Todos eran risas, hasta que se dieron cuenta que el tartamudo quería jamón.
¿Cómo maldice un pollito a otro pollito?… ¡Caldito seas!
¿Qué pasa si un elefante se para en una pata?… La pata muere aplastada.
– ¿Sabes cómo dejar a un tonto intrigado?
– No, ¿cómo?
– Mañana te cuento.
– Doctor, ¿cómo está mi hijo?
– Le tuvimos que poner oxígeno.
– ¡Ay! Yo quería que se llamara Luis.