Unos caníbales:
– Oye, ¿qué tal te cayó mi hermana?
– Le faltaba sal.
Unos mosquitos:
– ¡Mamá, mamá!, ¿por qué todos los días venimos a contemplar esta horrible mancha en la pared?
– ¡Más respeto a la memoria de tu padre, hijo mío, más respeto!
Unos novios:
– Te prevengo, soy celoso incluso sin razones.
– No te preocupes, querido. Conmigo no lo serás nunca sin razón.
Unos amigos:
– Mi mujer me está engañando con otro hombre.
– ¿Vas a permitir que nos hagan esto?
Era un tipo tan enano, pero tan enano, que cuando se sentaba en el suelo le colgaban los pies.