Cuando la radio ayudó a liberar a soldados secuestrados

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La radio está llena de historias. No solo de las que contamos en nuestros programas sino de aquellas en las que ella misma ha sido la protagonista. Así lo publiqué hace unos meses en un par de artículos llamados “12 hechos curiosos de la radio que usted, probablemente, no conocía” y “Algunas de las emisoras de radio más extrañas”.

Y la que voy a contar acá no solo es curiosa sino que tuvo un fin humanitario en las épocas más duras del conflicto armado en la convulsionada Colombia de hace 10 años.

Estamos hablando de una época en la que la guerrilla de las FARC tenía decenas de secuestrados en las selvas del país, y el Gobierno hacía grandes esfuerzos por rescatarlos sanos y salvos de las indignantes condiciones en las que se encontraban.

Hay que recordar que los soldados secuestrados eran arrastrados por senderos entre la maleza, escapando incluso de los bombardeos de la misma fuerza pública a la que pertenecían

Solo les daban una comida al día. Sufrían de desnutrición, insolación y todo tipo de enfermedades, desde dengue hasta disentería, y sufrían por las ampollas de sus pies o alrededor de las muñecas, producidas por las largas caminatas y por las cadenas que los sujetaban las 24 horas del día.

Sin acceso a internet, televisión, cine ni periódicos, la única forma de estar conectados con el mundo exterior era la radio. En particular, a los secuestrados se les permitía escuchar un programa llamado “Las voces del secuestro”, conducido por Herbin Hoyos y transmitido los domingos por Caracol Radio.

Pero también tenían la oportunidad de escuchar las emisoras del Ejército, que llegan a lo profundo de la selva para hacerles compañía a los soldados en campaña, y que los mismos guerrilleros de las FARC sintonizaban a falta de otra opción.

Hacía solo 2 años que se había producido la Operación Jaque en la que fueron rescatados 15 rehenes, incluida la excandidata presidencial Íngrid Betancourt, los contratistas militares estadounidenses Marc Gonsalves, Thomas Howes y Keith Stansell, empleados de Northrop Grumman, y 11 militares y policías colombianos.

Poco tiempo después, en junio de 2010, en la llamada Operación Camaleón, fueron rescatados otros cuatro secuestrados en poder de la guerrilla: ​el General Luis Mendieta, el Coronel Enrique Murillo y el Coronel William Donato de la Policía Nacional de Colombia, así como el Sargento Arbey Delgado del Ejército.

En 2010, el coronel José Obdulio Espejo era el  director de comunicaciones estratégicas del Ejército Nacional. Aunque ya había logrado crear diferentes líneas de comunicación con los soldados, con la población civil y hasta con los guerrilleros, quería buscar la forma de hablarles a los secuestrados.

Por estar metidos en la mitad de la selva, y sin medios de comunicación diferentes a la radio, no era factible hacerles llegar mensajes impresos ni comerciales de televisión. Ni siquiera volantes arrojados desde aviones, porque se podrían perder en medio de la jungla o ser destruidos por los sediciosos.

Entonces el Coronel se puso al frente de un proyecto de comunicaciones que no solo buscaba mostrar una cara diferente de la institución sino conseguir el apoyo de todo el país.

Junto a agencias de publicidad empezaron a explorar el potencial de la propaganda, atreviéndose a hacer campañas que iban más allá de folletos y cuñas de radio. Crearon radionovelas para los soldados y mensajes en las trochas que recorrían los guerrilleros.

Se sabe que los rebeldes leían esos anuncios porque luego aparecían con disparos o quemados.

En algún momento, los aviones de la Fuerza Aérea arrojaron más de siete millones de chupos de bebé desde sus aviones y helicópteros, que llegaron a las manos de mujeres guerrilleras que deseaban formar una familia o estaban embarazadas y temían que las obligaran a abortar.

Amarrados a los chupetes había unos avisos que decían “Si usted hace parte de las FARC, su hijo no nacerá para gozar de algo tan simple como esto”, lo que condujo a que 68 mujeres escaparan de la guerrilla.

