Cuando los líderes se esfuerzan por impulsar el cambio dentro de tu organización, deben esperar a enfrentarse a tres conjuntos de actitudes. El 25% estará a bordo desde el principio. El 50% será evasivo. Y luego está el otro 25%, esos son los que resistirán y pondrán pretextos. Buscarán agujeros en cada argumento, encontrarán fallas en cada aspecto y, esencialmente, harán todo lo posible para programar cualquier cosa que se proponga para fracasar.
Uno de los mayores problemas con todo esto es parte de ese último 25%, obviamente, no puedes simplemente tirarlos por la puerta, pero es importante saber el ‘qué y por qué’ detrás de su actitud deprimente.
Parte de la negatividad podría atribuirse a varias razones, según las circunstancias específicas. Aún así, algunas de las mentalidades a raíz de su disidencia podrían clasificarse de la siguiente manera.
RESISTENCIA RAZÓN 1
Con cualquier cambio o una nueva idea viene un riesgo, al menos en sus mentes. Lo tienen reducido a una fórmula. No quieren meterse con eso, y mucho menos ver a alguien más que ha comprado ‘el plan avanzar’ más allá de ellos.
RAZÓN DE RESISTENCIA 2
‘No fue la idea, y no estaba en el radar’. A menos que puedan ajustarlo a su forma de pensar, no quieren tener nada que ver con eso. Y a veces, eso simplemente no es posible.
RAZÓN DE RESISTENCIA 3
En el fondo, en realidad no son jugadores de equipo. Pueden ser importantes para el equipo, pero juegan para ganar, solo para ellos. Rara vez están dispuestos a ver el otro lado de la moneda. La mayoría de nosotros nos hemos enfrentado al desafío de tratar con este tipo de personas. Y probablemente todos hemos probado una serie de enfoques destinados a ganárnoslos cuando la verdad es que es hora de enfrentar los hechos: es una pérdida de esfuerzo. Lo más probable es que no logres cambiar esas mentes.
Mejor gasta tu energía en encontrar formas de involucrar a aquellos que ya están a bordo. Estas son personas que también pueden, por ejemplo, animar a ese 50% que está sentado en la cerca.
Bríndales una plataforma para compartir el entusiasmo, por qué creen en la visión y cómo planean ejecutarla no solo es alentador para aquellos que son verdaderos jugadores de equipo, sino que puede entusiasmar a la mayoría.
Esto no puede ser sobre ti, tu ego o ganar una batalla con aquellos que te condenan al fracaso. Se trata de lo que es bueno para la organización, cómo llevarla al siguiente nivel y qué beneficiará a la empresa, personal, partes interesadas e inversores.
Como líder, esa es tu responsabilidad. Jugar para ganar significa jugar para el equipo que ayuda a anotar la victoria.
Esta nota fue realizada con base en un artículo publicado por Radio Ink.
