Ahora que mucha gente ha tenido que sufrir del encierro a causa de la pandemia seguramente se ha encontrado con situaciones a las que no estaba acostumbrada.
Por ejemplo, si usted vive en un edificio de apartamentos y las paredes no son muy gruesas, es posible que haya escuchado lo que hacen sus vecinos. Bueno, en este caso, lo que hablan ellos.
De hecho, hay gente que no tiene problemas en traer un vaso, recostarlo contra la pared y pegar la oreja para ‘amplificar’ el sonido y entender mejor la discusión que están teniendo esos vecinos.
No sé si eso sea lo más elegante o apropiado, pero el ser humano tiene esa tendencia natural a escuchar conversaciones ajenas. Eso nos pasa no solo encerrados en casa. Seguramente usted habrá querido oír de lo que están hablando en la mesa de al lado en un restaurante o en cualquier otro sitio.
Y a veces, como buenos ‘metiches’, esas conversaciones son tan entretenidas o interesantes que uno quisiera pasarse a su lado para participar, opinar, comentar y hasta reírse con esos extraños.
Los programas de radio y los podcasts deberían ser así.
En el momento de abrir el micrófono e interactuar con otras personas, deberíamos crear ese tipo de conversaciones que hagan que los oyentes quieran participar, mantenerse atentos a lo que se está hablando, despertar la curiosidad y contagiarlos con el estado de ánimo de los integrantes del equipo.
Para lograrlo, a continuación presento algunas ideas:
1. Haga que la conversación fluya
Aproveche lo que otros dicen para hacer avanzar la conversación. Evite usar respuestas que bloqueen o frenen la conversación. Si su respuesta se queda en “así es”, “Ok”, “Ah, bueno. Gracias” o frases por el estilo, no permitirá que la conversación siga su flujo natural.
Escuche con atención lo que la otra persona dijo y procure continuar el tema con aportes valiosos. Una forma de hacerlo es comenzar con frases como “Claro, y además…”, “Sí, y como si fuera poco”, “Ja, ja, ja… a mí también me pasó. Imagínate que una vez…”
2. Todos deben aportar
Nadie domina la conversación. Nadie se queda callado. Todos están presentes y contribuyendo. Cada integrante opinará o hará su aporte desde su rol. Lo ideal es que los oyentes se sientan identificados con las diferentes personalidades que están en la mesa.
3. Hay que saber encarrilar la conversación
Algunas veces las conversaciones se salen del tema, se alargan o se vuelven lentas y pesadas. El conductor del programa tiene que ser capaz de interrumpir de manera estratégica cuando vea que el programa se está volviendo tedioso.
Puede ser con un aporte, con una interrupción respetuosa, incluso con alguna broma o comentario divertido que permita que todos reaccionen y se den cuenta de que se salieron del camino.
4. Igualdad de oportunidades
Según algunas investigaciones los hombres, en la vida real, interrumpimos a las mujeres un 33% más a menudo que a otros hombres. Y casi nunca nos damos cuenta de eso.
Pero aunque sea una tendencia habitual en todas partes, un buen conductor debe procurar evitar que eso suceda. De hecho, las mujeres tienen más facilidad de expresión que los hombres. Encuentran muchos ángulos que los hombres no tenemos en cuenta.
Si ese conductor de programa es inteligente, en lugar de permitir que se interrumpa a las mujeres más bien debería aprovechar ese talento innato para llevar adelante la conversación.
Hay un viejo dicho en la radio estadounidense: “Quien gana en mujeres, gana en la radio”. No las interrumpa. Aproveche ese talento natural. Sus oyentes mujeres serán las primeras en agradecérselo.
5. Manejo de los nombres
Reserve la palabra «usted» para hablar con el oyente. No solo es una elemental norma de respeto sino que esa persona se sentirá parte de la conversación.
Y dependiendo del programa y del público al que esté dirigido, procure llamar a sus invitados por sus nombres y apelativos de manera respetuosa, sin ser confianzudo. Si su invitado es un médico y se llama Pedro Pérez, refiérase a él como “Doctor Pérez” y no como “Pedro”.