Otra campaña publicitaria muy exitosa fue la de instalar luces de navidad en árboles de la jungla, las cuales se encendían de manera automática cada vez que alguien pasaba cerca de ellos. Amarrados a sus tallos había unos avisos que decían: “Si la Navidad pudo llegar hasta la selva, usted puede llegar hasta su casa. Desmovilícese. En Navidad todo es posible”.

Como resultado de esa campaña, 331 guerrilleros desertaron de las FARC.

También escribieron mensajes que promovían la paz en balones de fútbol y los hacían flotar río abajo hacia los campamentos guerrilleros.

Sin embargo, el Coronel Espejo quería algo más contundente, más cercano, algo que le permitiera llegarles a los secuestrados directamente, por lo que se le ocurrió la idea de enviarles un mensaje de forma oculta.

No solo querían levantarles la moral sino anunciarles que la búsqueda continuaba y que deberían mantener la esperanza de ser rescatados.

Cuando el Coronel Espejo expuso su preocupación a la agencia de publicidad DDB, ésta le presentó una idea ingeniosa.

Como parte de su entrenamiento, a los soldados se les enseña el uso del código Morse, algo que los guerrilleros no conocían, así que se pensó en enviar de alguna manera unos mensajes usando ese lenguaje.

Primero pensaron en grabar unos chistes con lenguaje obsceno. La idea era tapar las palabrotas con los tradicionales ‘pitos’ de censura, solo que esos ‘pitos’ deberían escucharse de tal forma que se convirtieran en mensajes de código Morse.

Esta idea era demasiado complicada, porque tendrían que ser chistes muy largos y decir demasiadas obscenidades para poder crear un mensaje completo. Además, era muy posible que las emisoras no quisieran transmitir ese tipo de humor por sus frecuencias, especialmente las del mismo ejército.

Al desechar esa idea se les ocurrió inventar un producto ficticio, anunciarlo mediante un jingle y que se escondiera allí un mensaje en código Morse mediante la percusión. Pero esta idea también fue descartada, porque un jingle solo dura 30 segundos, y el mensaje no cabía en tan poco tiempo.

Finalmente, y luego de varias reuniones, surgió otra idea. Crear una canción de Pop que tuviera un mensaje en código Morse y que sería transmitida por la radio.

La idea del Coronel era comunicar a los soldados capturados que pronto llegaría la gran ayuda para su liberación y que tenían que estar preparados para escapar. Para ello se acercaron al productor musical colombiano Carlos Portela.

En una entrevista con The Verge, Portela contó que le llamó la atención el pedido, pero que le parecía una locura.

Se mostraron con mucha seriedad y destacaron que se trataba de un trabajo secreto. Nunca habíamos trabajado con este tipo de mensajes. Ellos necesitaban saber si se podía esconder dentro de una canción y que nadie lo pueda descubrir salvo que conocieran el código Morse”.

Una decisión importante era que tenía que ser una canción pop. Nada de salsa o bachata. Tenía que ser “suficientemente atractiva desde el punto de vista comercial para que la quisieran escuchar”, le dijo Luis Fernando Castilla a Rodrigo Rodríguez de la revista Rolling Stone.

Además, el mensaje general de la canción era un mensaje de esperanza. Si yo como secuestrado lo escucho, me llega; si una persona normal lo escucha, le llega”.

El equipo comenzó a experimentar con el código Morse usando diversos instrumentos de percusión y un teclado. Se enteraron de que los operadores expertos en ese lenguaje a menudo pueden leer las señales, puntos y rayas, a una velocidad de 40 palabras por minuto.

Pero esto les produjo algunos interrogantes. Su principal temor era que al usar una serie de tonos repetitivos pudiera hacer que la canción sonara como un tema de música electrónica.

Portela descubrió que podía incorporar aproximadamente 20 palabras en código Morse en el estribillo de una canción. También descargó un software que convertía cualquier tipo de mensaje que escribiera a código Morse, y luego ese código sonoro lo pasaban a un archivo .midi que permitiera asignarle un sonido específico.

De esta forma, junto a Amaury Hernández, compuso una canción llamada “Better Days«. En ella tenían que esconder la frase “19 liberados, siguen ustedes. Ánimo”, pero en código Morse.

