Soñábamos con el futuro y el futuro, sencillamente, nos alcanzó.
Desafortunadamente para los miles de personas que viven de la industria de la música, la falta de previsión fue la tumba de sus enormes entradas económicas.
Primero fue el cassette, que permitía la copia de los discos de acetato. A esto le siguió el primer golpe bajo a la industria, la piratería de discos compactos, que permitía grabar el equivalente a 19 o 21 canciones de diferentes álbumes en un mismo CD.
Cabe señalar que este tipo fraudulento de copiar música tuvo enormes resultados por dos importantes factores: el precio de los CDs originales, que oscilaba entre los 9 y los 20 dólares y, lo más importante, en muchas de las ocasiones el CD solo contenía una o dos buenas canciones, lo demás era mero relleno. Así se fue inclinando el mercado por las copias piratas.
Pero sin duda el tiro de gracia llegó con las descargas digitales y las compañías de streaming, que por aproximadamente 10 dólares mensuales permite las descargas de música ilimitadas, condenando a la desaparición al CD.
Sony Music, compañía global y más que golpeada por dicha situación, ha diseñado el prototipo de lo que creen que será la manera de escuchar música en las próximas décadas. Es un pequeño chip que sustituirá los discos compactos, con tecnología de punta e imposible de reproducir (ya hemos escuchado eso anteriormente).
Ford Motor Company tendrá instalado el adaptador para el Sony Chip a partir del 2020, como equipo estándar en sus vehículos, adelantándose a sus competidores.
Sin duda vivimos los albores del nuevo milenio, tiempo de cambios extraordinarios y pasos a nuevas formas de vida. Obviamente la música está comprendida en tan enormes avances. Todo sea por llegar al futuro.
