42 años lloró frente a la tumba de su hija, pero ante un ataúd vacío
Una mujer en Edimburgo, Escocia. visitaba la tumba de su hija casi todas las semanas, y casi siempre con flores. durante 42 años. Pero hace unos días, vino con la esperanza de encontrar una respuesta. Su instinto, le hacia pensar en la posibilidad que el cuerpo no estuviera allí. Pidió entonces permiso para la exhumación. Poco después, un destacado antropólogo forense estudió el contenido de su interior: prendas de bebé, fragmentos de ataúd y una pequeña cruz. Pero no habían restos humanos. No había huesos. No había nada. Nunca se supo que paso realmente con el cuerpo.