Portela hizo la letra y Hernández la música, creando una balada pop que sugiere lo que podría ser la vida de un rehén: “En el medio de la noche / Pensando en lo que más quiero / siento la necesidad de cantar… Sobre cuánto los extraño”.

Luego, la letra dice: “Escucha este mensaje, hermano”, justo antes de que empieza a escucharse el mensaje codificado. En código Morse, este sería el mensaje:

—- —-. / .-.. .. -… . .-. .- -.. — … / … .. –. ..- . -. / ..- … – . -.. . … / .- -. .. — — .-.-.

Si lo desea, usted puede usar un descifrador de este lenguaje para ver su significado. Puede usar este: https://www.traductormorse.com/#ascii

El código se oye como un breve intermedio de sintetizador justo después de la frase “Escucha este mensaje, hermano. Usted lo puede escuchar claramente a partir del minuto 1:31 del video de la canción:

Para las voces, Portela y Hernández llamaron a Angelo, un cantante que había participado en el concurso “Factor X”, y a Natalia Gutiérrez, una cantante de música urbana, que ayudó en los coros para darle un toque de ternura. Ninguno de los dos cobró por hacer las voces.

Tan pronto quedó aprobada por la comandancia del ejército, la canción fue programada en la radio, pero no en el programa «Las voces del secuestro» ni en emisoras de música Pop sino en las estaciones que el ejército tiene en diferentes lugares del país.

El coronel envió a las emisoras un CD con el tema y un memorando en el que les pedía que transmitieran esa canción “de motivación y esperanza” a ciertas horas del día (principalmente en la mañana, para hacer más probable que los secuestrados la escucharan).

En ninguna parte mencionó el mensaje escondido dentro de la canción. La idea era mantener en secreto lo del código Morse. Entre menos gente supiera al respecto, mejor.

El coronel Espejo recordó: “Los rehenes estaban escuchando nuestras propias estaciones, lo que aseguró que la canción se pasara. El mensaje de código decía: ‘ustedes siguen’ porque los rehenes pensaban que si huían, morirían en la selva. Les hicimos saber que nuestras tropas estaban cerca.

En ese momento, misiones de comandos estaban en marcha: se estaban desplegando tropas de incógnito en zonas controladas por las FARC.

El mayor general Mendieta, rescatado en la Operación Camaleón, ayudó en esta campaña apareciendo en la televisión en vivo y apelando directamente a los guerrilleros, diciendo: “Este mensaje es para los miembros de las FARC. Para los que están siendo mantenidos en cautiverio sin radio, por favor, provéanles una radio…

Aunque podría parecer que esto los haría sospechar, a los colombianos les sonaba como un pedido para que los rehenes pudieran escuchar las voces de sus familias, que llamaban a los programas de radio.

La canción fue transmitida por más de 100 emisoras a nivel nacional, y se estima que fue escuchada por al menos 3 millones de personas, incluyendo a los combatientes de ambos bandos y, por supuesto, a los soldados secuestrados.

Aunque la mayoría de los colombianos en las grandes ciudades ni siquiera conocían la canción, esta se hizo popular en las zonas rurales controladas por las FARC. Para diciembre de 2010, “Mejores Días” se propagó a través de la selva.

Guerrilleros de las FARC con sus radios.

Y el plan funcionó. Se cree que quienes descifraban el mensaje lo compartían con los otros rehenes sin que los guerrilleros se dieran cuenta.

La operación dejó de ser secreta en 2011, luego del rescate de más secuestrados. La campaña fue tan innovadora,  arriesgada y exitosa que no solo permitió el regreso a casa de muchos soldados sino que le permitió a la agencia DDB Colombia ganar el galardón del León de Cannes, que se entrega en Francia todos los años a lo mejor de la publicidad.

De esta forma, la radio se convirtió en el vehículo ideal para llevar ese mensaje de esperanza y alivio a tantos soldados que vivieron esa lamentable situación, y ayudó a la liberación de algunos de ellos.

Conclusión

La radio es un medio que acompaña a toda hora, donde sea, incluso en los rincones más recónditos. La radio informa, entretiene, educa. Pero la radio también se conecta con la comunidad, y se convierte en una gran aliada de la defensa de las instituciones.

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