“Las redes le han quitado misticismo a las personas de la radio”.
Natalia es una de las voces habituales de Radio Disney y una de las locutoras juveniles más queridas del cuadrante. Platicamos con la conductora que inunda la frecuencia de lunes a viernes de 2 a 6 de la tarde por Radio Disney 99.3
¿Cuáles han sido tus mayores satisfacciones haciendo radio?
Hacer lo que amo, lo que me encanta. Haciendo radio me siento viva. Aunque suene cursi, tengo que decirlo por que me apasiona.
¿Cómo se trasmite ese gusto por el trabajo en la radio?
Cuando de verdad haces las cosas por amor, porque es tu vocación, la naturalidad se trasmite y así logras empatizar con la gente a través de un medio como la radio donde la gente te imagina y los puedes llevar a tu mundo.
Pero igual estarás de acuerdo que las cosas no son como antes. En la radio actual no hay tanto misterio como cuando no se sabía cómo era el locutor.
En eso tienes razón, las redes sociales le han quitado ese misticismo a lo que era una persona inalcanzable. Tú antes veías a los locutores y a los artistas y parecían algo inalcanzable, porque no te los topabas al abrir tu celular.
¿Crees que la radio actual además de una buena voz exija una buena imagen?
Sí, es importante, pero creo que no es lo principal. Esa excesiva inmersión en el mundo digital, de preocuparnos por vernos bien, no debe estar peleada con el verdadero talento de una persona. Es importante regresar a lo básico, ver quién es la persona y qué nos puede ofrecer más allá de su presencia.
¿Cómo fue tu entrada a Radio Disney?
En Aguascalientes hacía radio, un morning show. La verdad me gustaba la producción de TV y cine, pero cuando entré a través de un casting a Radio Grupo, me enamoré de la radio, y cuando crecí mucho en mi estado me vine a la ciudad de México a picar piedra; un día me contactan para hacer un casting en Radio Disney y fue una bocanada de aire para darme cuenta que en la radio de la CDMX igual hay oportunidades para la gente de provincia.
¿Qué fue lo más complicado de tu casting?
Lo asumí como una oportunidad de oro, pero andaba desconectada. Me di a la tarea de escuchar mucho Radio Disney para saber qué llegar a ofrecer. Como dicen, “si es para ti, aunque te quites”.
¿El público de Radio Disney exige que la estación esté a la altura de la marca?
Claro, eso pasa, y por eso todos los días –al menos en mi caso– trato de hacer las cosas de la manera que se requieren. En cualquier marca que estés, debes dar lo mejor. Creo que debemos estar a la altura de los radioescuchas porque, finalmente, estamos ahí por la gente.
Radio Disney surgió un poco antes de la explosión Millennial. ¿Cómo se adelantaron al boom? Porque evidentemente su público es de ese segmento de radioescuchas.
Tenemos que aclimatarnos a lo que viene y lo que es, aunque se quiera regresar a lo básico, el punto es encontrar esa media. Esa cuestión de los millennials tiene muchísimas ventajas, pero desde mi punto de vista no debemos perder en cuenta otras cosas, el valor del ser humano más allá de las redes sociales. Tú entras a Instagram y es un mundo envidiable, pero finalmente es una foto, no es la realidad, esa línea de enfocarnos en sólo lo que se ve es peligrosa.
¿Cuáles son tus tips para hacer bien las cosas en la radio?
Para ser exitoso en la radio primero debes descubrir que sea realmente tu pasión, tiene que haber esa chispa para que cada vez que estés frente al micrófono transmitas ese amor al medio. Algo que me ayudó mucho es conocerte a ti mismo, desde la radio, y encontrar ese punto de naturalidad, saber qué te distingue, qué te da personalidad. Hay muchas voces bonitas, gente con buena voz, pero dentro de toda esa gama hay que buscar quién se es, saber qué te distingue. Finalmente, siempre ser responsable del micrófono porque tu mensaje es arma de doble filo y puedes influir a las personas. Además, la gente que te escucha quiere que le compartas algo de felicidad, son personas las que están detrás, acordarte que lo que haces detrás del micrófono está dirigido a alguien. Otro punto es que seas humilde, porque el día que apagues el micrófono la gente se olvida de ti. Cuando tus jefes de la estación te jalen las orejas, hay que ser humilde, no perder eso nunca.