Hacer humor no es fácil. Es un trabajo serio.
Seguramente usted se ha dado cuenta de que en su grupo de amigos siempre hay uno que los hacer reír, aunque no cuente chistes todo el tiempo. Al parecer, es una cualidad innata.
Es gente a la que uno le presta atención todo el tiempo porque no se sabe con qué va a salir la próxima vez que abra la boca.
Para hacer reír a la gente no basta con contar chistes. De hecho, la gente se divierte más cuando le cuentan situaciones con finales inesperados. Además, esas historias permanecen más tiempo en la memoria de quienes las escuchan.
Pero también es cierto que esas personas saben dónde empezar y dónde terminar su cuento. Saben cómo mantener la atención y refuerzan sus historias con palabras y gestos que hacen que uno no se quiera perder el remate.
Si usted es director de una emisora o conduce un programa al que le quiera inyectar una buena dosis de humor, no es necesario que sea chistoso o que tenga las cualidades que describo arriba.
De hecho, el chistoso no tiene que ser usted. No hay nada peor que alguien trate de hacer humor sin tener las cualidades para hacerlo.
Lo que sí puede es preparar a su equipo y llevarlo a que mejore sus rutinas mediante las directrices básicas que describo a continuación para construir segmentos de humor exitosos.
Estas sugerencias fueron realizadas por el veterano consultor estadounidense de radio Randy Lane y complementadas por un ejemplo de la vida real, cuando yo conducía ‘La Locomotora’ en Radioactiva, a inicios de los años 90:
- Invente un personaje cómico poderoso.
Use la perspectiva cómica. -exageración, errores y falta de inteligencia- que permitan crear un personaje que sea el foco del segmento chistoso, que incluso podría ser usted mismo.
En Radioactiva teníamos a un supuesto mensajero de la emisora que nunca llegaba a trabajar, en la voz de Guillermo Díaz Salamanca, inventándose siempre una enfermedad rara que justificaba su ausencia. Su nombre: Hipocondrio.
- Encuentre una fuente de oposición o conflicto.
Esto puede ser la llegada de otro personaje, una situación o un evento.
En el caso de Hipocondrio, una vez nos respondió el teléfono llorando, muy preocupado, porque no pudo dormir en toda la noche al enterarse de que todos tenemos en nuestro cuerpo un esqueleto.
- Involucre al personaje con el conflicto.
Cree una fuerte razón valedera para justificar por qué el personaje terminó metido en el conflicto.
Hipocondrio nos contó que había abierto un libro de anatomía para ver de qué se iba a enfermar al día siguiente y, de pronto, vio el dibujo de un ser humano en el que se apreciaba el esqueleto y eso le daba mucho miedo.
- Exagere el conflicto.
No importa cómo empieza o de dónde surgió el conflicto; asegúrese de que el argumento cada vez empeore más. Llévelo hasta el corazón emocional de su personaje.
Por más explicaciones que le diéramos, y aunque tratáramos de tranquilizarlo, Hipocondrio cada vez se ponía más nervioso, especialmente cuando se dio cuenta de que, además del esqueleto que tenía adentro, también tenía una calavera debajo de su piel.
- Llévelo a otro nivel.
Introduzca un nuevo elemento de riesgo en sus personajes. Pregúntese, “¿Qué es lo peor que le podría pasar a este personaje?”
Hipocondrio, al darse cuenta de que tenía un esqueleto y una calavera dentro de su cuerpo, comenzó a preguntarse si era que ya estaba muerto, y si así fuese, cómo era que podía seguir hablando con nosotros.
- Llévelo hasta el límite (exagere)
En los mejores segmentos de humor los límites son empujados hasta el punto de la locura total. La exageración se convierte en su mejor aliado. Invente situaciones imposibles y su segmento volará.
En nuestro caso, Hipocondrio se pone a llorar desconsoladamente, preguntándose qué pensará su mamá cuando se entere de que ya está muerto. No sabe a quién dejará la herencia y, lo peor, no sabe si en la otra vida seguirá igual de enfermo.
- Busque un pico emocional (clímax).
Si usted tiene opuestos cómicos fuertes y un conflicto real en la situación, todo estará a punto de explotar. Las situaciones de humor funcionan mejor cuando se aplica la balística.
Mientras Hipocondrio se quejaba de su mala suerte y del miedo que le producía estar muerto, escucha que por la calle de su casa pasa una carroza fúnebre. Entonces se disculpa, sale a la calle, y comienza a “echarle dedo”, a ver si se lo llevan de una vez al cementerio.
- Al concluir, ¡cierre el tema!
Para hacer que su segmento de humor realmente satisfaga al oyente, usted tiene que lograr una sensación de cierre o final. Una de cuatro cosas puede suceder: Alguien gana; alguien pierde; todos ganan; todos pierden.
En nuestro caso, el supuesto coche fúnebre era realmente una camioneta Mercedes Benz negra manejada por una hermosa rubia que se ofrece a darle respiración boca a boca para calmar la ansiedad… Hipocondrio se salva así de ir a trabajar y, más bien, se va de rumba.
Sobra decir que la actuación de Guillermo Díaz y las ocurrencias de Gabriel Delascasas y ‘Papuchis’ hacían que la historia fuera realmente divertida. La idea no se puede perder por una mala interpretación.
Conclusión
Para crear un segmento de humor exitoso no es necesario hacer un libreto. Aunque esto sería lo ideal, no hay que complicarse la vida. Basta una reunión antes de comenzar el segmento en la que todos se pongan de acuerdo y se repartan los roles o responsabilidades de cada integrante del programa.
Eso sí, siempre seguir los pasos que aquí se describen para lograr un mayor impacto. No deje que una buena idea se pierda por falta de preparación. Nada peor que una buena historia que no tenga un final grandioso.