– Mamá, ¿soy fea?
– No hija, tienes lo que todo hombre desearía para sí.
– ¿En serio?
– Sí. Tienes voz gruesa, espalda ancha y pelos en el pecho.
– Mamá, me he cortado el dedo.
– Ponte un curita, entonces.
– ¡Pero es que no lo encuentro!
– ¿Tú rezas antes de comer?
– No, mi mamá es buena cocinera.
– Mamá, hoy casi saco un 10.
– ¡Muy bien! Pero, ¿por qué casi?
– Porque se lo pusieron a mi compañero de al lado.
– Mira mamá, ya me están creciendo los pechos.
– Sí, ya vi, tienes que empezar adelgazar un poco hijo.