Donald Trump, rezó en el Muro de las Lamentaciones, que pertenecía a una pared externa del Segundo Templo judío de Jerusalén, que fue destruido por los romanos.
Como es tradición, Trump depositó un papel con una petición en una de las ranuras de la piedra de este lugar santo para los judíos. Trump ha roto con la política de todos los presidentes estadounidenses que han estado en Jerusalén ninguno había rezado como el se atrevió a hacerlo.