones formales. Un vendedor en Canadá, por ejemplo, aprovechó un accidente automovilístico para establecer contacto con la empresa de desguace que remolcó su coche, concertando una cita para hablar de publicidad.
El mundo está lleno de oportunidades de prospección, y aquellos que están atentos y preparados son los que logran capitalizarlas. Mantener las tarjetas de presentación a mano y estar dispuesto a actuar en cualquier interacción cotidiana puede hacer la diferencia.
¡Que nunca falten nuevas oportunidades de venta!
Esta nota es una adaptación al español de un artículo publicado por Radio Ink.
