El insólito método cubano de fermentación
En la mayor de las Antillas, a falta de materiales, mayor ingenio. Ese podría ser el lema de Orestes Estévez, un orgulloso empresario autodidacta cubano que ha levantado su propia bodega de vinos utilizando un insólito método de fermentación: tapa sus botellones de zumos tropicales con preservativos.
Aunque parezca una cosa de locos, esto tiene una explicación que revela la destreza de su creador. Es que en Cuba, que a pesar del deshielo aún sufre del bloqueo económico y tecnológico impuesto por EEUU, se hace difícil obtener el equipamiento necesario para una producción masiva de vinos. Pero sí cuenta con un excelente sistema de salud y tratamiento sanitario…
Gracias a la venta subvencionada de preservativos, este producto se hace en la isla extremadamente accesible. Según Estévez, al poner un preservativo en la boca del botellón y abriéndole un pequeño agujero en su punta con una aguja, este le indica cuándo el proceso de fermentación ha acabado.