Cuando se trata de un programa de entretenimiento y habla con celebridades, la conversación puede ser más personal, sin guardar esas distancias, pero también sin exagerar. Si su invitada es Shakira, no le diga “Shaki”…
Por otro lado, al oyente le interesa saber quién dijo algo en su programa. Por eso es importante que llame a sus compañeros de mesa por sus nombres.
6. Permita algunas desviaciones del tema
Lo ideal es que la conversación siga una línea, que vaya en línea recta del punto A al B y luego al C. Sin embargo, sus colegas pueden hacer aportes que ocasionalmente se salen del tema pero sirven como ilustración.
No lo evite, pero no lo promueva. Deje que haya improvisación en la conversación, pero siempre atento a que no se salga de la línea que usted tenía trazada.
7. La preparación es la clave
Un atleta entrena 4 años para competir en los Juegos Olímpicos en una carrera que solo dura 10 segundos. Un reportero de televisión practica lo que va a decir frente a la cámara antes de salir al aire. Un médico prepara la sala de cirugías para que tenga todos los instrumentos a la mano a la hora de operar.
Si usted hace radio, debe preparar lo que va a decir antes de abrir el micrófono. Conozca a sus invitados, lea sobre el tema que va a tratar. Apoye la conversación con segmentos de audio.
Pero, sobre todo, fije la duración de la charla y respétela. Cíñase a lo planeado. Y sepa cómo comenzar, pero especialmente cómo terminar la conversación.
8. Muletillas
Si usted tiene todo preparado, si sabe de lo que va a hablar, si lo ha planeado todo con anticipación, seguramente evitará esos momentos terribles en los que no sabe qué decir.
Además evitará esos términos de ‘relleno’ y muletillas como «hum», «ah», «básicamente», «en mi opinión», «en realidad», etc.
9. Contextualizar
Recuerde que todos los días hay oyentes nuevos que llegan a su programa. Es probable que no sepan claramente de qué trata ni quiénes son los integrantes que van a acompañarlo en la radio.
No tiene que hacer una explicación detallada del programa cada vez que lo inicia, pero sí es clave repetir en cada espacio la información básica, de forma que ese nuevo oyente entienda qué es lo que va a encontrar.
De la misma forma, no todos los oyentes escuchan su programa desde el inicio. Algunos, tal vez muchos de ellos, llegarán cuando el programa ya está sobre la marcha. Aquí es importante estar recordando cuál es el tema del que están hablando, quién es el invitado y por qué está allí.
Refuerce la personalidad de cada integrante de su programa, de forma que los oyentes los puedan identificar de una manera más clara. Ejemplo: “Juan, usted que es ateo: ¿qué opina de la aprobación de la eutanasia en España?”.
Y si usted no es el conductor del programa pero se da cuenta de que no se está dando el contexto necesario, no tema en hacerlo cuando le corresponda hablar. Ejemplo: “Doctor Pérez. Para seguir hablando de la pandemia, ¿podría explicarnos el proceso de vacunación?”.
10. Pausas y silencios
La llegada de los softwares de edición digital ha hecho que muchos productores, con el afán de agilizar y aprovechar mejor el tiempo, le quiten esos espacios de respiración natural y por eso muchas veces suenan como habladas por robots.
Además, en la radio, particularmente en las emisoras musicales, hemos aprendido que no debe haber baches o silencios.
Sin embargo, cuando conversamos con alguien no lo hacemos sin respirar sino que hacemos pausas para darle mayor intención a lo que hablamos. Una pausa causa suspenso o puede demostrar molestia y otras sensaciones que complementan la conversación.
Dejemos el miedo al silencio. Eso también hace parte de nuestra conversación.
Conclusión
Según la Real Academia de la Lengua, ‘metiche’ es lo mismo que ‘entremetido’, y significa “Dicho de una persona: Que tiene costumbre de meterse donde no la llaman”.
Así son los oyentes: ellos quieren ‘meterse’ en la conversación que usted genere en su emisora. Siendo así, haga todo lo posible para engancharlos con conversaciones entretenidas y que aporten conocimientos, información o diversión.