El sargento ordena: “¡Fuego a discreción!”, y discreción murió acribillado.
¿Qué le dijo un plátano a una gelatina?… Todavía no me desnudo y ya estas temblando.
Un ciego le pregunta a un cojo:
– ¿Qué tal andas?
– Pues ya ves.
Era un cocinero tan feo, pero tan feo, que hacía llorar a las cebollas.
– Oye, ¿tú estudias derecho?
– No, yo estudio sentado.