¡Corazones de melón apachurrado!
Los noto medio desganados, por eso decidí venir el día de hoy, para contarles un chisme de nuestro adorado Gallito Feliz, que ya ven que a ese loquillo siempre se le anda yendo la lengua… y también otras cosas de su anatomía, válgame Dios.
Fíjense bien, y no se me anden distrayendo con imágenes sucias de la anatomía del güerushco. Dice quesque no le gustan los Grammy Latinos, los alucina, que nunca los ve, y los reprueba una y otra vez. ¡Que hasta lo ponen de malas! Ay, papucho, a nosotros nos gustas siempre de buenas, y no de malas como te pones también con todo tu titipuchal de esposas, que hasta en la luna de miel ya te da por divorciarte. Habráse visto, semejante atropello. Como el atropello que dice cometen en esa entrega de premios, pues es tan triste que año con año ganen los mismos cantantes, básicamente ¡una increíble mafia!, afirma.
Y o paró ahí, luego dijo que son premios innecesarios, con intereses de televisoras, y que las compañías disqueras pagan un dineral para que brillen ciertos cantantes y proyectos, y a los que realmente deberían de brillar por su talento pues ni los fuman.
Pues la verdad, y no por andar de mal pensados, pero uno ya no sabe, y así como se dice una cosa se dice otra, como diría mi adorada Chimoltrufia.
Aquí la cosa es que mi Cristian, nuestro Cristian ‘cejitas enloquecidas’, no solo avienta la piedra y esconde la mano. No señor, él directito, sin escalas, y hasta propositivo, dice que el Grammy es ‘americano’ (que yo más bien diría ‘gringo’, porque ‘americano’ se refiere a todo el continente América, que engloba muchos países), que deberíamos dejar de copiarle a Estados Unidos, hacer cosas grandes y originales por nosotros mismos, y hacer justicia a todos todos nuestros talentos. ¡Sí, señor! Claro que podemos ¡Qué sí, que no, que cómo shingaos no! ¡Que chiquitibum, a la…! Que qué chulo es México! ¡Que viva México, cab…!
Ayyyy, yo ya bien emocionada, que hasta parecen nuestras fiestas patrias, y más bien se nos viene la Navidad encima…lo que me recuerda desearles desde ahora, puchunguitos tan preciosos de mi vida, que pasen unas fiestas maravillosas, que se amen y apapachen mucho, que beban y coman con moderación, que espero con mucho gusto todos sus regalitos de amor, y que ya me voy porque me estoy poniendo sentimental y además hoy me toca clase de cómo hornear el pavo y no se me achicharre como los años pasados.
¡Nos vemos en el 2018, chiquillos traviesos, que será nuestro gran año!!!
